M¨¦xico en su laberinto
Si Borges hizo inseparables biblioteca y laberinto, y Octavio Paz acu?¨® la imagen de M¨¦xico ensimismado en un laberinto de soledad, parece inevitable que la nueva Biblioteca de M¨¦xico eligiera a su autor a trav¨¦s de un concurso laber¨ªntico en el que se extraviaron casi todos los participantes y muchos de los jurados. Ya la primera fase, que se dirimi¨® en los ¨²ltimos d¨ªas de junio -en la que se juzgaba el curr¨ªculo de los concursantes y una idea expresada en 300 palabras y dos hojas del tama?o de este peri¨®dico-, dej¨® desconcertantemente fuera a la mayor parte de los grandes arquitectos instados a concursar: el neoyorquino Eisenman, los holandeses Koolhaas y MVRDV, los suizos Herzog y De Meuron, el franc¨¦s Perrault, los austriacos de Coop Himmelblau o el japon¨¦s Kengo Kuma fueron algunas de las figuras internacionales que no superaron el corte, como tampoco lo hicieron numerosos espa?oles, entre los cuales Ferrater, V¨¢zquez Consuegra, ?balos y Herreros o Mansilla y Tu?¨®n. Y la segunda fase, fallada a principios de octubre tras escuchar las presentaciones de los siete finalistas (los mexicanos Broid, Tello y Kalach, el brasile?o Vigliecca, el californiano Moss, el ingl¨¦s Chipperfield y el catal¨¢n Mateo), eligi¨® como parad¨®jico vencedor un proyecto que deliberadamente vulnera los objetivos de visibilidad y funcionalidad establecidos en las bases, al segregarse del entorno urbano con unos selv¨¢ticos telones de fronda tropical, y al concebir la biblioteca como una interminable nave de cuya cubierta, con escasa verosimilitud estructural, cuelgan como racimos las estanter¨ªas de libros.
La biblioteca de Kalach se oculta de la ciudad, proponi¨¦ndose como un edificio ajeno al contexto
El emplazamiento elegido para la que ser¨¢ nodo central de la red nacional de bibliotecas p¨²blicas es, apropiadamente, un nudo de transportes y de la red el¨¦ctrica. La futura Biblioteca de M¨¦xico se levantar¨¢ junto a una estaci¨®n de ferrocarril en desuso y delante de una vetusta central el¨¦ctrica parcialmente en servicio, incorpor¨¢ndose los edificios y motores obsoletos a un parque de arqueolog¨ªa industrial integrado en el complejo de la biblioteca, con amplias zonas ajardinadas. El barrio es popular y heterog¨¦neo, con centros comerciales y torres de oficinas salpicando la trama menuda de la edificaci¨®n residencial, a medio camino entre la degradaci¨®n que ha expulsado del ¨¢rea central de la ciudad a m¨¢s de un mill¨®n de habitantes en el ¨²ltimo cuarto de siglo, y los procesos de regeneraci¨®n urbana impulsados por la administraci¨®n en los que la biblioteca se inscribe, al ser un proyecto simult¨¢neamente cultural y urban¨ªstico encaminado a crear "un pa¨ªs de lectores" y a dinamizar la rehabilitaci¨®n del centro.
En este contexto, cuesta trabajo entender de qu¨¦ manera la propuesta vencedora materializa tanto las prioridades del concurso como los m¨¢s generales prop¨®sitos de apertura, austeridad y reforma del presidente Fox. Encerrada por un escenogr¨¢fico jard¨ªn bot¨¢nico sobre taludes micropilotados y en voladizo, la biblioteca se oculta de la ciudad, proponi¨¦ndose como un edificio gen¨¦rico indiferente al contexto, un "arca" varada entre bosques primigenios que sirve de refugio a esp¨ªritus reflexivos como los fil¨®sofos de las Estancias de Rafael, significativamente elegidos por el arquitecto como representaci¨®n meta-f¨®rica del usuario potencial. Sobre ellos, el peso tit¨¢nico de la sabidur¨ªa se hace manifiesto en las torres de vol¨²menes acrob¨¢ticamente suspendidas de la cubierta, y multiplicadas obsesivamente a lo largo del atrio en fuga, a medio camino entre el patio cubierto del centro comercial y la galer¨ªa pan¨®ptica del penal de seguridad, donde las tiendas o las celdas han sido reemplazadas por una mon¨®tona sucesi¨®n de salas id¨¦nticas e inflexibles, delimitadas como est¨¢n por las pantallas estructurales de hormig¨®n cuya reiteraci¨®n extrusiona la forma lineal del edificio. Inspirada quiz¨¢ por los proyectos ut¨®picos de los arquitectos iluministas, pero m¨¢s pr¨®xima a las megaestructuras de los a?os sesenta del pasado siglo y a esa variante del monumentalismo neoazteca que el PRI promovi¨® como estilo de afirmaci¨®n nacional, la selva urbana de Alberto Kalach hace gala tambi¨¦n de esa sensibilidad new age que colorea las portadas de las novelas de ciencia-ficci¨®n y las pantallas de los juegos de ordenador, facilitando una representaci¨®n inocente y trivial que enmascara su condici¨®n f¨ªsicamente introvertida, socialmente segregada y t¨¦cnicamente extravagante: unos rasgos que deben necesariamente corregirse en el proyecto definitivo de quien es considerado por muchos como el arquitecto m¨¢s dotado de la nueva generaci¨®n mexicana.
Los proyectos seleccionados en segundo y tercer lugar son muy diferentes entre s¨ª, pero ambos comparten una atenci¨®n al entorno urbano y una preocupaci¨®n por la accesibilidad popular que no son f¨¢ciles de hallar en el ganador. Tanto Eric Owen Moss como David Chipperfield colonizan la parcela con secuencias de vol¨²menes que se presentan rotundamente en la calle principal, abri¨¦ndose esponjosamente al futuro ajetreo de la estaci¨®n y extendi¨¦ndose paralelamente a las v¨ªas hasta el parque p¨²blico que los dos proponen en la zona de encuentro con las instalaciones de la central el¨¦ctrica. El proyecto del californiano extiende un tapiz perforado por patios irregulares que se integra eficazmente en el grano y la textura de la ciudad, tejiendo una minuciosa malla de circulaciones y usos que articula el complejo programa del edificio y ensambla sus recorridos con el de los viajeros en la estaci¨®n, generando una trama variada y ocasionalmente redundante que se remata con una pieza alabeada sobre la plaza delantera, manifestando el acceso y configurando el perfil emblem¨¢tico de la biblioteca con su onda inm¨®vil de arenisca. Y el proyecto del brit¨¢nico utiliza las exigencias s¨ªsmicas para fragmentar los 200 metros del edificio en una elegante sucesi¨®n de cubos perforados por atrios que se maclan a lo largo del paseo arbolado y el estanque que llevan de la plaza frontal al parque posterior, ensayando una s¨ªntesis entre la monumentalidad propia de un gran edificio institucional y la amabilidad requerida para hacerlo accesible al p¨²blico general, reconciliadas aqu¨ª a trav¨¦s de unas fachadas de piedra artificial y vidrio texturado que combinan el rigor geom¨¦trico y el azar compositivo para sugerir una solemnidad reticente que traslada a un idioma contempor¨¢neo intuiciones de Kahn, Moneo o Barrag¨¢n.
El concurso, que se adjudic¨® sin que ninguna de las tres propuestas premiadas obtuviese la mayor¨ªa de los votos -en un jurado formado por cinco mexicanos, cuatro estadounidenses, el japon¨¦s Shigeru Ban y el que suscribe como ¨²nico europeo-, fue promovido con bienintencionado entusiasmo por la carism¨¢tica Sari Berm¨²dez, presidenta de Conaculta (equivalente mexicano al Ministerio de Cultura), y ha sido el primero de car¨¢cter internacional celebrado en M¨¦xico desde que en 1896 se convocara el del Palacio del Poder Legislativo. Su resultado -interpretado por la prensa local como la victoria de un mexicano frente al mundo- es quiz¨¢ tanto una consecuencia de su peculiar desarrollo como una ilustraci¨®n tangencial de los laberintos m¨¢s amplios de la pol¨ªtica mexicana, donde el aperturismo reformista de Fox parece extraviarse sin remedio.
Luis Fern¨¢ndez-Galiano form¨® parte del jurado del concurso para la Biblioteca de M¨¦xico.
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