El cup¨®n de la discordia

Imag¨ªnense que tras a?os de levantarse a las cinco de la madrugada para ir a trabajar a la f¨¢brica, de llegar a fin de mes a trancas y barrancas, de tener que pens¨¢rselo dos y tres veces antes de permitirse un capricho, de golpe y porrazo les caen del cielo seis millones de euros, mil millones de las antiguas pesetas. Cualquiera no se emborracha de pura felicidad y pierde el mundo de vista.

Lo de la lluvia de millones es un historia bonita, so?ada por los miles y miles de espa?oles que compran religiosamente cada semana n¨²meros de la ONCE. Pero en el caso de Antonio Lloreda puede que no tenga un final del todo feliz. Lloreda, de 47 a?os, casado y padre de dos hijos, est¨¢ convencido de que le han tocado los seis millones de euros y que son para ¨¦l. Pero 19 de sus compa?eros de f¨¢brica, algunos amigos de infancia, esgrimen que hab¨ªa un pacto verbal seg¨²n el cual el dinero con el que se premia la serie, un past¨®n, ten¨ªa que repartirse, ya que la pe?a compraba los 20 cupones cada semana, y le han denunciado ante el juez. Por orden judicial, Lloreda, que desde el viernes no acude a la empresa, no puede tocar ni un c¨¦ntimo ni de su n¨²mero de cuenta corriente ni del premio.

El juez bloquea el cobro del premio y los afectados afirman que exist¨ªa un pacto verbal previo

Los ahora enemistados por culpa de un n¨²mero, el 85646, y de mucho dinero, son vecinos de Ripollet, un pueblo del cintur¨®n rojo de Barcelona, con fama de pobre y currante. Son compa?eros de trabajo de la Sintermetal, una f¨¢brica de piezas para el autom¨®vil con m¨¢s de 50 a?os de historia, y muchos episodios de huelgas y lucha sindical. Y llevaban jugando juntos, cada viernes, desde hace m¨¢s de diez a?os.

Uno de los encargados de la f¨¢brica iba al puesto de la ONCE del barrio de Can Mas y compraba 20 cupones. Luego los repart¨ªa entre los 20 compa?eros. Era "un grupo cerrado, mucha gente quiso entrar en esta pe?a y no pudo, y hab¨ªa mucha confianza, muchos se conoc¨ªan desde la infancia", explica un trabajador. Pero apareci¨® el dinero, y ahora los que antes eran amigos de toda la vida s¨®lo se hablan a trav¨¦s de abogados. Los supuestos damnificados, los 19 trabajadores que reivindican la vig¨¦sima parte de los seis millones de euros (300.000 euros para cada uno), se?alan que hab¨ªa un pacto de que, tocara a quien tocara la serie, ¨¦sta se ten¨ªa que repartir. Ahora s¨®lo tienen un pellizco de lo que creen que es suyo: un cup¨®n premiado con 35.000 euros (5,82 millones de pesetas).

Sin embargo, el hermano de Antonio Lloreda, ?ngel, que ayer s¨ª que acudi¨® a la empresa a trabajar, mantiene una versi¨®n distinta. Seg¨²n ¨¦l, su hermano s¨®lo se intercambiaba el n¨²mero con Blai Landeira. Y, a?ade, era ¨¦ste quien ten¨ªa el pacto "con la pe?a de 20 trabajadores". "Mi hermano es un hombre muy honesto, y puede ir con la frente muy alta". "No se ha fugado, s¨®lo se fue unos d¨ªas a descansar en una casita que tiene en Tarragona; si no ha venido a trabajar es porque le han denunciado y por consejo del abogado", explica ?ngel.

Cuando Antonio Lloreda supo que le hab¨ªa tocado tanto dinero "se hinch¨® a llorar de alegr¨ªa". Y llam¨®, defiende ?ngel, "a Landeira para darle la noticia y darle las gracias por haberle dado suerte". Suerte porque, seg¨²n el hermano del agraciado, quien compr¨® el n¨²mero de la serie ganadora fue Landeira. En la empresa, Lloreda tiene fama de ser "un hombre muy majo, siempre dispuesto a ayudar. Pero le han ca¨ªdo mil millones, se ha emborrachado y ahora no quiere repartirlos tal como estaba pactado", explica un trabajador.

?Qu¨¦ va a hacer con el dinero? Ser¨¢ el juez quien decida. Hay abundante jurisprudencia de casos calcados al de Ripollet que llegaron al Tribunal Constitucional. Los jueces ordenaron siempre repartir los premios entre cada uno de los miembros de las pe?as bas¨¢ndose en la existencia de un pacto verbal previo y de un contrato at¨ªpico de juego por el que hay que repartir el dinero al margen de qui¨¦n posea f¨ªsicamente el cup¨®n de la serie premiada.