La mejor democracia que se puede comprar
LA ORGANIZACI?N no gubernamental Transparencia Internacional (TI) acaba de hacer p¨²blico su informe anual sobre el grado de corrupci¨®n en el mundo. Desde el a?o 1993, TI -a trav¨¦s de encuestas a juristas, hombres de negocios, antiguos funcionarios internacionales, etc¨¦tera (no pol¨ªticos, directamente)- elabora el ?ndice de Percepci¨®n de la Corrupci¨®n. En el de este ejercicio se mantienen las tendencias: los pa¨ªses menos corruptos est¨¢n encabezados por los n¨®rdicos de Europa, y los m¨¢s corruptos forman parte, casi todos, del mundo del subdesarrollo. Dos notas resaltables son que Espa?a retrocede dos puestos y que EE UU aparece peor valorado que antes. S¨®lo una cuarta parte de los 133 pa¨ªses analizados consigue un aprobado.
En el ?ndice de Percepci¨®n de la Corrupci¨®n, que todos los a?os elabora la organizaci¨®n no gubernamental Transparencia Internacional, s¨®lo una cuarta parte de los pa¨ªses analizados pasa la prueba de los sobornos
La corrupci¨®n es uno de los mayores males de nuestro sistema pol¨ªtico democr¨¢tico. Los estudiosos Claeys y Frognier la definen como "una transacci¨®n clandestina entre dos mercados, el mercado pol¨ªtico y/o administrativo y el mercado econ¨®mico y social". Las consecuencias de la corrupci¨®n en la contrataci¨®n p¨²blica son, seg¨²n el Consejo de Europa, "la escalada de los precios de los proyectos; una calidad de prestaci¨®n de los servicios inferior a la debida, y la programaci¨®n y ejecuci¨®n de proyectos antiecon¨®micos e in¨²tiles". Sus instrumentos se encuentran en el terreno de los acuerdos contra la competencia, los abusos de posici¨®n dominante, los delitos de iniciados, la contabilidad creativa, la evasi¨®n fiscal, la malversaci¨®n de capitales, etc¨¦tera.
Coincidiendo con el informe de TI aparec¨ªa una noticia puntual que tend¨ªa a corroborar la existencia de esta enfermedad del sistema, que tiende a la opacidad: a ra¨ªz de tres casos de sobornos por parte de determinadas compa?¨ªas petroleras (la noruega Statoil, para obtener un contrato en Ir¨¢n; otro de un ex empleado de ExxonMobil por una conducta similar en Kazajst¨¢n; y una investigaci¨®n abierta a ChevronTexaco), los organismos internacionales demandan que las petroleras hagan p¨²blicas las comisiones que pagan, adem¨¢s de otros desembolsos, como derechos de explotaci¨®n e impuestos.
Pero hay otra coincidencia m¨¢s gen¨¦rica y m¨¢s oportuna: la publicaci¨®n en nuestro pa¨ªs del libro La mejor democracia que se puede comprar con dinero (editorial Cr¨ªtica), en el que el periodista Greg Palast -que escribe en medios como The New York Times, The Washington Post, The Guardian o la brit¨¢nica BBC- describe ejemplos espeluznantes de la corrupci¨®n que imbrica al mundo pol¨ªtico y al mundo de los negocios, y que afecta, en este caso, a EE UU. El libro no se puede leer sin capacidad de asombro o de esc¨¢ndalo. Desde la investigaci¨®n sobre c¨®mo Jebb Bush, gobernador de Florida y hermano del presidente Bush (el que vino a Espa?a y dijo que tendr¨ªamos grandes beneficios econ¨®micos por la participaci¨®n espa?ola en la ocupaci¨®n de Irak; el que confundi¨® Espa?a con una rep¨²blica cuyo jefe de Estado era Aznar), elimin¨® del censo electoral a m¨¢s de 57.000 ciudadanos negros cinco meses antes de las elecciones presidenciales (lo que explica, en parte, el resultado que todos conocemos) a la denuncia del caso del chapapote en Alaska del Exxon Valdez. El vertido de petr¨®leo no habr¨ªa sido un accidente: antes de que el petrolero encallara, Exxon desconect¨® el radar del buque para ahorrar dinero y una filial de British Petroleum falsific¨® los informes del equipo de seguridad.
Con todo, los cap¨ªtulos m¨¢s actuales son los referidos a la desregulaci¨®n el¨¦ctrica, causante de los apagones de California, que describe como un "brillante m¨¦todo gracias al cual los beneficios se privatizan y las p¨¦rdidas se socializan"; y esa relaci¨®n casi pornogr¨¢fica de los intereses empresariales y de la Administraci¨®n de Bush. Los datos que aporta Palast corroboran los que aparecen, en un estilo mucho m¨¢s desenfadado, en el libro Est¨²pidos hombres blancos, del cineasta Michael Moore, y provocan una gran prevenci¨®n sobre los intereses que se est¨¢n moviendo, por ejemplo, en la reconstrucci¨®n de Irak.
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