La pol¨¦mica inventada
Nos enfrentamos a poderes muy fuertes. Poderes pol¨ªticos que mueven los hilos de los mass media. Poderes que no escuchan, que no pretenden aclarar las cosas, poderes que demonizan lo que se salga del status quo. Poderes que utilizan las palabras con lenguas afiladas, acerinas. Estos d¨ªas mucha gente me pregunta por las razones ¨²ltimas de esta gran pol¨¦mica desatada en torno a la circular encaminada a recibir como es debido la escolarizaci¨®n del alumnado inmigrante. He recibido insultos, porque es un grave insulto que te llamen nazi, racista, excluyente, totalitaria.
?Que desprop¨®sito! Nada m¨¢s lejos de mi actitud, de mi ¨¢nimo, de mi voluntad. Pero volvamos a la pregunta. Por qu¨¦. En Euskadi nos preguntamos por qu¨¦ est¨¢n empe?ados en trastocar las cosas, en sacarlas de quicio. A qu¨¦ viene que el Plan de Convivencia del Gobierno vasco se le denomine el Plan de ETA. A qu¨¦ viene tanta manipulaci¨®n, tanta tergiversaci¨®n, tanto desprecio.
Que lo digan castellanos o gallegos; que digan si el Gobierno vasco les maltrata
Cada vez somos m¨¢s quienes lamentamos el concepto que el PP tiene de la pol¨ªtica. Para empezar, los pol¨ªticos tenemos que hacer propuestas pol¨ªticas, para debatirlas, para discutirlas, para que la ciudadan¨ªa, puesto que estamos en un sistema democr¨¢tico, diga lo que piensa no s¨®lo a la hora de votar. Porque en un sistema democr¨¢tico quien manda es la ciudadan¨ªa. ?Por qu¨¦ no reparan en escr¨²pulos ¨¦ticos de ning¨²n tipo? ?Por qu¨¦ lo miden todo en t¨¦rminos de rentabilidad pol¨ªtica? Y ya se sabe, con los adversarios -?o para ellos somos m¨¢s bien enemigos?-, cualquier m¨¦todo vale con tal de que proporcione los resultados esperados. Y no vale.
Han conseguido que la chispa de la pol¨¦mica sobre la palabra "inmigrante" sobrevolara durante un tiempo todos los informativos y las tertulias, que funcione la tenue llama para utilizarla contra un departamento del Gobierno vasco, contra el lehendakari Ibarretxe, contra los que ellos denominan "amigos de los terroristas" y "enemigos de Espa?a". As¨ª que ¨¦sa es la respuesta. Su argumento es maquiav¨¦lico, pero muy simple. Si demuestran que el Departamento de Educaci¨®n, Universidades e Investigaci¨®n del Gobierno vasco califica de extranjeros al resto de los ciudadanos de Espa?a, entonces es que en nuestro ¨¢nimo est¨¢ la independencia y la exclusi¨®n; luego, a pesar de que neguemos que el plan es secesionista, todas nuestras ideas son secesionistas, pues tratamos a los andaluces, a los castellanos, a los gallegos como extranjeros. Que venga Dios y lo vea. Que lo digan los castellanos, los gallegos, los andaluces de origen que hoy forman parte de Euskadi, que digan si el Gobierno vasco les maltrata o les ignora. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
Pero t¨² insulta que algo queda. Tienen raz¨®n quienes nos dicen que no importa lo que hagamos, pues para ellos y ellas todo estar¨¢ mal hecho. Ya lo dec¨ªa Larra en el siglo XIX: "En esta sociedad de ociosos y habladores nunca se concibe la idea de que puedas hacer nada inocente, ni con buen fin, ni aun sin fin". Sin embargo, ?es mucho pedir que al menos se lean el Plan del Gobierno vasco y la circular de Educaci¨®n, que en este caso son apenas tres folios? No podemos hacer pol¨ªtica en base a los titulares machacones, a los sumarios y res¨²menes de prensa. Hay que leer. Y cada d¨ªa estoy m¨¢s convencida que muchos de nuestros adversarios pol¨ªticos no se han le¨ªdo el plan Ibarretxe. "Ni falta que hace", les oigo decir a algunos. As¨ª que tocan de o¨ªdas.
?No eran ellos quienes dec¨ªan que en democracia todo se pod¨ªa discutir? ?Por qu¨¦ ninguno de su coro de contertulios les recuerda ahora aquellas sabias palabras? Quiz¨¢s ¨¦sa sea la clave, las palabras. En estas ¨²ltimas fechas se escuchan palabras inquietantes. Incluso en los rotativos norteamericanos se ha publicado ese run run que nos amenaza con aplicar el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, que prev¨¦ la suspensi¨®n de la autonom¨ªa de Euskadi. Son los viejos aires de la dictadura. Los aires de la amenaza.
Dice Saramago, en relaci¨®n al mundo, que basta la conciencia de lo que ocurre en un solo d¨ªa para vivir el desaliento y la desesperaci¨®n. Pero si hablamos de los insultos y los desprecios que ha recibido la propuesta pol¨ªtica que hoy por hoy representa a la mayor¨ªa de los que votaron en Euskadi en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas, podr¨ªamos hablar de otro tipo de desaliento. Sin embargo, seguiremos trabajando con toda la mesura, la entrega y la ilusi¨®n del mundo
Se lo dije el otro d¨ªa a los oyentes del programa radiof¨®nico de Carlos Herrera, que estaba convencida de que la educaci¨®n est¨¢ en el buen camino, y lo nuestro nos cuesta (un 30% del presupuesto). Eso es lo que vale, las convicciones y los valores. No lo que los otros quieren ver, desean ver. Es tiempo de fantasmas, est¨¢n en plena campa?a electoral, miran a La Moncloa con ansias de poder. Y todo vale. "Hay que darle 'al vasco', que as¨ª conseguiremos m¨¢s votos". A finales de diciembre aprobar¨¢n la ¨²ltima reforma de la Ley de Extranjer¨ªa, ?menuda ley!, que, la vistan como la vistan, es una verg¨¹enza... ?Qu¨¦ curioso que esta ley siempre se reforma cuando se avecinan campa?as electorales!
Pero hay otra cuesti¨®n que nos inquieta a los que vivimos junto a los inmigrantes extracomunitarios. La manera en que esa palabra, inmigrante, se ha degradado -y no precisamente gracias a Le Pen- en estos ¨²ltimos a?os, sino gracias a la pol¨ªtica que practica el PP. Ay, las palabras. La cantidad de cosas que se dicen con s¨®lo una palabra. 'Inmigrante' se ha convertido en un insulto en la Europa de hoy, como antes lo fue 'moro', 'negro', 'jud¨ªo', 'turco'... Menos mal que les necesitamos, lo dicen hasta los grandes bancos. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si no les necesit¨¢ramos? En el Estado hacen falta unos 200.000 al a?o. ?400.000 'manos de obra'? No, 200.000 seres humanos. ?Habr¨¢ que llamarles de otra forma? Tendremos que complicarnos la vida para que no se sientan insultados, aun a sabiendas de que cuando nosotros decimos 'inmigrantes' no les insultamos, que no insulta quien utiliza un tono c¨¢lido, tierno, de amigos. Insulta quien escupe la palabra. Quien levanta vallas verdaderas. Quien les devuelve narcotizados en una avi¨®n, como hizo Mayor Oreja. Quien les niega el derecho de ciudadan¨ªa y el asilo.
Es obvio que son inmigrantes, como lo ser¨ªamos nosotros si emigr¨¢ramos a otra regi¨®n o a otras partes del mundo. Tambi¨¦n es obvio que son seres humanos y, sin embargo... Hace tiempo que han pervertido las palabras: lo han hecho con democracia, derecho, libertad, justicia... Tambi¨¦n lo han hecho con la palabra 'vascos' y 'vascas'. As¨ª que no utilizaremos otras palabras. Las haremos m¨¢s nuestras que nunca sin ringorrango, pero en un acto de desagravio, con serenidad, como una plegaria, como una oraci¨®n a las palabras. Querida palabra INMIGRANTE, entiende que cuando pronunciamos tu nombre lo hacemos con el respeto y la admiraci¨®n debida, con un cari?o verdadero, sincero, intenso.
Esa palabra, inmigrante, forma parte de este pueblo, los que se fueron, los que vinieron; as¨ª que la asumo con naturalidad, me hace m¨¢s cercana a tantos cientos de miles de seres humanos de todo el planeta. Es parte de nuestra identidad. Querida palabra inmigrante, tienes, como la gente que ahora la representa haci¨¦ndola carne con su vida, mis brazos abiertos. As¨ª que recojamos del suelo esa palabra, tan pisoteada, y cargu¨¦mosla al hombro, junto a nuestro coraz¨®n. Y sigamos adelante. Algunos ladran, pero nosotros avanzamos suaves y decididos, como en una plegaria. Somos un pueblo peque?o que ofrece testimonio en sus gestos. Un pueblo peque?o que pervive para dar ejemplo. ?C¨®mo enfrentarnos a las peores amenazas antes de que surjan? Con la fuerza del coraz¨®n, con esa convicci¨®n de intentar cada d¨ªa lo intachable, y con las personas que sostienen el buen sentido de las palabras que tienen alma propia. Como la palabra inmigrante. Es una luz que florece.
Anjeles Iztueta Azkue es consejera de Educaci¨®n, Universidades e Investigaci¨®n del Gobierno vasco.
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