S¨ªmbolo
Los 30 ocupantes de la casa se organizan de forma asamblearia y comparten el huerto con jubilados
Can Masdeu es, junto a la Casa de la Muntanya, un t¨®tem para el movimiento okupa de Barcelona. Si la Casa de la Muntanya lo es por su veteran¨ªa, en Can Masdeu los factores son varios, comenzando por la oposici¨®n al desalojo, en abril de 2002, que mantuvieron sus habitantes. Con ella consiguieron no pocas simpat¨ªas entre los ciudadanos y el apoyo de entidades c¨ªvicas y de la mayor¨ªa de los vecinos del distrito de Nou Barris, incluidos los jubilados, contentos con la espectacular recuperaci¨®n de un edificio y su entorno que hab¨ªan permanecido abandonados durante medio siglo.
La antigua mas¨ªa del valle de Sant Gen¨ªs es tambi¨¦n singular por su ubicaci¨®n: rodeada de verde, tiene unas vistas magn¨ªficas sobre Barcelona; es enorme, tiene m¨¢s de 1.000 metros cuadrados de superficie habitable, y viven en ella, unas 30 personas de distintas nacionalidades. No es extra?o que la lengua de comunicaci¨®n sea con frecuencia el ingl¨¦s.
Vivir en una casa como Can Masdeu requiere una considerable dosis de organizaci¨®n. Cada semana se celebra una asamblea en la que se discute sobre las funciones cotidianas, los trabajos pendientes o la programaci¨®n de actividades. Las tareas -limpieza, cocina, cuidado de los huertos, acudir al mercado a buscar verdura o reciclaje- son rotativas. Algunos de sus habitantes trabajan espor¨¢dicamente y otros, los menos, en empleos fijos.
En Can Masdeu explican que viven de acuerdo con el principio de la "permacultura"; esto es, respetando los ciclos naturales y teniendo siempre presente la sostenibilidad. Forman parte de esta filosof¨ªa de vida los huertos que comparten con 80 jubilados del barrio, las placas o el horno solar con los que calientan el agua, el horno de barro para cocer el pan que ellos mismos elaboran, el escrupuloso reciclaje que realizan, una lavadora que funciona a pedales y las balsas de las que obtienen el agua para regar los huertos.
Si la semana en el valle transcurre de forma tranquila, el fin de semana llegan las actividades abiertas al p¨²blico y, con ellas, los visitantes. "Cada vez sube m¨¢s gente a vernos. Gente de toda la ciudad y no s¨®lo alternativos", explicaba ayer uno de los habitantes. "Esperamos que con la absoluci¨®n se deje de criminalizarnos y la gente entienda nuestro proyecto", a?adi¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.