Afinidad
De repente, en una zona perif¨¦rica de Catalu?a, aparecen unos simios para poner en apuros al gobierno de la Generalitat. Tal vez confiada en que la cosa pasar¨ªa inadvertida, la autoridad competente concedi¨® a una empresa extranjera licencia de explotaci¨®n de una granja de macacos para su ulterior comercializaci¨®n con fines cient¨ªficos o experimentales. Bronca de los vecinos, bronca de los ecologistas y precipitada incautaci¨®n de trescientos macacos. ?Qu¨¦ hacer con ellos? Atrapados entre el temor gubernamental a dar una imagen despiadada y la dificultad jur¨ªdica de hacer marcha atr¨¢s en lo acordado, los pobres micos van de aqu¨ª para all¨¢, sin nadie que los quiera o que los pueda alojar. A diferencia de otros pa¨ªses europeos, Espa?a s¨®lo cuenta con un centro de acogida de primates rescatados de la cautividad, una fundaci¨®n de car¨¢cter privado que sobrevive en condiciones precarias, precisamente en Catalu?a.
Simult¨¢neamente recoge el Premio Pr¨ªncipe de Asturias Jane Goodall, una mujer que actualmente se obstina en pulverizar su reputaci¨®n afectando unos aires monjiles y predicando un misticismo algo simpl¨®n. Quien no tenga otra noticia de ella que sus recientes apariciones dif¨ªcilmente se har¨¢ cargo de la importancia de sus investigaciones. Durante d¨¦cadas estudi¨® el comportamiento individual y social de los chimpanc¨¦s y lleg¨® a la conclusi¨®n de que su semejanza con los humanos es mayor de lo que se pensaba: no una caricatura de nuestra apariencia y nuestros gestos, sino el embri¨®n de nuestra naturaleza individual y social, de la que tampoco est¨¢n ausentes lo cruel, lo falaz y lo siniestro. Cierto o no, la cuesti¨®n que esto plantea no es trivial: debemos otorgar a estos animales una cierta dosis de respeto no por la simpat¨ªa que puedan inspirarnos, sino precisamente porque nos causan una desaz¨®n en la que nos reconocemos. No por ternura, sino por afinidad. En varias universidades extranjeras la primatolog¨ªa ya es asignatura universitaria y abunda la controversia sobre esta rendija que nos permite vislumbrar el germen de nuestra controvertida esencia.
Vista en este contexto, la trata de monos en Catalu?a es casi una parodia de la antigua y nunca reconocida tradici¨®n negrera de nuestros ilustres antepasados.
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