Sangr¨ªa, expolio, saqueo, agravio
En 1999, el ?mnium Cultural -hist¨®rico foro catalanista- hac¨ªa p¨²blicas unas Reflexiones sobre el d¨¦ficit fiscal de Catalunya en las que denunciaba la "sangr¨ªa" que para esa comunidad supon¨ªa el desfase, que cifraba en 1,2 billones de pesetas al a?o, entre su aportaci¨®n a las arcas del Estado y lo que recib¨ªa de ellas. ?mnium exig¨ªa, para contrarrestar la imagen de una Catalu?a insolidaria, la publicaci¨®n de las balanzas fiscales de todas las autonom¨ªas. Lo acaba de hacer la Fundaci¨®n BBVA, editora de un concienzudo estudio del profesor Ezequiel Uriel presentado el viernes pasado en Madrid y del que se deduce que s¨®lo tres comunidades (Baleares, Madrid y Catalu?a) son contribuyentes netas; el resto tiene saldo fiscal positivo: reciben m¨¢s de lo que aportan.
Parece exagerado hablar de "expolio fiscal" de Catalu?a, como sosten¨ªa hace una d¨¦cada el entonces l¨ªder de Esquerra Republicana, ?ngel Colom. Sin embargo, ?tendr¨ªa sentido hablar de "agravio comparativo"? Quienes lo mantienen miran sobre todo hacia Euskadi. En 1994, seg¨²n un estudio de la Generalitat, los recursos por habitante eran en Catalu?a de 101.000 pesetas, menos de la mitad de lo que pod¨ªa gastar, merced a su concierto econ¨®mico, la Administraci¨®n vasca (y tambi¨¦n la navarra). El estudio del BBVA constata que Euskadi, pese a ocupar el quinto lugar en PIB per c¨¢pita, figura entre las comunidades con saldo fiscal positivo: de 124.000 pesetas por habitante. Se comprende que Artur Mas incluya en su propuesta de nuevo Estatuto un r¨¦gimen de financiaci¨®n como el vasco; Maragall lo plantea como equiparaci¨®n a medio plazo de los ingresos per c¨¢pita de Catalu?a con los de las comunidades forales.
Es evidente que si el concierto se generalizase dejar¨ªa de existir el excedente que permite transferir renta a las comunidades m¨¢s pobres. Pero, ?por qu¨¦ Euskadi s¨ª y Catalu?a no? Pujol ha insinuado reiteradamente que su lealtad al sistema no ha sido correspondida debidamente. Rafael Rib¨®, entonces l¨ªder de Iniciativa per Catalunya, lleg¨® a decir en 1996 que los conciertos de Navarra y el Pa¨ªs Vasco "los pagamos entre todos" y que si nadie se atrev¨ªa a criticarlos era a causa de ETA. Y Carod Rovira acaba de declarar (a la revista de Elkarri) que para los catalanes "Espa?a, como Estado que pagamos, es un mal negocio".
Sin embargo, no parece que los catalanes estar¨ªan dispuestos a cambiar su situaci¨®n por la de los vascos. En todo caso, por la de los navarros, que son los m¨¢s satisfechos con su autonom¨ªa, seguidos por valencianos y catalanes, seg¨²n datos del CIS. Pero adem¨¢s hay factores objetivos. Catalu?a paga m¨¢s de lo que recibe, pero esa transferencia de recursos no s¨®lo es un factor de cohesi¨®n social, sino de revitalizaci¨®n del mercado espa?ol, de cuya solvencia depende buena parte de la prosperidad catalana.
El ex ministro socialista Ernest Lluch, asesinado por ETA en 2000, hab¨ªa llamado la atenci¨®n sobre esa relaci¨®n que permit¨ªa a Catalu?a, a cambio de las rentas que transfer¨ªa al resto de las comunidades, venderles sus productos y crear as¨ª empleos en su propio territorio. El resultado es claramente favorable, como refleja la balanza comercial. Catalu?a es con diferencia la comunidad con un saldo m¨¢s favorable: de 9.100 millones de euros (1,5 billones de pesetas). El negocio no es tan malo. Hablar de saqueo fiscal, como los croatas en los ochenta y la Liga del Norte (de Italia) en los noventa, es como m¨ªnimo una simplificaci¨®n.
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