El argentino genial
Juan Manuel Fangio lleg¨® a Europa ya con 37 a?os, revolucion¨® la forma de conducir y logr¨® cinco campeonatos del mundo en el decenio de los 50
Eran b¨®lidos, sin duda. Rodaban a m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora sobre unos circuitos, la mayor¨ªa urbanos, que no ofrec¨ªan m¨¢s seguridad que algunos fajos de paja en las curvas m¨¢s arriesgadas. Tampoco aquellos coches garantizaban nada. Mec¨¢nicamente, eran lo m¨¢s evolucionado que se pod¨ªa ofrecer. Pero ni exist¨ªan los alerones, ni se hab¨ªa avanzado con los neum¨¢ticos, ni se conoc¨ªa el efecto aspiraci¨®n, ni se hab¨ªan previsto escapatorias... Sin embargo, en aquellas condiciones ¨ªnfimas, naci¨® en 1950 la f¨®rmula 1 y surgi¨® un piloto que marc¨® de forma irremisible su historia: Juan Manuel Fangio (Balcarce, Argentina; 24 de junio de 1911-1995).
Ten¨ªa 13 a?os Fangio cuando abandon¨® la escuela para convertirse en mec¨¢nico. Llevaba la gasolina en la sangre y no se rindi¨®, pese a las m¨²ltiples dificultades econ¨®micas y personales, hasta que vio cumplido su sue?o de ser piloto. Su primer coche serio lo construy¨® con la ayuda de su hermano y tomando como base un ch¨¢sis de Ford de 1934 y un motor tambi¨¦n de Ford de 85 caballos. Fue su plataforma de lanzamiento. Se hizo un nombre en su pa¨ªs. Pero no se conform¨®: necesitaba saltar a Europa. Pero eran a?os dif¨ªciles. Su proyecto se vio frenado por la II Guerra Mundial.
Tras cinco a?os sin correr, Fangio cruz¨® el charco en 1948 y debut¨® en Europa en la carrera M¨¢quinas Especiales, antecedente de la F-1, con un maserati 1.500 en Palermo. Abandon¨®. Pero consigui¨® que todos se preguntara de d¨®nde hab¨ªa salido aquel se?or de 37 a?os que conduc¨ªa con una fuerza y una intensidad desconocida. La respuesta ten¨ªa un secreto: s¨®lo pudo competir en Europa gracias al apoyo econ¨®mico de un tal Juan Per¨®n, uno de los personajes claves de la historia argentina.
En mayo de 1950 varias marcas se hab¨ªan puesto de acuerdo para iniciar una gran aventura que se convirti¨® en el primer Campeonato del Mundo de F-1. Y Fangio estaba all¨ª con un alfa romeo dispuesto a ganar en Silverstone. Sin embargo, el primero de sus cinco t¨ªtulos no lleg¨® hasta un a?o despu¨¦s, tras imponerse en Pedralbes, en Barcelona. Sterling Moss, un brit¨¢nico que comparti¨® equipo con Fangio en Mercedes, defini¨® su especial forma de pilotar: "Corr¨ªamos en Bari (Italia) en 1950. En los entrenamientos, me situ¨¦ detr¨¢s de los fardos de paja, a la salida de una curva, y observ¨¦ c¨®mo entraban Fangio y Alberto Ascari. Los dos eran extraordinarios. Ascari sal¨ªa derrapando y pasaba a pocos cent¨ªmetros de los fardos. Vuelta tras vuelta, siempre a la misma distancia. Pero Fangio sali¨® casi roz¨¢ndolos, de modo que temblaban las ca?as. Igual en cada vuelta. Era tan constante como Ascari y aprovechaba esa m¨ªnima fracci¨®n m¨¢s de pista para ir m¨¢s r¨¢pido. Son esas fracciones las que marcan la diferencia entre un gran campe¨®n y un genio absoluto".
Fangio sufri¨® un accidente en Monza en el que se rompi¨® varias v¨¦rtebras c¨¦rvicales y estuvo casi dos temporadas sin correr. Pero luego volvi¨® y convirti¨® los mercedes en los flechas de plata. Con ellos gan¨® dos t¨ªtulos mundiales hasta que la marca alemana abadon¨® la competici¨®n tras el tr¨¢gico accidente en Las 24 Horas de Le Mans que cost¨® 83 vidas. Luego, devolvi¨® la ilusi¨®n a Ferrari cuando acababa de perder a Ascari, tambi¨¦n en un accidente, logrando seis poles en siete carreras y ganando tres. Logr¨® su cuarto t¨ªtulo. Y el ¨²ltimo lo consigui¨® con Maserati en 1957 tras imponerse en el GP de Alemania, en Nurburgring, de forma espectacular.
"Los virajes de la bajada los hac¨ªa en quinta velocidad, levantando un poco el pie del acelerador", explicaba Fangio; "pero en aquella carrera no levant¨¦ el pie para nada. Me qued¨¦ tan lejos como pude del interior y dej¨¦ que el coche despegara del suelo. Sal¨ª volando y aterric¨¦ al otro lado de la pista, a la derecha, junto a la valla. Sab¨ªa que hab¨ªa ahorrado segundos. Como hab¨ªa perdido mucho tiempo en mi parada en boxes (cambio de neum¨¢ticos y combustible), Ferrari hab¨ªa indicado a sus pilotos que aflojaran la marcha. As¨ª que me iba acercando. Les gan¨¦. Nunca hab¨ªa corrido as¨ª y nunca volv¨ª a hacerlo".
Fue su ¨²ltima victoria. Disput¨® algunas pruebas m¨¢s en 1958, pero se retir¨® de forma abrupta: "Se acab¨®". Y regres¨® a su Argentina convertido en un personaje m¨ªtico y reconocido por todos como el mejor. Hasta ahora. Hasta que Michael Schumacher ha batido su r¨¦cord. Pero su leyenda sigue.
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