Un modelo eficaz y de futuro
El modelo p¨²blico de Seguridad Interior dise?ado por la Constituci¨®n de 1978 y por la Ley Org¨¢nica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad sigue siendo v¨¢lido en todos sus t¨¦rminos. Los tres niveles -local, auton¨®mico y estatal- que dicho modelo sustancia definen un marco de corresponsabilidad acorde con una concepci¨®n de la Seguridad entendida desde la cooperaci¨®n, el m¨¢ximo aprovechamiento de los recursos disponibles y la suma de esfuerzos en com¨²n entre todas las Administraciones implicadas en tan importante tarea. El modelo vigente es, por tanto, un modelo eficaz y de futuro.
Debiera ser obvio que en el ¨¢mbito de la Seguridad no caben "improvisaciones" ni pol¨¦micas est¨¦riles. El bien jur¨ªdico protegido es la libertad y ello exige una gran dosis de seriedad y de sentido com¨²n por parte de quienes tengan algo que decir al respecto. Sorprende, pues, que en las ¨²ltimas semanas algunos se hayan perdido por derroteros ciertamente in¨²tiles y que producen una gran perplejidad. Pretender que la existencia de un ¨²nico cuerpo estatal de polic¨ªa supondr¨ªa un avance en la lucha contra el delito es una propuesta vac¨ªa de rigor y carente de eficacia y viabilidad. Ni que decir tiene que para nada se conjuga con la realidad estructural de los pa¨ªses de nuestro entorno m¨¢s inmediatos ni supone un aporte de modernizaci¨®n a nuestro sistema de seguridad p¨²blica.
El modelo p¨²blico de Seguridad Interior sigue siendo v¨¢lido en todos sus t¨¦rminos
Se mire como se mire, la existencia de dos cuerpos estatales -el CNP y la Guardia Civil- es una garant¨ªa para la mejor distribuci¨®n funcional y territorial de las tareas de prevenci¨®n e investigaci¨®n en orden a los principios de especializaci¨®n, proximidad y adaptaci¨®n al medio geogr¨¢fico afecto a cada uno de dichos cuerpos. Promover la desaparici¨®n de uno de ellos para alentar una fusi¨®n artificial y forzada ser¨ªa en todo caso un error de consecuencias may¨²sculas en perjuicio de todos. Cuestionar a estas alturas la continuidad y pervivencia separada de ambos cuerpos acredita la escasa solidez con la que el se?or Zapatero habla de estas cosas, probablemente porque no tiene argumentos para plantear alternativas en una cuesti¨®n tan sustancial como la que nos ocupa.
Por eso tambi¨¦n en el contexto de lo dicho es llamativo que desde el PSOE se construya una teor¨ªa del "mando ¨²nico" que intenta dar apariencia de novedad a un hecho que viene ya funcionando con plena normalidad. El reivindicado mando ¨²nico de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) lo ejercita cotidianamente el secretario de Estado de Seguridad bajo las ¨®rdenes directas del ministro del Interior y es dicho secretario de Estado quien a su vez imparte las instrucciones correspondientes a los directores generales de ambos cuerpos. Eso es as¨ª y as¨ª debe seguir siendo porque conforma la l¨®gica de la llamada cadena de mando y porque no hay otra manera mejor de hacerlo en una organizaci¨®n que por su naturaleza exige ser claramente piramidal para poder resultar eficaz y operativa.
M¨¢s all¨¢ de estas improvisaciones de signo electorero, lo cierto es que el aut¨¦ntico reto estriba en continuar perfeccionando los mecanismos de actuaci¨®n, formaci¨®n y especializaci¨®n de nuestras FCSE, dot¨¢ndolas a su vez de los recursos humanos, materiales y financieros acordes con las misiones a desarrollar y con las necesidades que dimanan de la aparici¨®n de nuevas formas y tramas delictivas. A esa tarea de planificaci¨®n y autoexigencia viene dedic¨¢ndose el Gobierno y el Ministerio del Interior en los ¨²ltimos a?os, tal y como se ha vuelto a hacer evidente en las previsiones contenidas en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el 2004 y en las inversiones adicionales que se van a aplicar en el ejercicio en curso, seg¨²n anunci¨® la pasada semana el propio presidente Aznar.
As¨ª pues, el futuro inmediato de nuestro sistema p¨²blico de Seguridad Interior pasa por el mantenimiento de los dos cuerpos estatales, la sustantividad de los modelos vasco y catal¨¢n, la no proliferaci¨®n de nuevas polic¨ªas auton¨®micas y la definici¨®n de un marco que permita optimizar el trabajo en com¨²n entre las FCSE y las polic¨ªas locales sin que ¨¦stas pierdan su car¨¢cter auxiliar de aqu¨¦llas. En este horizonte es preciso tambi¨¦n imaginar nuevas f¨®rmulas que faciliten la debida interrelaci¨®n entre la seguridad p¨²blica y la seguridad privada, de modo que se puedan establecer esquemas de colaboraci¨®n din¨¢micos e inteligentes sin deterioro nunca de la jerarqu¨ªa y del incuestionable control que a la primera corresponde ejercer sobre la otra.
Pero sobre todo lo que importa destacar en este tiempo es que nuestras FCSE cumplen, y cumplen bien, las tareas que tienen encomendadas en virtud del ordenamiento vigente. La entrega y profesionalidad de sus miembros, la alta valoraci¨®n social de la que gozan ambos cuerpos y el prestigio que se les reconoce por parte de la comunidad internacional son pasaportes bastantes para que nadie se deslice por propuestas que parecen m¨¢s bien la absurda consecuencia de una lecci¨®n mal aprendida "en un par de tardes". Espa?a y los ciudadanos espa?oles necesitamos que nuestras FCSE gocen de estabilidad, tengan claro el modelo profesional sobre el que van a desenvolver su trabajo y no se las convierta en objeto de controversia partidaria. Las pol¨ªticas de Seguridad son y han de ser pol¨ªticas de Estado y esta consideraci¨®n obliga a todos a actuar con voluntad de di¨¢logo y de consenso sin demagogias catastrofistas ni veleidades est¨¦riles.
Ignacio Gil L¨¢zaro es portavoz adjunto del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso y portavoz de Interior. Diputado por Valencia.
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