Madrid, el otro modelo del PP
Con los resultados de las elecciones auton¨®micas todav¨ªa de cuerpo presente, una asociaci¨®n de promotores constructores de Madrid hizo a la nueva presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, una descarada demanda: que cambie la Ley del Suelo de la regi¨®n a fin de suprimir la reserva de terreno para la construcci¨®n de viviendas de protecci¨®n oficial. Seg¨²n el portavoz de esa asociaci¨®n, esa Ley del Suelo exige "esa cosa tan demag¨®gica de reservar suelo para viviendas protegidas, que es una verdadera monstruosidad econ¨®mica", ya que el suelo para ese tipo de viviendas podr¨ªa salir "de la liberalizaci¨®n".
No le han hecho los promotores constructores ning¨²n favor a Aguirre con esa petici¨®n urgente. Una campa?a electoral tan salpicada de sospechas sobre la imbricaci¨®n de los intereses inmobiliarios y los intereses pol¨ªticos merec¨ªa un final definitivo y una separaci¨®n rotunda de los mismos. ?Habr¨ªan hecho los promotores constructores id¨¦ntica demanda, con tanta urgencia, en el caso de que el vencedor de la contienda hubiera sido Rafael Simancas? En segundo lugar, vuelven a repetir un t¨®pico tan familiar a los neoliberales como falso en sus contenidos: la liberalizaci¨®n del suelo abaratar¨¢ su coste. La experiencia indica todo lo contrario: que la liberalizaci¨®n del suelo, en un r¨¦gimen de oligopolio de los promotores constructores, conduce a esas viviendas cuyo precio de mercado est¨¢ muy por encima de su valor real.
Coincidiendo con ello se conoc¨ªan los datos del Observatorio Joven de Vivienda en Espa?a, presentado por el Consejo de la Juventud, con unas tendencias depresivas para los madrile?os: Madrid es la comunidad aut¨®noma m¨¢s cara para comprar una vivienda (seguida del Pa¨ªs Vasco, Catalu?a y Baleares); un joven debe destinar casi el 87% de su sueldo a la compra de un piso; si los demandantes son una pareja en la que los dos miembros contribuyen al pago de la hipoteca, ese porcentaje se reduce al 57,5%; adquirir una casa de 100 metros cuadrados sin tener en cuenta el cr¨¦dito hipotecario exigir¨ªa a un joven con un sueldo medio invertir 18 a?os ¨ªntegros de su salario. Es con estos porcentajes y otros parecidos con los que los promotores en cuesti¨®n quieren suprimir la reserva de terrenos para las viviendas de protecci¨®n oficial.
En los pr¨®ximos cuatro a?os, el PP va a seguir gobernando la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid con mayor¨ªa absoluta. Por lo tanto, el modelo de gesti¨®n que apliquen Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallard¨®n ser¨¢ uno de los exponentes m¨¢s representativos de la eficacia de ese partido. Pero ?cu¨¢l es ese modelo? Las primeras declaraciones de Aguirre y el proyecto de presupuesto municipal para 2004, presentado por Ruiz-Gallard¨®n, distan mucho.
Esperanza Aguirre parece sujeta a la misma filosof¨ªa que el Gobierno de la naci¨®n: es m¨¢s importante la estabilidad presupuestaria que la satisfacci¨®n de las necesidades de los colectivos m¨¢s d¨¦biles. En declaraciones a este peri¨®dico, una vez electa, Aguirre dijo: no voy a subir los impuestos "por principio y por convicci¨®n"; tampoco va a subir el c¨¦ntimo sanitario (impuesto que se cobra por cada litro de combustible para pagar los gastos de la sanidad); y anuncia que suprimir¨¢ el impuesto de sucesiones con car¨¢cter universal, con lo que igualar¨¢ las herencias de las grandes fortunas con las del ciudadano com¨²n.
En cambio, el primer presupuesto de Ruiz-Gallard¨®n es rupturista con los de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez Manzano: crecimiento del gasto en un 26% y de la inversi¨®n en un 60%, aumento de varios impuestos (circulaci¨®n, bienes inmuebles), incremento del endeudamiento, etc¨¦tera. Consciente de que a Manzano se le hab¨ªa echado en cara su conservadurismo inversor y haber hecho de Madrid una ciudad chata, provinciana y escasamente comparable con otras capitales europeas, Ruiz-Gallard¨®n ha echado la casa por la ventana. La oposici¨®n le puede criticar el orden de prioridades escogido, pero no el esfuerzo inversor ni el aumento del endeudamiento en un momento en que los tipos de inter¨¦s son bajos.
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