Un tri¨¢ngulo m¨¢gico
La exposici¨®n sobre Al-?ndalus inaugurada en Marruecos es un factor m¨¢s para unir las dos orillas
El presidente de la Junta, Manuel Chaves, y el ministro de Cultura marroqu¨ª, Mohamed Achaari, junto con representantes del Gobierno sirio, inauguraban recientemente la exposici¨®n El tri¨¢ngulo de Al-?ndalus, producida por la fundaci¨®n El legado andalus¨ª en la alcazaba de los Udayas de Rabat, una exposici¨®n que, aunque prendida del eje Damasco-Algeciras-Tanger, plantea por primera vez una l¨ªnea cultural norte-sur.
La muestra parte de la historia de dos viajes de Oriente a Occidente, el de Abderram¨¢n I, cabeza de los omeyas espa?oles, y de otro mucho menos conocido en Espa?a: el de Idris I, fundador de la dinast¨ªa idris¨ª, engarzada a las sucesivas casas reinantes en Marruecos y a familias nobles del Norte como los Rais¨²n, de Alcazarquivir. Ambos personajes comenzaron su reinado estableci¨¦ndose en enclaves con un pasado romano; el Omeya en C¨®rdoba y el marroqu¨ª en Muley Idris, a las afueras de Volubilis.
El tri¨¢ngulo de Al-?ndalus sit¨²a las relaciones hist¨®ricas en un marco que va desde el Atlas a la Meseta castellana y tiene su punto central en Gibraltar.
De este modo lo omeya, lo idris¨ª, lo abad¨ª, lo zir¨ª, lo almor¨¢vide, lo almohade, lo merin¨ª o lo nazar¨ª pasan a ser productos de unas relaciones entre los territorios al Norte y al Sur del Estrecho con lo cual enclaves, monumentos y objetos expuestos (salvo los sirios de la primera secci¨®n) se presentan como influenciables e influenciadores en los vectores culturales que desde el siglo VIII al XVI discurrieron hacia arriba o hacia abajo por los territorios hispano y magreb¨ª, llevados por los constantes trasiegos de poblaci¨®n y de ¨¦lites intelectuales. La mitad de Fez o Rabat son andaluzas mientras comarcas enteras de Andaluc¨ªa se llenaron de bereberes; cient¨ªficos y literatos pasan constantemente de uno a otro lado, explican en el cat¨¢logo Mar¨ªa Jes¨²s Viguera y Rafael Valencia.
Un clich¨¦, sin embargo, rompe ese te¨®rico equilibrio hist¨®rico: el de Al-?ndalus. Al-?ndalus puede que no sea aqu¨ª sino un buen nombre para coloc¨¢rselo a un hotel o a un tren tur¨ªstico pero para la mitograf¨ªa del mundo ¨¢rabe en general y de Marruecos o T¨²nez, en particular, sigue siendo sin¨®nimo de "para¨ªso perdido", sobre todo porque en muchas cosas contin¨²an vigentes los c¨¢nones andalus¨ªes.
Al-Andalus, cuya presencia es el hilo conductor de la exposici¨®n, se define as¨ª como arquetipo cultural que, partiendo m¨¢s del legado cultural de Roma que de la herencia de La Meca, influye poderosamente en la historia de Marruecos y en la de Espa?a; all¨ª como regla expresa y aqu¨ª como substrato cultural inconsciente que, aunque no se quiera reconocer, no s¨®lo permanece sino que desde Espa?a "exporta lo ¨¢rabe" hasta M¨¦xico o Argentina tanto a trav¨¦s del mud¨¦jar como de la literatura de Borges.
Terminar con el resentimiento o la negaci¨®n que Al-?ndalus produce es el tema del espl¨¦ndido trabajo (digno, por otra parte de una mejor traducci¨®n de la que se le ha hecho) de Abdelquevir Jatibi que encabeza los que contiene el cat¨¢logo de la muestra.
"Por un lado, la negaci¨®n se cree capaz de exterminar las huellas de la destrucci¨®n imaginaria; y por otro, la melancol¨ªa vive justamente de esas ra¨ªces, porque es un trabajo irrealizado de duelo y de separaci¨®n"... "No podemos negar la discontinuidad de la Historia de Espa?a, tampoco se puede hacer desaparecer la continuidad que no s¨®lo concede un lugar a la memoria ¨¢rabe en todos los ¨¢mbitos -espa?oles-..., sino que incluso, dir¨ªa, constituye un eslab¨®n indestructible -entre Espa?a y los ¨¢rabes- de filiaci¨®n simb¨®lica".
Todo un reto en los tiempos que corren.
Sal¨¦ Rep¨²blica Andalus¨ª
El palacio donde se expone El tri¨¢ngulo de Al-?ndalus es, quiz¨¢s, el mejor lugar para otear Sal¨¦, al otro lado de la desembocadura del r¨ªo. Aunque con 2000 a?os de antig¨¹edad, el lugar no fue importante hasta su poblamiento por moriscos andaluces y extreme?os -los hornacheros- que, primero, lo defender¨¢n de holandeses, franceses, portugueses y espa?oles y, despu¨¦s, pasar¨¢n a la ofensiva ejerciendo de corsarios contra las naves de esos pa¨ªses desde las Canarias hasta Islandia y combatiendo por tierra al poder marroqu¨ª. Ah¨ª surgir¨ªa la Rep¨²blica de Sal¨¦ o de las Dos Riberas. Su bandera puede verse todav¨ªa en el Museo de la Marina, de Par¨ªs.
Los dos patronos de Sal¨¦ son el Se?or ben Asir y el Se?or Abdala ben Has¨²n a quien se festeja con la procesi¨®n "de los cirios"; el primero, nacido en Jimena de la Frontera y maestro de Benabad de Ronda, levant¨® un marist¨¢n (un hospital para enfermos mentales) y su ermita era el lugar al que llegaban para dar gracias los marinos. Hoy sigue siendo un lugar de devoci¨®n masiva, sobre todo los viernes.
Los saletinos han conservado con especial cuidado los jardines y patios andaluces de sus casas pero hasta ahora ninguno de los programas de cooperaci¨®n los ha tenido en cuenta.
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