"Las canciones pueden crear el mismo efecto que una ¨®pera"
Matthias Goerne (Weimar, 1967) es un alem¨¢n de buen a?o, sonriente y grandote, al que le gustan las cosas peque?as. Como las canciones, como el lied, un g¨¦nero para voz que se hace en ambiente de intimidad, que se reduce a un mundo de infinitas posibilidades donde reinan el piano y las cuerdas vocales y en el que Goerne, que fue alumno del gran Dietrich Fischer-Dieskau, es uno de los reyes en la actualidad. As¨ª lo demuestra cada a?o en Madrid, adonde acude al ciclo de lied que se hace en el teatro de la Zarzuela, escenario en el que este a?o hace doblete con sus actuaciones del pasado lunes y de hoy, cuando interprete junto a Juliane Banse las Canciones espa?olas de Hugo Wolf.
"Con las canciones, con el lied, se puede conseguir el mismo efecto que con una ¨®pera", afirma Goerne. Lo tiene m¨¢s que comprobado porque ha picado a fondo de ambos mundos. El primero, casi al completo, adentr¨¢ndose en esas cuevas rom¨¢nticas, emocionantes y delicad¨ªsimas que parieron Schubert, Schumann, Wolf o Mahler, los mayores maestros del g¨¦nero que germin¨® en la canci¨®n pura y dura tal y c¨®mo se ha desarrollado a lo largo del siglo XX. Con la ¨®pera a base de un repertorio grande y dif¨ªcil, que abarca desde Wagner y Berg a Bart¨®k, Mozart -s¨®lo La flauta m¨¢gica y Don Giovanni- o contempor¨¢neos como Wolfgang Rihm y Hans Werner Henze, cuya ¨®pera L'Upupa, estrenada este verano en Salzburgo, interpretar¨¢ Goerne en el teatro Real a finales de 2004.
Pero hay muchas diferencias y reglas para la interpretaci¨®n correcta de ambas cosas. "Para hacer lied es necesario huir de la teatralidad, no abusar del lenguaje del cuerpo, pero s¨ª saber transmitir e interpretar intensamente con las expresiones de la cara y los ojos", asegura. Tambi¨¦n hay que ser certero en la elaboraci¨®n de los programas. "Muchas veces en una canci¨®n puedes encontrar una aut¨¦ntica historia en la que cabe todo, pero en los recitales de lied, lo que debe haber es un tema a desarrollar con las canciones, un motivo general, una base a la que agarrarte y en ese equilibrio est¨¢ parte del ¨¦xito", explica.
Hay veces que todo sale solo, si se trata de obras cruciales como El viaje de invierno, esa genialidad de Schubert, que ¨¦l acaba de hacer con un maestro como el pianista Alfred Brendel. "Con m¨²sicos as¨ª, s¨ª que se puede aprender bien, hay que mantener una tensi¨®n constante que va de maravilla para las obras. Y es que ¨¦sa es otra clave de un g¨¦nero tan ¨ªntimo como fr¨¢gil: la relaci¨®n del pianista y el cantante en el lieder debe ser especial. "El ¨¦xito depende en un 50% del pianista", asegura Goerne, "la compenetraci¨®n debe ser total".
Hoy, el bar¨ªtono y Juliane Banse salen a escena con Eric Schneider, una especie de gemelo art¨ªstico de Goerne para el lied. El programa es duro. Las Canciones espa?olas de Wolf se escuchan poco. "Son dif¨ªciles, hay 44 piezas con muchos altibajos, pero est¨¢ bien hacerlas aqu¨ª en Madrid y en el centenario de su muerte (1860-2003), sobre todo porque tienen la curiosidad de la relaci¨®n rom¨¢ntica pura de los alemanes con Espa?a, est¨¢n llenas de idealismo, pero ahora escuchadas con distancia tambi¨¦n de clich¨¦s", asegura Goerne.
Lo de los clich¨¦s lo dice con conocimiento de causa porque este cantante del norte, que vive en un pueblecito cercano a Hamburgo, es un loco del sur. Conoci¨® Espa?a hace ocho a?os y desde entonces no ha fallado ni una temporada. "Este a?o canto dos veces en el ciclo de lied, por cierto, para m¨ª, el mejor que hay en Europa en estos momentos, y luego vuelvo el d¨ªa 9 de noviembre para hacer el Requiem alem¨¢n, de Brahms, con la Orquesta Nacional de Espa?a", cuenta. De paso, intenta adecuar su agenda con algunos partidos de f¨²tbol. "Si estoy aqu¨ª y juega el Real Madrid, voy a verlo. Por cierto, ?c¨®mo se adapta Beckham?", pregunta.
?se es otro de los secretos para dar con la clave del canto: estar metidos a fondo en la vida real. "Cuando cantamos, transmitimos la vida, el amor, la alegr¨ªa, la tristeza, y eso, ?de d¨®nde lo sacas?". No quiere decir, sin embargo, que el divismo no sirva en su mundo. "S¨ª, hay que utilizarlo, pero no para resultar imb¨¦cil, sino para presionar y salirte con la tuya cuando luchas por hacer cosas que valen la pena, para defender los programas que quieres hacer; en otro sentido, es absurdo, el tiempo de los tiranosaurius rex ya pas¨®. La vida, ya de por s¨ª, es demasiado loca como para andar con tonter¨ªas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.