El mundo g¨®tico y metaf¨ªsico de Suso de Toro gana el Nacional de Narrativa
'Trece campanadas' se impone a las ¨²ltimas novelas de Vila-Matas, Mar¨ªas y Landero
Una novela originalmente escrita en gallego, con una atm¨®sfera de terror g¨®tico y un cierto trasfondo metaf¨ªsico, logr¨® ayer el Premio Nacional de Narrativa, que otorga el Ministerio de Cultura. Trece campanadas lleva la firma de Suso de Toro (Santiago de Compostela, 1956), considerado el principal renovador de la literatura gallega en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas junto a su compa?ero de generaci¨®n Manuel Rivas. De Toro, narrador prol¨ªfico y vers¨¢til -"dif¨ªcil de resumir", afirma ¨¦l-, capaz de pasar del experimentalismo a la novela juvenil o de lo policiaco a la ciencia-ficci¨®n, se impuso por un solo voto a Enrique Vila-Matas, que optaba al premio con su obra El mal de Montano.
"?No me jodas!", le espet¨® Suso de Toro al secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, cuando una llamada de ¨¦ste le interrumpi¨® la audici¨®n de un disco de hip hop para comunicarle la gran noticia. A partir de ese momento, el m¨®vil no par¨® de sonar. "Es la ilusi¨®n de mi vida", repet¨ªa. "Yo escribo en gallego, y eso me limita para optar a ciertos premios. Esto era lo m¨¢ximo que pod¨ªa conseguir. Por encima de esto, s¨®lo el Nobel, y ¨¦se no me lo van a dar nunca".
Adem¨¢s de la novela de Vila-Matas, tambi¨¦n eran finalistas Javier Mar¨ªas con Tu rostro ma?ana, y Luis Landero con El guitarrista. Por segundo a?o consecutivo, despu¨¦s del triunfo en 2002 del vasco Unai Elorriaga, el galard¨®n recay¨® en una obra que originalmente no fue escrita en castellano. El premio, dotado con 15.025 euros, lo otorg¨® un jurado que presid¨ªa el director general del Libro, Fernando de Lanzas, y que formaban Juan Luis Cebri¨¢n, Xos¨¦ Luis Axeitos, Jon Kort¨¢zar, Alexandre Broch i Huesca, Ram¨®n Hern¨¢ndez, ?ngel Basanta, Alberto S¨¢nchez ?lvarez, Dar¨ªo Villalba, Ernesto P¨¦rez Z¨²?iga, Fernando Alonso Barahona y el anterior vencedor. Trece campanadas (Seix Barral y C¨ªrculo de Lectores, en castellano, y Xerais, en gallego), de la que existe una adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica dirigida por Xavier Villaverde y protagonizada por Luis Tosar y Juan Diego Botto, es una historia ambientada en Santiago de Compostela, repleta de fantasmas, misterios y leyendas. Un relato en el que De Toro quiso conjugar su gusto por la literatura de g¨¦nero, la de terror y suspense en este caso, con una incursi¨®n en la "novela de ideas", un territorio que, seg¨²n confiesa, hasta ahora le "espantaba". "La novela tiene una doble lectura. La m¨¢s superficial es la de una historia con acci¨®n y suspense, de ¨¦sas que a m¨ª mismo me enganchan como lector. Pero existe una lectura m¨¢s profunda que es una reflexi¨®n sobre la cultura occidental, la religi¨®n, la muerte... De alguna manera, retomo el mito de Fausto, el ser humano que se niega a aceptar sus l¨ªmites y se rebela contra Dios".
En sus 20 a?os como escritor, ha publicado 21 libros, entre los que hay novelas, ensayos, cr¨®nica y teatro. "Soy como un turmix", se sonr¨ªe. Tambi¨¦n ha hecho guiones para televisi¨®n, letras de canciones y hasta tiene en proyecto escribir un libreto de ¨®pera. Ha transitado por la novela negra, por la fantas¨ªa cient¨ªfica o por el experimentalismo de ra¨ªz joyceana, como en su obra Tic
Tac, de 1993, cuyas secuelas fueron una crisis de creatividad ("pens¨¦ que ya no ten¨ªa nada que contar", confiesa). Era la segunda vez que le ocurr¨ªa, porque a los 17 a?os tambi¨¦n dej¨® de escribir para dedicarse a la pol¨ªtica -milit¨® en partidos y sindicatos de la izquierda nacionalista- y no comenz¨® su carrera literaria hasta una d¨¦cada despu¨¦s.
Aquel chico que quer¨ªa escribir como Samuel Beckett a la vez que se vest¨ªa con una bata de boatin¨¦ rosa para actuar con su grupo Suso e os Multiusos, ejerci¨® de provocador, publicando manifiestos titulados Galicia, esa mierda o reclamando la profanaci¨®n del Pante¨®n de Gallegos Ilustres. Eran los tiempos en que se defin¨ªa como "un escritor anglosaj¨®n". "Quer¨ªa romper con la idea de que cada literatura impone la obligaci¨®n de atenerse a unos rasgos propios. Renegaba de esa imagen id¨ªlica que transmit¨ªa buena parte de la literatura gallega. Yo presentaba un mundo terrible, violento, donde lo rural y lo urbano estaban totalmente mezclados y contaminados".
Poco a poco fue ampliando su objetivo, se convirti¨® en uno de los escritores gallegos m¨¢s le¨ªdos y sus obras empezaron a verterse al castellano. "Y ahora me veo a veces como un gallego tipo, que oscila entre el drama y el humor, que llena sus historias de fantasmas y almas en pena".
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