"El poeta es una criatura inventada que firma con tu nombre"
Mejor admitir el fracaso desde el principio: imposible resumir la exhibici¨®n de cultura, inteligencia y humanidad que Seamus Heaney (Derry, Irlanda del Norte, 1939) dio ayer en la Residencia de Estudiantes. Durante hora y media, el premio Nobel de 1995, profesor en Oxford y Harvard, poeta gigantesco, traductor, ensayista y prosista, inund¨® el aire con rel¨¢mpagos de asombro. En su ingl¨¦s lleno de giros, matices, gestos y onomatopeyas, explosiones y sonrisas, Heaney dict¨® con pasi¨®n ga¨¦lica y rigor oxoniense una lecci¨®n sobre Pablo Neruda y otra sobre W. B. Yeats, y recit¨® con su voz profunda de escriba rural el Cantar del alma, de San Juan de la Cruz, que ¨¦l mismo tradujo al ingl¨¦s en 1984.
"El ensayo de Lorca sobre el duende fue una gran influencia subliminal para m¨ª"
"?El Pa¨ªs Vasco? No s¨¦ mucho, as¨ª que me remito al mandamiento: no matar¨¢s"
"La poes¨ªa es una mezcla de accidentes, gracia y trampas"
Adem¨¢s, defendi¨® a Neruda con vehemencia y despach¨® a Alberti (a los dos se dedica este I Encuentro Internacional de Poes¨ªa que cierran hoy Atxaga, Brines y Heaney, entre otros, a las siete de la tarde en la Residencia) en apenas 30 segundos: "No me gustan mucho sus cosas sobre los ¨¢ngeles; prefiero lo m¨¢s l¨ªrico, su obra m¨¢s madura. Quiz¨¢ por las traducciones, no llega bien al ingl¨¦s. Pero lo conoc¨ª en Macedonia, en el 77, y con su melena blanca parec¨ªa una figura protosovi¨¦tica, un tipo m¨¢s all¨¢ de la historia. Exist¨ªa en una esfera dantesca".
Se encarg¨® de la presentaci¨®n su amigo Rodolfo Cardona, coordinador acad¨¦mico de la Residencia y profesor em¨¦rito de espa?ol en la Universidad de Boston, que hizo un paseo por la biograf¨ªa, los viajes, los amigos, los libros y las furias de Heaney, cuya poes¨ªa defini¨®, en palabras ajenas, as¨ª: "Mitol¨®gica y period¨ªstica, dura y ambiciosa, flexible y ligera".
Cardona habl¨® de la infancia del poeta en la peque?a granja de su padre, agricultor y tratante de ganado en Derry (su dilema era cavar o escribir); cit¨® el origen industrial de la familia de su madre (otro mundo crucial: la revoluci¨®n proletaria), y subray¨® la beca que recibi¨® a los 12 a?os para estudiar en un colegio cat¨®lico de la ciudad de Derry (la religi¨®n, otra v¨ªa de duda y despojamiento), y su estancia en Berkeley, en 1970 y 1971, que abri¨® su mente hasta l¨ªmites lunares, para acabar describiendo al tr¨ªo de premios Nobel y colegas de Harvard (Heaney, Brodsky y Walcott) como "la mafia de Massachusetts".
Heaney asent¨ªa sonriendo y de vez en cuando dejaba alguna perla de humor sard¨®nico: "La mafia es como la belleza, depende de los ojos que la miren". "Estoy preparando una versi¨®n de Ant¨ªgona para el Abbey Theatre. ?Pero qui¨¦n necesita otra versi¨®n?". "Gracias a que mi cu?ada se cas¨® con un espa?ol, leo bastante castellano, aunque no necesariamente lo entiendo".
Entre broma y broma, el autor de Muerte de un naturalista (1966), Norte (1975), Sweeney extraviado (1982), Station Island (1984), Viendo cosas (1991), Campo abierto: poemas 1966-1996 (1998) o Luz el¨¦ctrica (2001) dej¨® otras frases memorables. "La biograf¨ªa s¨®lo consiste en escapar de la realidad diaria; la poes¨ªa es tambi¨¦n un documental del mundo". "Irlanda tiene su propia desolaci¨®n, su propia paz; estamos exhaustos, pero no perdemos la esperanza". "Cuando Borges me cogi¨® la mano y me dijo 'poeta irland¨¦s, poeta irland¨¦s', me sent¨ª canonizado, sobrevalorado y un poco rid¨ªculo. Era como decir tenor irland¨¦s. ?Hay muchos!".
Sobre Neruda se extendi¨® m¨¢s, para reivindicarlo a fondo y comprender incluso sus errores pol¨ªticos. "Es tan copioso y variado... Su inteligencia cristalina est¨¢ envuelta en una capa de ret¨®rica, pero esa capa a veces es majestuosa: ¨¦l sab¨ªa desde muy joven que la gran poes¨ªa est¨¢ en la sombra, en lo taciturno. Su prosa es tambi¨¦n formidable, te exige mucho como lector. Es arrogante porque sabe que tiene que hacer lo que hace: luchar contra la historia. Pero escapa muchas veces de ese destino. Demasiadas como para no ser un genio".
Durante el coloquio lleg¨® lo mejor. Alguien le pregunt¨® por su duda originaria, cavar / escribir. Y dijo: "En ga¨¦lico antiguo, escribir era un acto f¨ªsico, una tortura, no un ejercicio mental. Joyce habl¨® del hombre-pluma. Y mis vecinos del campo siempre me dec¨ªan: 'Qu¨¦date con los libros. El l¨¢piz es mucho m¨¢s ligero que la pala'. Me lo dijeron 10.000 veces. Tambi¨¦n dec¨ªan: 'Transportar lo que aprendas siempre pesar¨¢ menos que levantar piedras'. Soy el mayor de nueve hermanos. Algunos son obreros, y no es por fardar, pero el peso de la pala siempre ha estado muy presente en mi vida".
Luego llegaron los aplausos de los 40 o 50 asistentes, las firmas de libros, los saludos de amigos y de j¨®venes admiradores. Y en cinco minutos, Heaney estaba ya sonriendo relajado frente a una cerveza, dispuesto a conversar con EL PA?S. Luego lo har¨ªa tambi¨¦n con Gara, el diario vasco, tras algunas vacilaciones y preguntas sobre el peri¨®dico abertzale.
-?Es como el IRA o como el Sinn Fein? -inquiere Heaney.
-M¨¢s bien lo primero -le dice alguien-. Y quiz¨¢ traten de utilizar tus palabras a su favor.
-Entonces hablar¨¦ con ellos. Si no hablara, es cuando me podr¨ªan manipular de verdad.
Y empieza la entrevista.
Pregunta. ?Cu¨¢l es su opini¨®n sobre el llamado conflicto vasco?
Respuesta. No lo conozco muy bien, as¨ª que dir¨¦ lo mismo que dijo Joseph Brodsky cuando estuvo en Irlanda a finales del 98. Si uno no sabe mucho sobre algo, no puede lanzarse a hablar ex c¨¢tedra. Es mejor aplicar los mandamientos. No matar¨¢s. Despu¨¦s de eso podemos hablar de lo que sea. No hay otro modo de arreglar las cosas que no sea sent¨¢ndose. Pero primero es dejar de matar. En Irlanda lo sabemos bien. Finalmente, hay que sentarse a hablar, y cada parte debe renunciar a cosas, debe haber un tira y afloja; si no, las cosas no cambian.
P. Por cierto, que acaba de absolver a Neruda de todos sus pecados, incluidos la torrencialidad y el estalinismo.
R. ?No conozco todos sus pecados! Y lo primero que debe hacer la gente antes de ser perdonada es arrepentirse, prometer no hacerlo m¨¢s...
P. Es curioso que haya recitado el Cantar del alma. ?Ha o¨ªdo la versi¨®n de Enrique Morente?
R. ?Ese poema es un monumento al ritmo! ?Y a la teolog¨ªa!Es m¨¢s que una alegor¨ªa. Escucho algo de flamenco. Me gusta, pero me temo que tengo o¨ªdo de turista. Pero ese fogonazo, ese mando... ?Es irresistible, imposible no responder a eso! Aunque el ensayo sobre el duende de Lorca es m¨¢s importante para m¨ª que el flamenco. Lo le¨ª siendo muy joven, y ejerci¨® una influencia subliminal durante a?os en mi poes¨ªa.
P. ?Sabe si hay una palabra inglesa para duende?
R. ?Quiz¨¢ haya alguna irlandesa! Es lo de abajo, lo que sale de la tierra... Lorca tiene muchas virtudes, pero la principal no es la precisi¨®n. Lo suyo es sugerir cosas, im¨¢genes...
P. ?El duende aparece siempre en la poes¨ªa buena?
R. Quiz¨¢ no es exagerado decir eso. Yo empec¨¦ a escribir poes¨ªa con 23 a?os, y la palabra barri¨® todo lo dem¨¢s. Mi vida ordinaria estaba en esos poemas primeros, la magia de la experiencia f¨ªsica de escribirlos, ver c¨®mo sal¨ªa todo a la superficie, el lenguaje com¨²n... Mis padres y profesores dec¨ªan: "Haz algo con tu vida". Y no pod¨ªa hacer nada m¨¢s que eso, debo admitirlo.
P. ?Le parece que su poes¨ªa se ha hecho m¨¢s intelectual con el tiempo?
R. ?M¨¢s literaria! Pero siempre trato de manejar eso, de hacer algo m¨¢s directo. El camino es dif¨ªcil, porque escribir tiene una parte inconsciente y otra muy consciente, publicar y ser criticado. El poeta es una criatura inventada que firma con tu nombre. Y al tiempo, escribir supone olvidarse de uno mismo, y hay tantas maneras de olvidarse como de estar presente. Sospecho que no hay remedio para eso, ni soluci¨®n. La poes¨ªa es una mezcla de accidentes, gracia y trampas. Hay que trampear para buscar la inocencia; si no, s¨®lo te dedicas a ser t¨² mismo.
P. ?Y eso es aburrido?
R. Mucho, pero el reto parad¨®jico es que a la vez debes ser fiel a ti mismo, sonar a ti mismo, y sin repetirte.
P. El fingidor de Pessoa.
R. ?Maravilloso Pessoa! Pero si lo lees est¨¢s perdido: sabes que eres un fraude, que tener una sola voz es imposible. Y si recuerdas eso, ya no escribes. ?Si me acuerdo de Joyce, no cojo el l¨¢piz!
P. En la charla ha hablado mucho de poes¨ªa pol¨ªtica, pero nada de poes¨ªa amorosa. ?Un s¨ªntoma de algo?
R. De los tiempos, de la edad...
P. ?O quiz¨¢ es que la poes¨ªa es siempre pol¨ªtica?
R. Esas preguntas... Preferir¨ªa que no las hiciera... Usted ya sabe la respuesta. ?D¨ªgalo usted!
P. ?El premio Nobel es usted!
R. ?Significa algo el Premio Nobel?
P. ?Acaso es un premio antipoes¨ªa?
R. De esas cosas no se habla. Como del amor. Son verdad. Son muy delicadas. Bueno, ma?ana leer¨¦ su informaci¨®n. ?Son fiables los periodistas?
P. Ya sabe que no. ?Y los poetas?
R. Los poetas, s¨ª. [Larga pausa]. ?Pero es eso mejor?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.