Majestuoso

S¨®lo desde la majestuosidad puede establecerse una reflexi¨®n escrita acerca del inconmensurable concierto que el veterano compositor y cantante Elvis Costello dio anteanoche en Madrid. Majestuosidad a la hora de calificar el repertorio interpretado y tambi¨¦n para referirse a la interpretaci¨®n de un Costello que, a sus casi cincuenta a?os, puede presumir de haber alcanzado un nivel de voz y capacidad expresiva extraordinarios. Frente al sentimiento generalizado de que dos horas de Costello a piano y voz exclusivamente pod¨ªa ser una actuaci¨®n ciertamente ¨¢rida, Elvis sorprendi¨® a todo el mundo con uno de los conciertos m¨¢s c¨¢lidos y encantadores ofrecidos por el brit¨¢nico en nuestro pa¨ªs a lo largo de toda su carrera.

Comenz¨® la velada a los sones de un viejo ¨¦xito de su primera ¨¦poca, Accidents will happen, y lo hizo con la guitarra colgada. Seguidamente se lanz¨® por vericuetos apasionados y en los que quedan de fondo los m¨¢s grandes compositores americanos de todos los tiempos: Gershwin, Cole Porter o Burt Bacharach. Con Long honeymoon, la melodram¨¢tica Shot with his own gun y la rom¨¢ntica This house is empty now comenz¨® a erizar el vello de los asistentes, mientras a ratos abandonaba el micr¨®fono y se iba a la boca del escenario a cantar ?a pleno pulm¨®n! Su voz sonaba inmensa, proyectando correctamente a todos rincones de la sala y haciendo viajar a su tesitura vocal desde los graves, amplios y adornados con su caracter¨ªstico vibrato hasta unos agudos no forzados que causar¨ªan envidia a cualquier cantante m¨¢s joven.

El siguiente tramo lo dedic¨® a presentar las canciones de su ¨²ltimo y melanc¨®lico disco, North, llenas de p¨¢ginas musicales te?idas de emoci¨®n y claroscuros sentimentales. You left me in the dark, Someone tooks the words Hawai o When dird I stop dreaming marcaron esa curva de melancol¨ªa que cal¨® en un p¨²blico que ya conten¨ªa la respiraci¨®n para no perderse ni una nota. Pero Costello volvi¨® de nuevo a la iron¨ªa con God's comic. Tras el soul contenido de Either side of the same town, la sofisticaci¨®n pl¨¢cida de Shipbuilding y uno de sus viejos himnos, Peace, love and understanding, el solista y su impecable socio pianista Steve Neive dijeron adi¨®s. Pero el p¨²blico les reclam¨® a conciencia con sus aplausos y Elvis reapareci¨® para bordar el tramo final de la actuaci¨®n. Sonaron Still, con la que el autor celebra vover a estar enamorado, Can you be true y la poderosa Inch by inch. Genial.