El mundo de Brieva
Un ex banderillero de Granada, ahora tiene un taller de reparaci¨®n de bicicletas en la Guineueta, me cont¨® que se hab¨ªa pasado a?os leyendo en el dorso de una casete de Paco Ib¨¢?ez el ep¨ªgrafe "Lo que puede el dinero... y m¨¢s", convencido de que las dos ¨²ltimas palabras del enunciado tambi¨¦n formaban parte del t¨ªtulo de los versos del arcipreste de Hita. Como todas las creaciones de la humanidad, el dinero alberga su po¨¦tica particular y a menudo se llega a ella de forma azarosa. Siempre hay un punto de poes¨ªa en la melancol¨ªa de un jugador arruinado. Los pobres muy pobres de las novelas est¨¢n impregnados de l¨ªrica dickensiana. Y en los cuentos de hadas, la Cenicienta y Pulgarcito y sus hermanos ejercen sobre la gente un magnetismo s¨®lo comparable cn el que causa la m¨²sica de un buen mont¨®n de monedas saliendo en cascada por la boca de una m¨¢quina tragaperras. Existe un efecto po¨¦tico del dinero, que maldita la gracia que les hace a los pobres de verdad.
'Dinero' retrata con violencia lo imposible que es vivir acorde con el mundo edulcorado que se nos muestra por todas partes
Las vi?etas de Dinero. Revista de po¨¦tica financiera e intercambio espiritual destilan esa po¨¦tica de la pasta, que es una l¨ªrica del sarcasmo. El fanzine ya va por la cuarta entrega, si se cuenta el n¨²mero cero, y se agota en las librer¨ªas especializadas. En su m¨¦dula laten el esp¨ªritu de El Roto (y Ops, por supuesto), y del Chumy Ch¨²mez de Hermano Lobo. A lo largo de sus cuatro apariciones, ha retratado con violencia lo imposible que resulta vivir acorde con el mundo edulcorado que se nos muestra por todas partes. ("Apadrina una bala, s¨®lo por tres euros", se lee en una de sus p¨¢ginas junto al dibujo de unos proyectiles en los que se ha escrito el nombre de pila de los hombres y mujeres que los "adoptan"). En el n¨²mero dedicado al amor, un marido le muestra a su esposa la jarra con que va a golpearla y ella le advierte de que si la deja inconsciente tendr¨¢ que ser ¨¦l quien recoja los pedacitos. Otro n¨²mero es un especial infantil ("?Haga que su hijo sea un verdadero profesional de la infancia!"). En todos comparece Dios, la mayor¨ªa de las veces caracterizado como un dirigente de la CEOE. Tambi¨¦n se anuncian artefactos dise?ados para medir la capacidad del hombre de descubrirse a s¨ª mismo y se da noticia de unos restos arqueol¨®gicos que se resisten a ser desenterrados por miedo al estr¨¦s y al relente de la tarde. El dinero en estos cuadernillos se convierte en un estado de ¨¢nimo que nace de un esc¨¦ptico estado de humor. Una se?ora dice ante un beb¨¦: "M¨ªralo ah¨ª; tan chiquito y ya tiene cara de viceministro". En una convenci¨®n anual de amantes del comunismo se cantan antiguos himnos obreros en el karaoke gigante del campo de golf. Y en una cervantina conversaci¨®n entre perros, dice uno: "A veces pienso que cuando me pega lo hace adrede y con sa?a, como desahog¨¢ndose..."; y el otro responde: "No puede ser... ?Si es tu amo! ?No tendr¨ªa sentido!".
Miguel Brieva es el art¨ªfice de Dinero. Tiene 29 a?os y es sevillano criado en Madrid. Tambi¨¦n publica en otros fanzines, como Recto, en suplementos de prensa diaria y en la revista Rolling Stones. Recientemente ha realizado una animaci¨®n para el documental sobre el underground sevillano La ciudad del arco iris, dirigido por Gervasio Iglesias. Le pregunto por sus influencias y se reclama heredero de la tradici¨®n de humorismo literario que viene de G¨®mez de la Serna y de Jardiel Poncela, y pasa luego por La Codorniz y, claro est¨¢, por Hermano Lobo. Asimismo, se?ala como otros dos de sus maestros a Robert Crumb y Daniel Clowes. A prop¨®sito de la l¨ªnea autorreferencial de ¨¦stos, Brieva considera que le interesa la capacidad de "extraer de las propias vivencias personales el tu¨¦tano de las mismas, lo que las hace transmisibles a los dem¨¢s y, con algo de suerte, hasta hermosas o reveladoras". Es fundador de "un amago de editorial", Clism¨®n, en la que publica sus ensayos (Propuestas para no hacer), un poco de poes¨ªa ilustrada y algunas obras de amigos. El n¨²mero cero de Dinero se lo autoedit¨® en Clism¨®n, pero el ojo de Francisco Lozano, editor de Dobledosis y uno de los responsables de la librer¨ªa Freaks, recal¨® de inmediato en el fanzine. ?ste cuenta emocion¨¢ndose c¨®mo llam¨® por tel¨¦fono al autor, a un n¨²mero en el que no hab¨ªan sabido darle demasiadas explicaciones sobre su paradero, para proponerle sacar conjuntamente nuevos n¨²meros: "Entonces entr¨® ¨¦l por la puerta, cargado con un paquete de ejemplares y me pregunt¨® si me los pod¨ªa reponer. Yo le pregunt¨¦ si era Miguel Brieva y cuando me dijo que s¨ª le ense?¨¦ el n¨²mero que acababa de marcar". Desde entonces, Brieva, a su manera, forma parte de la vida editorial de Barcelona. Su fanzine engancha porque muestra un mundo futuro antiut¨®pico, gobernado por el dinero, y por tanto veros¨ªmil, donde se emprenden campa?as de incitaci¨®n a la lectura con el libro al rev¨¦s "para leer cuanto se quiera sin ninguna de sus peligrosas consecuencias" y en el que los l¨¦mures son estudiados como animales "superdotados para ver la TV". En ese universo, Dios viste traje y corbata, los pol¨ªticos giran alrededor de una part¨ªcula de poder aislada en experimentos cient¨ªficos y las mujeres que amamantan a sus hijos tienen en cada pecho un r¨®tulo ("s¨²per" y "sin plomo"). Todo descrito con una estremecedora naturalidad.
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