Di¨¢logo entre culturas
Felipe de Borb¨®n elogia a todos los galardonados como ejemplo frente a la ignorancia, la oscuridad y el miedo, y celebra la vitalidad de la Constituci¨®n en su 25? aniversario
Culminan en estos emotivos y solemnes momentos muchas horas entregadas a la idea de que nuestros galardones sean foro de encuentro y de di¨¢logo entre culturas, sue?o de una humanidad m¨¢s fraternal y sean tambi¨¦n fortaleza moral para que nunca habite en nosotros lo que el poeta llam¨® la desierta, la infinita llanura de la ingratitud y del olvido.
Inolvidable es la obra de todos los premiados que, a?o tras a?o, nos han honrado con su presencia en este teatro; e inolvidable es tambi¨¦n la emoci¨®n y el impulso que se experimenta al observar el mundo y nuestras propias vidas desde esta atalaya del buen hacer, del ejemplo y del compromiso que supone la obra de mujeres y hombres como los que hoy reciben nuestros galardones. Ellos son, como nos sugiri¨® Cervantes, quienes nos ense?an el buen camino porque antes tuvieron que llorar para aprenderlo.
Espa?a expresa su hospitalidad, su alma generosa, su admiraci¨®n por la extraordinaria obra de los premiados; y ello es as¨ª porque sabe, desde el alba de su historia, que donde habita el amor por la cultura est¨¢n rotas para siempre las cadenas de la ignorancia, de la oscuridad y del miedo.
Celebramos esta edici¨®n en el mismo a?o en que conmemoramos tambi¨¦n el vigesimoquinto aniversario de nuestra Constituci¨®n, que naci¨® para que Espa?a fuera un lugar entra?able para la convivencia pac¨ªfica de nuestra enriquecedora pluralidad de culturas y sentimientos, y nunca espacio para la divisi¨®n, la insolidaridad o la discordia.
Bajo su amparo y gu¨ªa, Espa?a ha liberado lo mejor de s¨ª misma y ha desplegado, con extraordinaria vitalidad, muchas de sus grandes posibilidades y lo m¨¢s esencial de sus recursos humanos, entre los que destaca, por su importancia, la integraci¨®n de la mujer en todos los ¨¢mbitos de la vida social, de los que tan injustamente hab¨ªa estado excluida.
Nos enorgullece ver a nuestra patria abierta y moderna, europea, situada de nuevo a la altura de su tiempo, capaz de adaptarse a los insoslayables cambios del vivir humano, de afrontar con serena fortaleza los problemas que inevitablemente irrumpen en la existencia de toda comunidad y aprovechar las oportunidades de progreso que se le ofrecen.
Nos ilusiona tambi¨¦n contemplarla en vanguardia de la creaci¨®n cultural y de la defensa de los derechos humanos, acogedora y fraterna, y reconocerla, conmovidos, como el hogar donde sentimos la c¨¢lida cercan¨ªa de la compasi¨®n y de la esperanza.
Nunca antes Espa?a ha sido m¨¢s libre, m¨¢s pr¨®spera, m¨¢s capaz y admirada que en esta ¨¦poca iluminada por nuestra ley de leyes. Ha vuelto a ser ante el mundo una gran naci¨®n cuya historia es imprescindible para entender la historia de la humanidad.
Por eso, en este d¨ªa tan querido para m¨ª, quiero tener un recuerdo, impregnado de honda gratitud, para quienes hicieron posible nuestra Carta Magna y para los que sacrificada y lealmente la han desarrollado y aplicado. Para aquellos que, tras heredar una sociedad marcada por la guerra, tuvieron la nobleza de ¨¢nimo y la generosidad necesarias para hacer, de las Espa?as que helaban el coraz¨®n del gran poeta, la Espa?a democr¨¢tica en que vivimos. Todos ellos contribuyeron con lucidez y altura de miras a esa hermosa y noble tarea de la reconciliaci¨®n. Con esos mismos sentimientos recuerdo tambi¨¦n, con especial emoci¨®n, a quienes, v¨ªctimas de la intolerancia y del terrorismo, han perdido sus vidas defendiendo su libertad y la libertad de todos.
Extracto del discurso del pr¨ªncipe de Asturias.
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