?Un Pr¨ªncipe de izquierda?
Ya le ven¨ªa yo notando algo raro a este Pr¨ªncipe. Era como una impresi¨®n difusa, a veces una excitante sospecha. Sus actitudes, sus actos, sus andanzas... Como si quisiera decirnos algo que no pod¨ªa decirnos. Pero su nave escoraba a babor, era evidente. El rumbo inicial tal vez fuera otro, pero la derrota de la vida impon¨ªa un sesgo, una arriesgada tendencia a meterse por los archipi¨¦lagos del infortunio, los derechos humanos, los ni?os hambrientos. Ahora est¨¢ m¨¢s claro. Su ¨²ltimo mensaje es casi un SOS, pero inequ¨ªvoco: elijo a Letizia Ortiz, del mundanal ruido, de los naufragios del divorcio y otras frutas amargas, para que me acompa?e en las singladuras de la realidad. ?Cu¨¢ndo un heredero de tanto linaje se rindi¨® finalmente, por los imperios del sentir, a una muchacha impregnada en chapapote, en las tormentas del 11-S, en la ci¨¦naga de Irak?
He repasado con atenci¨®n los avatares de este Borb¨®n impredecible. Mayor¨ªa abultada en los ¨¢ngulos dif¨ªciles de la existencia. Pero resulta que en Andaluc¨ªa es quiz¨¢ donde ha dejado las se?ales m¨¢s claras. Eligi¨® nuestra dilatada regi¨®n para su primera visita oficial a una comunidad aut¨®noma. Y se la pate¨® entera. Mas no sobrevolando, sino atracando en los bajos, fondeando en fango algunas veces. Departi¨® con asociaciones vecinales, con representantes de ONGs, con empresarios que no temen al futuro. Y sentenci¨®: "Andaluc¨ªa tiene un gran potencial, pero nadie ignora los problemas y atrasos". Realismo real. Hace un par de semanas estuvo en Las Tres Mil, un barrio azotado por todas las carencias. ("A ver si se da cuenta y nos echa una manita", "?guapo!", coreaban las criaturas). Curioso, en febrero del 2000 recorri¨® otro barrio an¨¢logo, s¨®lo que en Manchester. Y de Andaluc¨ªa, a Oviedo, desv¨ªo por Nueva York, cena privada con Woody Allen. Pero la tarde anterior a la entrega de sus premios todav¨ªa tuvo tiempo para un gesto inolvidable, una charla sincera con republicanos asturianos represaliados por Franco. Incre¨ªble, pero cierto. Y por fin los premios Pr¨ªncipe de Asturias. Este a?o la cosecha ha sido desbordante: un referente moral para el mundo (J¨¹rgen Habermas), un constructor de utop¨ªas (Lula da Silva), mujeres contra el fanatismo (Fatema Mernisi, Susan Sontag), un te¨®logo peruano, Gustavo Guti¨¦rrez, al que Wojtila nunca har¨¢ cardenal. Etc¨¦tera.
Pero la perla andaluza la puso en su discurso: "La infinita llanura de la ingratitud y del olvido, como dijo el poeta". El poeta era Cernuda, pero se me antoja que hubo un gui?o m¨¢s, pues el sevillano no emplea esa expresi¨®n en el poema Donde habite el olvido. En cambio, el dramaturgo granadino Mart¨ªn Recuerda, en su obra La llanura, s¨ª que establece la necesidad de luchar contra el olvido mayor, el de la Guerra Civil. Yo mismo me ocup¨¦ del estreno de esa funci¨®n en esta columna, a la que llam¨¦, qu¨¦ casualidad, La llanura infinita (28.10.99).
No quiero hacerme ilusiones. Sin duda son coincidencias en el espacio, y mejor que as¨ª sean. Porque eso denotar¨ªa un grado excelente de sinergias en torno a la verdad, a la libertad. En torno a un Pr¨ªncipe que, qui¨¦n lo dir¨ªa, nos ha salido de izquierda, o por lo menos lo parece. Que no es poco.
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