"M¨ªrame, tonto"
La periodista Mariola Cubells retrata la telebasura que invade la mayor¨ªa de las cadenas
Que la tele tiene miserias es una obviedad. Pero cuando esas miserias han sido conocidas, vividas, en primera persona, y se cuentan, el resultado final es de estupefacci¨®n al comprobar un retrato de mentiras a precio millonario que anestesian premeditadamente al espectador, castran a los profesionales, enriquecen a los directivos y engordan el poder de los poderosos -pol¨ªticos entre ellos-. ?se es el viaje que en formato televisivo adaptado a libro recoge la periodista Mariola Cubells en ?M¨ªrame, tonto! "El t¨ªtulo es el mejor resumen de la concepci¨®n que los responsables de las televisiones generalistas, p¨²blicas o no, tienen del espectador" afirma.
Algunos de los episodios m¨¢s bochornosos de manipulaci¨®n -en directo y diferido- han tenido por escenario los plat¨®s, pasillos y despachos de Canal 9, que atesora los mejores ejemplos de consolidaci¨®n de la telebasura. En ?M¨ªrame, tonto! (editado por Masterclass, de Ediciones Robinbook, hace poco m¨¢s de dos semanas y presentado ayer en La Casa del Llibre de Valencia), Cubells ha tratado, a trav¨¦s de una cr¨®nica, de retratar qu¨¦ pasa detr¨¢s de la pantalla: c¨®mo se mide la audiencia, el valor de una l¨¢grima a cualquier precio, la barbaridad aparentemente improvisada pero perfectamente cocinada como herramienta para atrapar al espectador, d¨®nde quedan los c¨®digos deontol¨®gicos, d¨®nde la ¨¦tica... "No pretendo moralizar, ni teorizar. S¨®lo he recogido algunas de las cosas que yo he hecho, especialmente con el top ten de la telebasura, el programa Parle vost¨¨, calle vost¨¨, y describir lo fraudulento que es casi todo desde sus inicios". Cubells, que decidi¨® en septiembre escribir el libro ante "una sensaci¨®n de inmenso hartazgo de la mierda que me rodeaba", es pesimista porque cree que "las cosas no van a cambiar a corto plazo" y rechaza el principio "tenemos la televisi¨®n que nos merecemos". A su juicio, las televisiones auton¨®micas, excepci¨®n hecha, por ejemplo de TV3, se sumaron cuando nacieron las generalistas privadas a una guerra por la audiencia a cualquier precio. Desaparecieron el compromiso de identificaci¨®n con el espectador, de favorecer la cultura, la pluralidad, la calidad, el respeto o el concepto de lo p¨²blico, hasta el punto que las personas son conscientes de su propiedad del aparato de televisi¨®n pero no de los contenidos.
"Es una cr¨®nica de cosas vividas en la tele, no pretendo moralizar ni teorizar"
El verdugo es, para Cubells, el programador, "ese responsable de la cadena que decide qu¨¦ programa se emite, cu¨¢ndo y de qu¨¦ forma". La v¨ªctima, el espectador. Los profesionales, "responsables en la medida en que participan". Mariola Cubells dijo basta varias veces, cuando sinti¨® que ya no pod¨ªa contribuir m¨¢s a la emisi¨®n de porquer¨ªa. Lo ha pagado caro. Exorcizar el dolor de lo vivido se lo ha permitido el libro. Es esc¨¦ptica sobre la correcci¨®n de las pautas televisivas ya instaladas "porque hay mucho dinero, mucha gente y nula voluntad pol¨ªtica, al poder ya le va bien que la sociedad consuma programas que inyecten apat¨ªa y anulen la cr¨ªtica". Para ella, los que mandan, imaginan un espectador, colocan un programa en antena y le dicen: "?M¨ªrame, tonto!"
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