Multadas 22 empresas alimentarias en 2002 por fraude al consumidor
Los inspectores regionales recaudaron 100.000 euros en sanciones
Alterar la composici¨®n de los chorizos, enga?ar sobre la procedencia de los jamones o botellas de whisky o fingir que el pescado era de mejor calidad en la etiqueta que en la realidad. ?stos son algunos de los delitos cometidos el a?o pasado por las 22 empresas del sector de la alimentaci¨®n sorprendidas por los inspectores de la Consejer¨ªa de Sanidad defraudando al consumidor el a?o pasado.
En total, las compa?¨ªas recibieron multas por importe de m¨¢s de 100.000 euros. Un total de 1.632 kilos de pezque?ines fueron destruidos en operaciones llevadas a cabo en colaboraci¨®n con el Servicio de Protecci¨®n dela Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil porque el pescado era demasiado peque?o para ser comercializado.
Llenar el est¨®mago de los 5,5 millones de madrile?os y el de los turistas y visitantes de la regi¨®n hizo necesaria la elaboraci¨®n, transporte, almacenamiento y elaboraci¨®n de m¨¢s de seis mil millones de toneladas de alimentos y bebidas envasadas, (sin contar el agua mineral) durante 2002. Todos ellos pasaron por las manos de las 6.712 empresas alimentarias que el Gobierno regional tiene registradas en la Comunidad de Madrid.
Para asegurar que el comprador de una lubina pueda estar seguro de que es fresca, salvaje y gallega (y no congelada, de acuicultura y griega, por ejemplo), Sanidad cuenta con un equipo de inspectores que se ocupa de seguir la trazabilidad (esto es, el recorrido seguido por el alimento desde su origen hasta el mantel) y comprobar que la informaci¨®n de la etiqueta se corresponde con la realidad.
Al menos 22 compa?¨ªas fueron sorprendidas por estos inspectores intentando defraudar al consumidor en las 537 actuaciones de control del fraude alimentario llevadas a cabo por la Direcci¨®n General de Salud P¨²blica. Su responsable, Francisco de As¨ªs Bab¨ªn, present¨® ayer la memoria de esta direcci¨®n general, en la que se desgranan el resto de actividades que lleva a cabo: vacunaci¨®n, sanidad mortuoria, contaminaci¨®n ambiental, control de brotes epid¨¦micos, etc¨¦tera.
La mitad de las infracciones detectadas corresponden al sector de la pesca, que es el que m¨¢s y m¨¢s graves sanciones recibe. La informaci¨®n falsa o incorrecta en el etiquetado de los productos (especie comercializada, lugar de origen, t¨¦cnica de captura...) cost¨® a nueve de estas empresas sanciones que oscilan entre los 300 y los 12.000 euros.
Otras dos compa?¨ªas, dedicadas al transporte y distribuci¨®n de la mercanc¨ªa, cometieron una falta a¨²n m¨¢s grave: obstruir la labor de los inspectores sanitarios y negarse a facilitarles la informaci¨®n requerida. Por ello recibieron sendas multas de 18.000 euros.
Tambi¨¦n por mentir sobre el origen y la calidad de los alimentos fueron sancionadas una empresa envasadora de patatas (1.200 euros de multa), una distribuidora de whisky (6.010 euros) y dos dedicadas al comercio de la harina (6.010 y 3.005 euros, respectivamente). A otra compa?¨ªa le fueron inmovilizados, hasta que modific¨® el etiquetaje de sus productos, 2.300 jamones y 30 paletas de supuesto cerdo ib¨¦rico.
Las sanciones impuestas tambi¨¦n abarcan el fraude en la fabricaci¨®n del producto. As¨ª, una bodega, una empresa l¨¢ctea y un fabricante de chorizos fueron sorprendidos en 2002 vendiendo alimentos cuya composici¨®n no cumpl¨ªa los est¨¢ndares de calidad establecidos legalmente. Las sanciones impuestas superan en todos los casos los 4.000 euros.
Metales pesados
El plomo, el mercurio, el cadmio y las dioxinas son cuatro de los contaminantes atmosf¨¦ricos m¨¢s letales para el ser humano. Los tres primeros son metales pesados que se acumulan en el cuerpo y que el organismo es incapaz de eliminar. El cuarto es un compuesto org¨¢nico. Si abundan en el organismo causan enfermedades neurodegenerativas o c¨¢nceres.
Sanidad ha iniciado una investigaci¨®n para detectar su presencia en el cuerpo humano. La experiencia es tan novedosa que los investigadores desconocen en qu¨¦ partes del organismo se acumulan y por ello, en las primeras fases, los buscar¨¢n en los tejidos m¨¢s ¨ªntimos y vulnerables del ser humano: la placenta y el cord¨®n umbilical de los reci¨¦n nacidos y en la leche materna de sus madres.
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