La proporcionalidad en la prevenci¨®n
La decisi¨®n del Gobierno espa?ol de cerrar la frontera con Gibraltar debido a la epidemia de gastroenteritis viral que afectaba al pasaje y tripulaci¨®n del Aurora ha merecido el apoyo de los partidos de la oposici¨®n, de los editoriales de algunos peri¨®dicos y de bastantes expertos. Entre las sociedades cient¨ªficas espa?olas s¨®lo la de epidemiolog¨ªa la ha considerado exagerada. Incluso algunas de las trabajadoras andaluzas que no pudieron cumplir con sus obligaciones laborales en el Pe?¨®n se manifestaron resignadas frente a lo que, seg¨²n las declaraciones oficiales, era una amenaza para la salud p¨²blica.
?Cu¨¢l era el peligro que se pretend¨ªa conjurar? ?Era la medida preventiva m¨¢s adecuada? ?Qu¨¦ efectos indeseables podr¨ªa provocar?
La cuarentena no es una medida universal; se debe adaptar a las circunstancias
Retrocedamos al a?o 1347. Desde la playa de la ciudad veneciana de Ragusa se avistaban las velas de un buque que proced¨ªa del mar Negro, donde padec¨ªan, como en otros lugares de Europa, una de las epidemias de peste que diezmaron la poblaci¨®n del Viejo Continente. El gobierno municipal tem¨ªa la propagaci¨®n y opt¨® por impedir que el barco atracara en el puerto. Pero no lo expuls¨®. Decidi¨® mantenerlo alejado y esperar unos d¨ªas a ver si se declaraba alg¨²n caso de peste.
Aunque se desconoc¨ªa la existencia de los microbios pat¨®genos y los mecanismos de contagio, se supon¨ªa que s¨®lo los enfermos transmit¨ªan la peste y que ¨¦sta se pod¨ªa manifestar entre las personas aparentemente sanas. Por lo que si al transcurrir el tiempo no aparec¨ªa ning¨²n caso asumir¨ªan que la embarcaci¨®n era segura y mantendr¨ªan la relaci¨®n comercial de la que depend¨ªan para vivir.
Hab¨ªa nacido la cuarentena. Una de las medidas colectivas de prevenci¨®n de las enfermedades infecciosas que todav¨ªa se emplea. Pero las intervenciones preventivas tienen hoy una base cient¨ªfica, debido a la comprensi¨®n de estos procesos y al conocimiento de los periodos de incubaci¨®n y de transmisi¨®n, de modo que no son de aplicaci¨®n universal, sino que se deben adaptar a las circunstancias.
Volvamos al problema actual. Una gran proporci¨®n de las gastroenteritis epid¨¦micas son v¨ªricas, debidas en buena parte a los norovirus, part¨ªculas de ARN que tambi¨¦n se denominan calicivirus o Norwalk, contaminantes de diversos alimentos, entre los cuales destacan los mariscos si no se procesan adecuadamente.
Estas gastroenteritis se caracterizan por un inicio s¨²bito con n¨¢useas, v¨®mitos -sobre todo en los ni?os- y diarrea. El cuadro en general es benigno y evoluciona espont¨¢neamente a la curaci¨®n en un par de d¨ªas. Las personas m¨¢s vulnerables a las complicaciones, normalmente relacionadas con la deshidrataci¨®n, son los lactantes y los ancianos.
Aunque el origen de estos brotes acostumbra a ser la ingesta de los alimentos contaminados que se consumen crudos, el virus puede infectar secundariamente a otras personas en contacto con los pacientes infectados. Como las heces y los v¨®mitos de las personas afectadas contienen virus mientras dura la enfermedad, pueden alcanzar el intestino de terceros. Lavarse las manos con agua y jab¨®n despu¨¦s de ir al lavabo y antes de comer interrumpe la cadena de transmisi¨®n.
La capacidad de difusi¨®n del virus Norwalk es muy alta, de modo que si no se toman las medidas adecuadas se puede propagar velozmente. Pero la prevenci¨®n consiste b¨¢sicamente en el aislamiento de los pacientes mientras duran las manifestaciones y en extremar las medidas de higiene personal y la limpieza de los objetos de aseo, los utensilios de cocina y el menaje. Si enferma el personal de cocina debe evitarse que manipule alimentos hasta las 48 horas de la desaparici¨®n de los s¨ªntomas.
Aunque el aislamiento de las personas sanas en contacto con enfermos, que es lo que t¨¦cnicamente es una cuarentena, te¨®ricamente anular¨ªa el peligro de contagio personal, no se recomienda establecerla debido a que los eventuales beneficios si se produjeran son, en general, menores que los inconvenientes que comporta. No hay que olvidar que el modo de contagio m¨¢s frecuente es el consumo de alimentos contaminados. Por ello tampoco se recomienda la adopci¨®n de cordones sanitarios ni otras intervenciones m¨¢s dr¨¢sticas.
Los virus Norwalk son de distribuci¨®n pr¨¢cticamente universal, aunque s¨®lo en contadas ocasiones se lleva a cabo una investigaci¨®n etiol¨®gica porque al requerirse pruebas de laboratorio espec¨ªficas y tratarse de episodios autolimitados no vale la pena efectuarlas. De cara a la prevenci¨®n, es mucho m¨¢s importante garantizar la seguridad de los alimentos que son el origen de los brotes epid¨¦micos. Una responsabilidad que corresponde a los productores y a las administraciones sanitarias.
Aunque se han descrito brotes en cruceros de vacaciones, no es ¨¦sta la circunstancia m¨¢s habitual. Una revisi¨®n de 350 episodios notificados en EE UU de 1996 a 2000 atribuye unas tres cuartas partes a las comidas en restaurantes, residencias geri¨¢tricas y escuelas. En Espa?a se notifican algunos, como el que afect¨® a unos cincuenta trabajadores que celebraban la cena de navidades en L¨¦rida y que se atribuy¨® al consumo de ostras crudas procedentes de Galicia.
Parece ser que el Ministerio de Sanidad no recibi¨® puntual y adecuada informaci¨®n y tal vez por ello procedi¨® contundentemente. No obstante, adem¨¢s de los inconvenientes que produjo la limitaci¨®n de la circulaci¨®n de bienes y personas, la espectacularidad de la medida fomenta un intervencionismo impertinente que puede provocar peores consecuencias que las que pretende evitar. En primer lugar, exagerar los peligros de estas situaciones y fomentar el miedo o al menos el desasosiego de los profanos, lo que es de muy poca ayuda para proporcionar criterios sanitarios ¨²tiles, y contradice los esfuerzos de los servicios de salud p¨²blica que precisamente insisten en la conveniencia de promover respuestas razonables a los peligros para la salud. Sin contar con la negativa influencia sobre las tendencias xen¨®fobas que quien m¨¢s quien menos alberga, porque si el peligro viene de fuera es m¨¢s f¨¢cil desatender las responsabilidades propias en garantizar la seguridad de los alimentos.
Una vez que el Aurora zarp¨® de Gibraltar se cancelaron las anunciadas medidas de control posterior de los eventuales contactos de los pasajeros y tripulantes, lo que es de agradecer por parte de la poblaci¨®n que cruza la frontera, aunque lleve a sospechar si la justificaci¨®n inicial de la decisi¨®n no ser¨ªa una coartada para la exhibici¨®n de la autoridad o un fetiche con el que conjurar espectacularmente un eventual, pero en todo caso limitado, riesgo de propagaci¨®n de un brote epid¨¦mico de toxiinfecci¨®n alimentaria de los centenares que se producen anualmente en nuestro pa¨ªs.
Andreu Segura es profesor de Salud P¨²blica de la Universidad de Barcelona y coordinador del proyecto AUPA Barceloneta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.