Mejor para los ejecutivos que para los obreros
Un efecto de la ley s¨ª parece seguro: con las 35 horas, los ejecutivos y cuadros medios de las empresas se han acostumbrado a largos fines de semana. "El puente de la Isla de R¨¦ (en la costa atl¨¢ntica) est¨¢ m¨¢s cargado en un viernes de octubre que en el fin de semana del 15 de agosto", informa un diputado de la zona. Los trenes de alta velocidad van hasta los topes cada viernes en la l¨ªnea que comunica Par¨ªs con los Alpes y el Mediterr¨¢neo. M¨¢s dudoso es que las 35 horas hayan aprovechado a los bajos salarios, que obtienen tiempo libre, pero no disponen de ingresos bastantes para invertirlos en ocio: algunas encuestas se?alan que dos de cada tres trabajadores prefieren ganar m¨¢s dinero que trabajar un poco menos.
Despu¨¦s de diez d¨ªas de pol¨¦micas apasionadas, el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, ha anunciado que no habr¨¢ otra ley para abolir la de las 35 horas; por lo menos, no antes de que se produzca "di¨¢logo, negociaci¨®n", y no como hizo la izquierda, que "impuso la ley de las 35 horas autoritariamente".
Fran?ois Fillon, actual ministro de Asuntos Sociales, apuesta por la f¨®rmula m¨¢s conciliadora de impulsar a las partes sociales a flexibilizar la aplicaci¨®n de la jornada, por sectores de actividad e incluso por empresas.
Una actitud no exenta de apoyo entre algunos socialistas: el ex primer ministro Michel Rocard pone el ejemplo de "los millares de oficios que comprende la actividad de una empresa como el Grupo Renault" para argumentar por qu¨¦ no le parece bien que se dictara la medida de "35 horas para todos", por m¨¢s que la reducci¨®n del tiempo de trabajo le haya parecido, globalmente, un acierto.
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