Aqu¨ª no hay ning¨²n Schwarzenegger
Los aspirantes dem¨®cratas a la presidencia multiplican sus intervenciones para conseguir ser reconocidos por el p¨²blico estadounidense
El pasado 1 de septiembre, en el arranque de la temporada pol¨ªtica, el Partido Dem¨®crata supo que todos sus candidatos a las elecciones presidenciales del 2 de noviembre de 2004 eran unos perfectos desconocidos. No es una situaci¨®n an¨®mala: ocurr¨ªa igual en oto?o de 1991 y Clinton gan¨® las elecciones un a?o despu¨¦s. Por otro lado, ni los pol¨ªticos ni los medios de comunicaci¨®n se hab¨ªan atrevido a plantar cara a la Casa Blanca hasta la primera quincena de septiembre. A partir de ah¨ª, la popularidad de George W. Bush empez¨® a erosionarse debido a la perversa combinaci¨®n entre el caos de Irak y las incertidumbres de la econom¨ªa.
En todo caso, para los cerebros dem¨®cratas el problema era sencillo: dos de cada tres estadounidenses eran incapaces de mencionar un solo nombre de cualquier posible adversario de Bush, y no por falta de voluntarios (nueve en aquel momento, diez despu¨¦s, nueve ahora otra vez), sino por desinter¨¦s. A¨²n peor: no s¨®lo dos tercios de los ciudadanos viv¨ªan estupendamente sin un candidato, sino que dos tercios de los propios votantes dem¨®cratas compart¨ªan este feliz limbo.
El senador John Kerry se hab¨ªa paseado con su Harley-Davidson por Wisconsin; el senador Bob Graham se gast¨® un dineral para poner su nombre en el coche de Jon Wood, uno de los mejores pilotos de coches de f¨®rmula Indy; el m¨¦dico Howard Dean, rodeado de amigos disfrazados de doctores, regalaba detrusores -palitos para inspecciones bucales- con su direcci¨®n de correo electr¨®nico: todo era in¨²til para los muchos y desconocidos aspirantes.
El malvado humorista Jay Leno se permiti¨® este chiste: "Casi el 70% no recuerda ni siquiera uno de los nombres de los candidatos dem¨®cratas; ?el otro 30% est¨¢ formado por todos los que quieren ser candidatos dem¨®cratas!". Soluci¨®n de emergencia: organizar a marchas forzadas un programa de bolos de los candidatos para que fueran d¨¢ndose a conocer. El Comit¨¦ Nacional Dem¨®crata prepar¨® seis debates de pretemporada, a los que hay que a?adir los de las universidades y otros centros.
El ¨²ltimo debate se celebr¨® el jueves en Arizona y los candidatos se calzaron ya los guantes en serio: despu¨¦s de haber dedicado los dos primeros a intercambiar cortes¨ªas y a meterse con Bush, los nueve enanitos -un eco de 1991, cuando eran siete- se atizaron los primeros mamporros. A partir de ahora, nadie se puede descuidar, y las pr¨®ximas citas prometen m¨¢s animaci¨®n. ?Ha dado resultado el esfuerzo? Todav¨ªa no se ha publicado ning¨²n sondeo que contraste con el de hace mes y medio, pero los ciudadanos son ahora m¨¢s receptivos sobre los apuros en Irak, el gasto de la posguerra y las tensiones internas en el equipo de Bush. En todo caso, est¨¢ por ver la capacidad de convocatoria de los nueve: hasta ahora, s¨®lo Howard Dean moviliza a las bases, pero algunos creen que lo suyo fue una fiebre de verano.
Ahora mismo, Dean y el ex general Wesley Clark mandan en las encuestas. Seg¨²n la ¨²ltima, a cargo de Gallup para la CNN y USA Today, las preferencias se las lleva el militar de Arkansas, con un 21%, seguido del m¨¦dico de Vermont con un 16%. Lieberman y Kerry acechan con el 13%. Pero en el sondeo de New Hampshire, la primaria m¨¢s importante al principio de la carrera, Dean tiene un 29% y Clark s¨®lo consigue el 5%.
Los bolos seguir¨¢n hasta Navidad y despu¨¦s, las primarias. Hacia el 2 de marzo deber¨ªa haber un candidato perfilado. Habr¨¢ bajas, porque queda mucho tiempo -y mucho dinero- por delante, y los pol¨ªticos no suelen contar con una de las grandes ventajas que Arnold Schwarzenegger tuvo en California, la popularidad; deben gan¨¢rsela ante las c¨¢maras, demostrando que conocen los temas, que pueden improvisar, que tienen car¨¢cter y, encima, que cuentan con dotes para comunicar todo esto.
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