Precios en observaci¨®n
No es un secreto hoy que el desbordamiento de la inflaci¨®n espa?ola -un punto por encima de la media europea- se debe a la escalada continua de los precios de los alimentos frescos y de los servicios que no se pueden importar como bares, restaurantes, hoteles y peluquer¨ªas. En el caso de los alimentos frescos, basta con comparar la evoluci¨®n de los precios pagados a los agricultores, con frecuencia a la baja, con los precios finales que paga el consumidor para comprender que algo funciona muy mal en los mercados de frutas, verduras o carnes. Las denuncias p¨²blicas y las protestas editoriales contribuyeron a que el Gobierno creara un Observatorio de Precios de los Alimentos para vigilar la evoluci¨®n de aquellos con subidas m¨¢s escandalosas. Pero, a pesar de las buenas intenciones y de las advertencias lanzadas en alguna de sus reuniones -en junio de 2002 se alert¨®, por ejemplo, de inexplicables subidas de los m¨¢rgenes comerciales de la patata, nada menos que el 282%-, el resultado pr¨¢ctico de la iniciativa ha sido nulo, al menos hasta ahora. Observar los precios no impide que suban.
Hoy, una vez comprobado que algunas hortalizas pueden trepar hasta precios estratosf¨¦ricos -las jud¨ªas verdes o los tomates han subido en torno al 50% en los ¨²ltimos 12 meses-, el Gobierno ha decidido que es el momento de rasgarse las vestiduras y pedir al Servicio de Defensa de la Competencia que inicie un proceso reservado de investigaci¨®n sobre las causas de tan extra?os fen¨®menos. Algo tiene que ver en la estampida de los precios la sequ¨ªa de los ¨²ltimos meses, pero, como no es posible pretextar sequ¨ªa en otras temporadas h¨²medas, cuando los precios sub¨ªan a ritmos tan vertiginosos como el actual, cabe la sospecha razonable de que los canales de distribuci¨®n de frutas, verduras u hortalizas no funcionan con la transparencia debida y est¨¢n controlados por unos pocos mayoristas que manipulan la oferta y los precios.
Bienvenida sea la investigaci¨®n de Defensa de la Competencia; sobre todo si alcanza a desvelar qui¨¦n y c¨®mo encarece los productos. La iniciativa rompe con la polvorienta concepci¨®n que tiene el Gobierno de la libertad y transparencia de los mercados, seg¨²n la cual basta con que el sector p¨²blico no intervenga para garantizarlas. Por el contrario, los mercados son libres y transparentes cuando tienen ¨¢rbitros con poder que act¨²an para evitar el beneficio de especuladores, intermediarios y monopolistas. S¨®lo falta que este Gobierno rompa tambi¨¦n con su inveterada costumbre de anunciar grandes medidas cuando considera que halagan a la opini¨®n p¨²blica y olvidarse pronto de cumplirlas o ejecutarlas cuando los problemas que las suscitaron abandonan las primeras p¨¢ginas.
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