La sanidad p¨²blica, en reanimaci¨®n
Pacientes y trabajadores se quejan por la saturaci¨®n de las urgencias y las largas listas de espera
Gratuita y universal, pero inc¨®moda y lenta a la hora de atender las necesidades m¨¦dicas no urgentes de los ciudadanos. As¨ª es como ven a la sanidad p¨²blica una mayor¨ªa de sus pacientes y trabajadores. Los enfermos ingresados en un hospital suelen quejarse de que tienen que compartir habitaci¨®n con otros; de que no funciona el aire acondicionado en verano; de que la comida es mala y llega fr¨ªa; de que no hay ba?o en la habitaci¨®n. Los enfermos, sin embargo, soportan con paciencia estos inconvenientes, compensados por la asistencia m¨¦dica recibida (en muy pocos casos se critica) y los atentos cuidados de los entregados trabajadores.
Lo que m¨¢s quejas suscita es el lento, dificultoso y muchas veces tard¨ªo acceso a la asistencia m¨¦dica hospitalaria. Hay tres formas de acceder a la asistencia m¨¦dica en los hospitales de la regi¨®n y todas ellas contribuyen a devaluar la imagen que los ciudadanos tienen de la sanidad p¨²blica.
La primera es a trav¨¦s del servicio de urgencias, frecuentemente colapsado; la segunda es mediante un acto m¨¦dico (intervenci¨®n quir¨²rgica, consulta con el especialista o prueba diagn¨®sti-ca) programado, sometido a largas listas de espera. La tercera v¨ªa es la que sufren los pacientes cr¨®nicos, como los que deben someterse a di¨¢lisis, con viajes a los hospitales cada dos d¨ªas en ambulancias que acumulan quejas por sus retrasos y mal funcionamiento.
"Mi madre ingres¨® ayer [por el lunes] a las tres de la tarde con un derrame cerebral. Han pasado casi 24 horas y aqu¨ª sigue, en el pasillo de las urgencias, porque no hay camas para ingresarla", se quejaba ayer Elvira de Sousa en el hospital Doce de Octubre. A las 13.30, la mujer se col¨® en el servicio de urgencias para visitar a Mercedes, su madre. Las enfermeras la echaron, amablemente, unos instantes despu¨¦s. "Hay 31 pacientes de m¨¢s en las urgencias y si a todos les visitaran sus familiares, aqu¨ª no se podr¨ªa trabajar", se justificaron las trabajadoras del servicio.
La historia de las urgencias colapsadas se repite casi todas las semanas en alguno de los grandes hospitales p¨²blicos de la regi¨®n, como el Gregorio Mara?¨®n, La Paz, el Cl¨ªnico o el Ram¨®n y Cajal. Siempre hay alguna raz¨®n para explicar el colapso, ya sea un fen¨®meno natural -el polen en primavera, la gripe en invierno, el calor en verano...- o la propia organizaci¨®n de la sanidad p¨²blica -el hospital Doce de Octubre, por ejemplo, tiene unas urgencias peque?as que ser¨¢n ampliadas el pr¨®ximo a?o, mientras el Gregorio Mara?¨®n y La Paz atienden a una poblaci¨®n que supera las 600.000 personas...
Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Ors vive en Ciempozuelos y es madre de un ni?o de nueve a?os que sufre de alergia "a todas las frutas y frutos secos y a algunas hortalizas como la lechuga o los pepinos". Hace casi un a?o, en noviembre de 2002, pidi¨® hora al especialista. A¨²n le faltan casi otros ocho meses, hasta mayo de 2004, para que puedan atenderle los alerg¨®logos. "Es un a?o y medio en lista de espera. Me parece una aut¨¦ntica barbaridad", denuncia.
Como el hijo de Mar¨ªa Luisa, m¨¢s de de 457.000 personas estaban en julio a la espera de ser atendidos en alg¨²n hospital p¨²blico de la regi¨®n. De ellas, 56.177 aguardaban turno para poder entrar en el quir¨®fano, otras 97.800 para ser sometidos a una prueba diagn¨®stica y 304.000 ansiaban que llegara la hora para ser atendidas por el especialista.
"Son unas cifras descomunales. No hay que olvidar que detr¨¢s de estos fr¨ªos n¨²meros hay personas que sufren, familias preocupadas, dolores que no dan respiro... No se puede hacer esperar meses a una persona para confirmar o descartar un c¨¢ncer. Eso es un suplicio y la Consejer¨ªa de Sanidad parece que muchas veces no se da cuenta de ello", afirma Carmen Carnero, delegada sindical de Satse en el Doce de Octubre.
La tercera forma de acceder al tratamiento hospitalario es la utilizada por los enfermos cr¨®nicos, como los que reciben di¨¢lisis u otros tratamientos. ?stos deben acudir con regularidad a los centros sanitarios y para ello usan el servicio de transporte sanitario del Imsalud.
Manuela Leira, jerezana de 52 a?os que vive en Aranjuez desde 2001, acude al Doce de Octubre todos los lunes, mi¨¦rcoles y viernes para someterse a di¨¢lisis. "Viajamos en tartanas que nos hacen perder todo el d¨ªa", se queja la mujer, tumbada en la camilla en la que es dializada.
Leira deber¨ªa llegar al Doce de Octubre a las nueve de la ma?ana, por lo que antes de las ocho est¨¢ lista para que la recoja la ambulancia. Pero a partir de ah¨ª, los retrasos se acumulan: los 50 kil¨®metros hasta Madrid, el colapso en las carreteras, el retraso casi diario de la ambulancia...
"Lo peor es el regreso, con el malestar que te queda tras la di¨¢lisis. Nos hacen esperar una o dos horas, y luego tenemos que hacer la ruta por todos los pueblos. Total, que no llego a casa hasta la tarde y ya se me ha ido todo el d¨ªa", se lamenta la mujer con evidente amargura.
La unificaci¨®n del servicio de ambulancias de toda la regi¨®n y su concesi¨®n a una Uni¨®n Temporal de Empresas (UTE) ha sido una de las decisiones m¨¢s controvertidas tomadas por los gestores de la sanidad p¨²blica. El servicio ofrecido por la UTE fue criticado por los usuarios desde el primer momento. El contrato entre Sanidad y la UTE termina el pr¨®ximo 31 de diciembre y todav¨ªa no se conoce qu¨¦ ocurrir¨¢ despu¨¦s. "Espero que alguien ponga arreglo a esto, porque hay d¨ªas en que se te cae el alma a los pies", afirma Leira.
La extensa red de ambulatorios, centros de salud y consultorios locales, en total m¨¢s de 350 centros sanitarios, constituye la red de asistencia primaria, la m¨¢s cercana al ciudadano y uno de los pilares b¨¢sicos de la sanidad p¨²blica.
Tampoco en este escalaf¨®n, sin embargo, escapa la red p¨²blica a las cr¨ªticas, en este caso aireadas por uno de sus pilares: los m¨¦dicos de familia. El pasado d¨ªa 10, una mayor¨ªa de ellos secund¨® una serie de paros de 10 minutos, durante los cuales se concentraron frente a sus centros de trabajo. La protesta, convocada por la Plataforma Diez Minutos (formada por asociaciones cient¨ªficas, de pacientes y sindicatos) reclam¨® m¨¢s recursos para los m¨¦dicos de familia y la reducci¨®n del n¨²mero de pacientes asignados a cada m¨¦dico.
"El objetivo es que cada m¨¦dico pueda dedicar al menos 10 minutos de promedio para o¨ªr y atender a cada paciente, algo que ahora no es posible en la inmensa mayor¨ªa de centros de salud. Con m¨¢s tiempo aumenta el cuidado y la atenci¨®n que reciben los pacientes, es posible mejorar el seguimiento de sus patolog¨ªas y con ello se reducen las derivaciones a los especialistas y el n¨²mero de recetas m¨¦dicas que en ocasiones sirven para suplir la falta de tiempo", afirma Pedro Ca?ones, vicepresidente del Colegio Oficial de M¨¦dicos de Madrid.
Cinco meses de conflicto sindical
Los empleados de la sanidad p¨²blica llegan a las elecciones del 26-O con un panorama laboral mucho m¨¢s despejado que en la anterior convocatoria, celebrada en mayo. En los cinco meses transcurridos, sindicatos y Consejer¨ªa de Sanidad han acordado un extenso paquete de medidas entre las que destaca la jornada laboral de 35 horas en los centros del antiguo Insalud, que el Gobierno regional gestiona desde el 1 de enero de 2002. La medida afecta a 50.000 trabajadores.
Los m¨¦dicos, por su parte, han arrancado del Gobierno regional un compromiso hist¨®rico: el fin de la exclusividad que la sanidad p¨²blica exig¨ªa a 9.000 m¨¦dicos y que les imped¨ªa compaginar su trabajo con el sector privado.
Para alcanzar estos acuerdos, sin embargo, Sanidad ha tenido que soportar una sucesi¨®n de huelgas que han marcado el calendario sanitario entre los dos comicios.
La primera de ellas la convocaron los t¨¦cnicos superiores de los hospitales (los profesionales que llevan a cabo los an¨¢lisis cl¨ªnicos o pruebas diagn¨®sticas como las radiograf¨ªas o las ecograf¨ªas). El paro empez¨® el mismo d¨ªa en que la fuga de dos diputados socialistas en la Asamblea, Eduardo Tamayo y Mar¨ªa Teresa S¨¢ez, marc¨® el inicio de la crisis pol¨ªtica que concluye con nuevas elecciones. Tras tres semanas de seguimiento masivo, superior al 80% todos los d¨ªas, los t¨¦cnicos arrancaron del Imsalud un compromiso que satisfac¨ªa buena parte de sus demandas.
Cerrada esta protesta, a la sanidad p¨²blica se le abri¨® otra, protagonizada ahora por los tres sindicatos profesionales que representan a los colectivos m¨¢s importantes de la sanidad p¨²blica: m¨¦dicos (CESM), enfermeros (SATSE) y auxiliares de enfermer¨ªa (SAE).
El seguimiento fue mucho menos masivo (entre el 10% y el 75%, seg¨²n las diversas fuentes), pero fue presentado por los sindicatos como la primera batalla de lo que iba a ser un "oto?o caliente".
Tras las vacaciones, CESM y SAE convocaron otros seis d¨ªas de huelga para el 9 y 10 de octubre y 20, 21, 27 y 28 de noviembre. SATSE, pese a mostrar su "profundo malestar" por la gesti¨®n de los responsables de Sanidad, no se sum¨® a la protesta.
Tras la firma de las 35 horas y el fin de la exclusividad de los m¨¦dicos, CESM se descolg¨® de las protestas, satisfecho con los acuerdos logrados con sanidad. S¨®lo los auxiliares de enfermer¨ªa llegan a estos comicios en conflicto con los responsables de Sanidad. Los pasados d¨ªas 9 y 10 llevaron a cabo sus dos primeras jornadas de huelga, con un seguimiento del 70%, seg¨²n SAE, y del 20%, seg¨²n Sanidad.
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