Schwarzenneger tiene un plan
Creemos, pretenciosos, que aqu¨ª la pol¨ªtica es m¨¢s seria que en Estados Unidos. Que los pol¨ªticos son m¨¢s presentables, que jam¨¢s se aceptar¨ªa a uno como el reci¨¦n elegido gobernador de California. Pero aqu¨ª, aunque usted no lo sepa, vamos por derroteros peores, aceptando personajes tambi¨¦n producto de los mass media, descubriendo que los mensajes pol¨ªticos se han trasladado de los informativos, donde el receptor suele estar en guardia, a los programas de chascarrillos, de frivolidades o del coraz¨®n, y que los tertulianos, que poco saben de todo, son los que encumbran o derriban a los candidatos.Aqu¨ª no estamos mejor. All¨ª, al menos, el pol¨ªtico asume algunas cr¨ªticas e incluso acusaciones, y hasta parece un ser humano cuando acepta sus errores. Como cuando Schwarzenegger reconoc¨ªa que hab¨ªa acosado a varias se?oras o sus devaneos nazis de juventud. No recuerdan aqu¨ª, ni los viejos del lugar, un pol¨ªtico que haya asumido sus errores. Entonces, ?qui¨¦nes resultan m¨¢s falsos, los de all¨ª o los de aqu¨ª?
Habla con acento alem¨¢n y lo votan, algo inconcebible en estas latitudes. Va ser gobernador de la quinta potencia econ¨®mica del mundo y ni siquiera tiene un plan como el de Ardanza y, mucho menos, como el de Ibarretxe. Qu¨¦ clase de pol¨ªtico es que anda por ah¨ª sin un plan. Pero, a pesar de la mirada de falsa superioridad con la que observamos determinados usos y costumbres de la pol¨ªtica americana, pierdan cuidado que al que creemos fr¨ªvolo candidato no se le ocurrir¨¢ amagar con reformas de cuestiones fundamentales para California o la Uni¨®n. No se le ocurrir¨¢ a Gobernator, por insoportable que nos haya ca¨ªdo en sus pel¨ªculas, inventar el "federalismo de libre adhesi¨®n", porque all¨ª saben que no es federalismo, ni a volver a desenterrar la Confederaci¨®n de los Estados del Sur. Y eso que, si Arnold quisiera, encontrar¨ªa muchas m¨¢s soberan¨ªas originarias que aqu¨ª.
Hasta en 46 lenguas se ense?a en los colegios californianos. Bien es verdad que seis o siete son modalidades del chino, pero nos da una idea del car¨¢cter tan pluricultural y multi¨¦tnico de los ciudadanos de ese Estado (mirando aquello, uno se da cuenta de que las diferencias culturales de aqu¨ª son una enorme mentira). ?Qu¨¦ har¨ªa uno que yo s¨¦ con 46 razones para 46 soberan¨ªas originarias? S¨¦ lo que har¨ªa un carlist¨®n, pero en los pa¨ªses modernos los factores ¨¦tnicos o culturales son secundarios y no cuentan a la hora de erigir el sistema de convivencia. Al no observar diferencia en raz¨®n de raza o idioma, sino ciudadanos iguales, es el ordenamiento pol¨ªtico jur¨ªdico lo determinante, lo que a su vez permite que cada cual pueda mantener su idiosincrasia. Si, por el contrario, fueran razones de car¨¢cter ¨¦tnico las que formaran la base del ordenamiento pol¨ªtico, la convivencia ser¨ªa imposible. El que llama al di¨¢logo desde bases ¨¦tnicas est¨¢ buscando la no-soluci¨®n pol¨ªtica.
Los padres de la Uni¨®n, hijos en gran parte de deportados por monarcas absolutos europeos a causa de sus ideas liberales, supieron descubrir las potencialidades liberadoras de ese nuevo mundo y arbitraron un orden para lograr la uni¨®n de tan diferentes individuos en raz¨®n de su origen, raza o religi¨®n, haci¨¦ndolos iguales ante la ley, iguales como ciudadanos. Se liberaron en las colonias de jerarqu¨ªas estamentales, de or¨ªgenes que legitimaban la diferencia y la supremac¨ªa de unos sobre otros, de la designaci¨®n divina para ostentar vitaliciamente el poder.
Por lo tanto, dejemos nuestro rictus de suficiencia. Puede parecernos una astracanada que salga elegido gobernados un t¨ªo cachas del cine, pero, adem¨¢s de ser capaz de asumir cr¨ªticas, ser¨¢ mucho m¨¢s respetuoso: no se le ocurrir¨¢, como aqu¨ª, desconstitucionalizar California y jugar con el orden constitucional como hicieron en su d¨ªa los pijos caballeros del Sur. Nosotros s¨ª que damos el espect¨¢culo: vascos, pueblo milenario donde los haya, nacidos de T¨²bal, nieto de No¨¦, con el idioma m¨¢s antiguo de la humanidad. Esas son todas las razones. Todos los prejuicios para convertirlos en raz¨®n de la autodeterminaci¨®n, enquistarnos en la reacci¨®n y negarnos a asumir la modernidad. Nosotros s¨ª ser¨ªamos objeto de risa, si no fuera porque los asesinatos de ETA la hielan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.