La corte de los proyectos
El episodio de transfuguismo que llev¨® a la repetici¨®n en Madrid de las elecciones auton¨®micas tuvo como tel¨®n de fondo una oscura trama inmobiliaria que arrincon¨® el debate sobre urbanismo y arquitectura. Los votantes acuden ma?ana a las urnas sin haber o¨ªdo a los pol¨ªticos pronunciarse sobre la imagen con la que la capital postular¨¢ a los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012.
Alberto Ruiz-Gallard¨®n ha inaugurado dos veces el hospital materno-infantil de O'Donnell, obra de Rafael Moneo: una antes de las elecciones municipales y auton¨®micas del pasado 25 de mayo, cuando era presidente saliente de la Comunidad de Madrid y candidato a alcalde; y otra hace unos d¨ªas, ya como regidor municipal y tambi¨¦n como jefe en funciones del gobierno regional, tras la de todos conocida deserci¨®n de dos diputados socialistas que impidi¨® la formaci¨®n del gobierno auton¨®mico y ha obligado a convocar nuevas elecciones. Ya se sabe que cortar cintas es una pasi¨®n de los pol¨ªticos, sean de derechas o de izquierdas, pero en sus ocho a?os al frente de la Comunidad de Madrid Gallard¨®n ha inaugurado m¨¢s tramos de metro que edificios. En su mandato como alcalde, sin embargo, tendr¨¢ ocasi¨®n de oficiar de maestro de ceremonias en el estreno de numerosos proyectos arquitect¨®nicos ya en marcha.
?Qu¨¦ atraer¨¢ m¨¢s a los miembros del COI, los rascacielos de la Castellana o los museos en torno a Atocha?
La cita ol¨ªmpica de 2012 aparece como una fecha clave en el horizonte de Madrid, de la que todos esperamos la redenci¨®n de algunos males que aquejan a esta ciudad-regi¨®n, cuya imagen de territorio comanche abonado para la especulaci¨®n inmobiliaria es preciso cambiar a marchas forzadas por otra mucho m¨¢s amable y ecol¨®gica, acorde con el esp¨ªritu del evento deportivo. En Madrid no hay un proyecto urbano tan emblem¨¢tico y que concite tanta unanimidad como el que abri¨® la Barcelona de 1992 al mar, a partir del cual se transform¨® el rostro de la ciudad entera, as¨ª que para la candidatura madrile?a probablemente contar¨¢n m¨¢s los edificios y las actuaciones singulares -a cargo en gran medida de figuras internacionales- que la propuesta de conjunto. Ya se juega con las bazas de la centralidad, de las comunicaciones -reforzadas por la ampliaci¨®n de Barajas- y de las infraestructuras hoteleras, tur¨ªsticas o culturales, pero s¨®lo con ellas es arriesgado enfrentarse a competidoras de la talla de Par¨ªs o Londres.
Con su airosa tribuna en forma
de peineta, el estadio de atletismo de Canillejas ha sido desde su inauguraci¨®n en 1994 el edificio deportivo bandera de la Comunidad de Madrid. Remodelado por sus autores, los sevillanos Cruz y Ortiz, con un proyecto que incrementa su capacidad pero transforma radicalmente su aspecto, el estadio ser¨¢ el coraz¨®n del futuro anillo ol¨ªmpico, del que tambi¨¦n formar¨¢n parte las piscinas proyectadas por Juan Jos¨¦ Medina. Al otro lado de la autov¨ªa M-40 -sobre la que se construir¨¢ un paso elevado- surgir¨¢ la Villa Ol¨ªmpica, integrada en lo que se conoce como "anillo verde del este"; de los arquitectos que intervendr¨¢n en ella a¨²n no se ha dado noticia. Adem¨¢s de la reconstrucci¨®n del Palacio de los Deportes, destruido por un incendio, y de la transformaci¨®n del antiguo rock¨®dromo de la Casa de Campo en un recinto multiusos -que ha acogido dos ediciones del masters de tenis-, la otra novedad espec¨ªficamente deportiva es el centro ten¨ªstico y de alto rendimiento que el franc¨¦s Dominique Perrault construir¨¢ en el Parque Lineal del Manzanares, dise?ado a su vez por Ricardo Bofill.
Frente a este grupo de proyectos ol¨ªmpicos -y sin contar estrenos recientes: adem¨¢s de la maternidad, la biblioteca y archivo regional, de Mansilla y Tu?¨®n, y la biblioteca de Usera, de ?balos, Herreros y Jaramillo-, los que ahora se encuentran en v¨ªas de realizaci¨®n y no est¨¢n vinculados al acontecimiento deportivo son legi¨®n. Hace apenas un lustro hab¨ªa que buscar las mejores arquitecturas de Madrid, siempre de escala menuda y presupuestos exiguos, en localidades como Valdemaqueda, Guadarrama o San Fernando de Henares. Y ahora encontramos hasta bloques de viviendas sociales encargados a figuras extranjeras como los holandeses MVRDV, el brit¨¢nico David Chipperfield o los norteamericanos de Morphosis en Sanchinarro, Villaverde o Carabanchel. En el eje Prado-Recoletos, que remodelar¨¢ ?lvaro Siza con Hern¨¢ndez Le¨®n, Rueda y Ter¨¢n, y donde ya se ampl¨ªan el Museo del Prado y la Fundaci¨®n Thyssen, surgir¨¢ un centro de exposiciones para La Caixa, alojado por Herzog & De Meuron en una antigua central el¨¦ctrica; y a la glorieta de Atocha se asoma el formidable esqueleto met¨¢lico de la ampliaci¨®n del Museo Reina Sof¨ªa, a cargo de Jean Nouvel.
Pero no queda ah¨ª la cosa. Ma
drid tendr¨¢ un circo estable, que construye Mariano Bay¨®n en la Ronda de Atocha; tres nuevos teatros -el Olimpia, en Lavapi¨¦s, de Paredes y Pedrosa; el del Canal, dise?ado por Juan Navarro Baldeweg, en la calle de Bravo Murillo, y el Coliseo de las Tres Culturas, de Vicens y Ramos, en Hortaleza-; un Museo de las Colecciones Reales, que llevar¨¢n a cabo Mansilla y Tu?¨®n en el Palacio Real; una nueva plaza en Felipe II, de Francisco Mangado con el artista Francesc Torres; un recinto empresarial con rascacielos de Foster, Rubio y ?lvarez Sala, Pei y Pelli en los terrenos de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid; y dos parques: uno de 40 hect¨¢reas en el Ensanche de Vallecas, de Toyo Ito, y otro de 90, conocido como la cu?a verde de O'Donnell y proyectado por Junquera y Obal con Bet Figueras. Aunque incompleta, la n¨®mina de proyectos es exorbitante, y a trav¨¦s de ellas tan s¨®lo se vislumbra que el norte de la capital se refuerza como distrito financiero, y el sur se reinventa como enclave cultural.
?Qu¨¦ resultar¨¢ m¨¢s atractivo para los jueces del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, los rascacielos de la prolongaci¨®n de la Castellana -una operaci¨®n urbana de tres kil¨®metros y medio tan ambiciosa como opaca- o los museos y dotaciones culturales en torno a Atocha? La opini¨®n de los arquitectos de Madrid est¨¢ dividida. Hay quien piensa que la suerte est¨¢ echada: en diez a?os el t¨¦rmino municipal estar¨¢ completamente abarrotado y es imposible enderezar la traza rutinaria y mezquina de los ¨²ltimos grandes barrios residenciales (los PAUs) o invertir la pulsi¨®n urbanizadora que impide reequilibrar el territorio con zonas verdes. Sin dejar de reconocer esos factores que juegan a la contra, hay quien opina que esta avalancha desordenada de proyectos de autor puede acabar proporcionando a Madrid algo parecido a una identidad nueva. Pero al margen de que tengan distintos pareceres, los arquitectos son conscientes de que las grandes decisiones con las que Madrid crece y se transforma no est¨¢n en sus manos; simplemente se muestran tan descre¨ªdos o tan esperanzados como los habitantes de la regi¨®n convocados a las urnas ma?ana.
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