El chivo expiatorio de las 35 horas
Culpan a la reducci¨®n de la jornada laboral del incumplimiento franc¨¦s del Pacto de Estabilidad
La implantaci¨®n de la jornada laboral de 35 horas permiti¨® crear 300.000 empleos en Francia entre 1997 y 2001. Para valorar si esto es mucho o poco, hay que fiarlo a las fuentes: represent¨® exactamente el 18% del total del empleo creado en ese periodo, seg¨²n el Instituto Franc¨¦s de Estad¨ªstica. M¨¢s dif¨ªcil resulta precisar cu¨¢l ha sido el coste econ¨®mico de la medida: "No lo sabemos", contesta Michel Devilliers, jefe de coyuntura de dicha instituci¨®n.
Frente a la prudencia de los t¨¦cnicos, una parte del Gobierno de Par¨ªs parece tenerlo mucho m¨¢s claro. Este sector ha culpado directamente a las 35 horas de que Francia haya incumplido el Pacto de Estabilidad europeo y se encuentre amenazada de sanci¨®n por parte de la Comisi¨®n Europea a causa del exceso de d¨¦ficit p¨²blico.
Seg¨²n el ministro franc¨¦s del Presupuesto, Alain Lambert, la jornada laboral en vigor cuesta unos 15.000 millones de euros al a?o, lo cual equivale aproximadamente a un punto del producto interior bruto (PIB). Si este c¨¢lculo fuera correcto, la abolici¨®n de la medida permitir¨ªa a Francia, efectivamente, formar parte de los buenos alumnos de la clase europea; es decir, de los que mantienen el d¨¦ficit p¨²blico como m¨¢ximo en el 3% del PIB. Hay que recordar que el Gobierno de Par¨ªs estima que su pa¨ªs terminar¨¢ el ejercicio con un d¨¦ficit del 4%.
Costes discutibles
No se conocen los detalles del proceso de reflexi¨®n que han llevado al ministro a esa conclusi¨®n, pero en su entorno se alude a la estimaci¨®n del coste que supone para el Estado el descuento de cargas sociales y dem¨¢s compensaciones que se hacen a los empresarios como contraprestaci¨®n por aplicar las 35 horas en los centros de trabajo.
Nadie duda del car¨¢cter "nefasto" de las 35 horas en el seno de la derecha francesa, pero nadie est¨¢ muy seguro del coste. Frente a los 15.000 millones de euros apuntados por el ministro del Presupuesto, otro de sus colegas habl¨® hasta de 35.000 millones por a?o.
Diputados de izquierda prefieren destacar la creaci¨®n de nuevos empleos atribuida a esa medida y los 4.000 millones de euros aportados por ¨¦stos en forma de cotizaciones a la Seguridad Social.
La pol¨¦mica pol¨ªtica sobre las 35 horas se plantea en Francia por segunda vez en menos de un a?o. Despu¨¦s de ganar las elecciones presidenciales y legislativas de 2002, la nueva mayor¨ªa de derechas promovi¨® una ley que permiti¨® "flexibilizar" la aplicaci¨®n de las 35 horas, aplazando la incorporaci¨®n de las peque?as empresas a este sistema y autorizando a todos un bloque anual de 180 horas extraordinarias, sin tocar las 35 horas como jornada b¨¢sica. Fue pr¨¢cticamente la primera decisi¨®n del nuevo ministro de Asuntos Sociales, Fran?ois Fillon, ahora un tanto desbordado por los ministros econ¨®micos, que han tomado la iniciativa en el segundo intento de revisar la jornada laboral.
Seg¨²n informaciones de los sindicatos, no desmentidas por el Ejecutivo, pr¨¢cticamente no hay demandas de las empresas para alargar otra vez la jornada de trabajo. Las que cuentan con m¨¢s de 200 trabajadores han realizado un costoso esfuerzo de adaptaci¨®n y el 90% de ellas ha organizado los ritmos de trabajo de acuerdo con la norma de las 35 horas. En las medianas y peque?as, el porcentaje de entidades que aplican esa jornada es menor, y la ley de Fillon les vino bien para no seguir entrando en la rueda de las 35 horas. El Gobierno esperaba con ello que los sectores m¨¢s din¨¢micos de la actividad econ¨®mica alargaran la jornada, pero las empresas no lo han necesitado, en el contexto de crisis econ¨®mica que vive el pa¨ªs.
Por ejemplo, el grupo Peugeot-Citro?n pas¨® al r¨¦gimen de 35 horas en 1999 y no lo ha cambiado. Su direcci¨®n asegura que las 35 horas no les ha tra¨ªdo nada bueno, porque la transformaci¨®n se hizo sin rebajar los salarios, lo cual ha implicado un aumento del coste del trabajo, aunque compensado en parte por una organizaci¨®n laboral distinta. Su presidente, Jean-Martin Folz, ya anunci¨® a finales de 2002 que el grupo no iba a cambiar su modo de funcionamiento en funci¨®n de las nuevas posibilidades de aplicaci¨®n "flexible".
Los datos del Instituto de Estad¨ªstica confirman que la reducci¨®n del tiempo de trabajo ha obligado a reorganizaciones importantes en el seno de las empresas.
Los sindicatos y la izquierda alegan estos argumentos para defender el mantenimiento de las 35 horas. Cuentan tambi¨¦n con el impacto psicol¨®gico negativo que supone el aumento del paro: como consecuencia de una cascada de despidos colectivos, cierres de empresas y de la falta de contrataciones, la tasa de paro alcanzar¨¢ el 9,9% a finales de a?o, siempre seg¨²n el Instituto de Estad¨ªstica. El dato supone un punto m¨¢s de desempleo que en la etapa final del Gobierno de Lionel Jospin, que introdujo la pol¨¦mica ley de las 35 horas.
Por supuesto, no han terminado las discusiones acerca de si el empleo creado en tiempos de la izquierda lo fue por la reducci¨®n de jornada -con la consiguiente necesidad de realizar nuevas contrataciones- o por efecto natural de una buena coyuntura econ¨®mica.
El socialismo cierra filas
En todo caso, el Partido Socialista ha decidido cerrar filas en defensa de las 35 horas. Su primer secretario, Fran?ois Hollande, presenta esa duraci¨®n de la jornada laboral como una conquista social irrenunciable. Y la ex ministra de Asuntos Sociales, Martine Aubry, que lleva una discreta vida pol¨ªtica como alcaldesa de Lille, ha salido de ese plano oscuro para defender personalmente la medida. La izquierda puede sentirse "orgullosa de esta reforma", asegura Aubry a los esp¨ªritus dubitativos que se albergan en sus propias filas.
La "dama de las 35 horas" asegura que "los franceses hablan hoy de sus reducciones del tiempo de trabajo (RTT) como hablaban ayer de las vacaciones pagadas", es decir, como un hecho integrado en las vidas cotidianas y sin marcha atr¨¢s.
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