'E la nave va'
Solemne es un adjetivo, ciertamente antip¨¢tico, que nadie en sus cabales le aplicar¨ªa a Simona Levi. De hecho, toda la producci¨®n de esta artista nacida en Tur¨ªn, que en pocos a?os ha logrado convertirse en un icono de la cultura alternativa y gamberra de esta ciudad, tiende a descerrajar un tiro en el ce?udo entrecejo de la solemnidad. Es dudoso que alguna vez nuestros ediles le dediquen una calle o una plaza (aunque cosas m¨¢s raras se han visto en la vi?a del Se?or), y sin embargo, no se me ocurre nadie que ahora mismo se las haya ingeniado para seducir en tan poco tiempo a todo un sector de la ciudadan¨ªa y aunar, m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, un clamoroso ¨¦xito de p¨²blico con un no menos clamoroso ¨¦xito entre la cr¨ªtica m¨¢s seria y sesuda. Algo parecido a lo que, en el cret¨¢cico superior, ocurri¨® con Lindsay Kemp, ?se acuerdan?
La italiana Simona Levi hace espect¨¢culos de riesgo, originales, con radicalidad transgresora, modernidad, descaro y encanto $*$CF$*
De Simona Levi no s¨®lo nos gusta el riesgo, la originalidad, la radicalidad transgresora, la modernidad, el descaro y el encanto de sus espect¨¢culos. Nos gusta que haya dotado a Barcelona de un laboratorio de experimentaci¨®n art¨ªstica y agitaci¨®n cultural como es Conservas (Sant Pau, 58), donde hemos podido ver obras de la propia Simona, como es el caso de la genial y celebrad¨ªsima Femina ex machina, una obra de culto que sembr¨® esta ciudad de adictos a su creadora, y tambi¨¦n numerosas obras de un sinf¨ªn de otros artistas. De hecho, hay que agradecerle a Simona su papel como pionera en la creaci¨®n de una red de locales alternativos y polivalentes, un off barcelon¨¦s que en los ¨²ltimos tiempos no ha dejado de atender al b¨ªblico mandamiento de crecer y multiplicarse y que atrae a un p¨²blico cada vez m¨¢s numeroso y ¨¢vido de cosas innovadoras y arriesgadas. Tambi¨¦n nos gusta la labor desempe?ada por Simona al frente del festival INn Motion y somos muchos, por cierto, los que deploramos las discrepancias habidas entre esta mujer y los gestores municipales, discrepancias que por desgracia -no hay que ser precisamente un lince para darse cuenta- comprometen la supervivencia de INn Motion. Nos gusta -last but not least- que Simona sea un culo de mal asiento y que, en vez de apoltronarse confortablemente en sus trincheras, de vez en cuando abandone su sede de la calle de Sant Pau para llevar, por ejemplo, como hizo hace unos d¨ªas, su espect¨¢culo 7 Dust, non lavoreremo mai show a otro emblem¨¢tico local barcelon¨¦s: Les Naus (Alegre de Dalt, 52), una casa ocupada desde 1994 y sobre la que desde el pasado viernes pende una orden de desalojo que podr¨ªa ser ejecutada en cualquier momento, por m¨¢s que las inminentes elecciones impulsen a la clase pol¨ªtica a extremar la prudencia con tal de ara?ar votos.
Aunque no se trataba de un estreno, pues 7 Dust, non lavoreremo mai show ya se hab¨ªa visto hace un a?o en el Mercat de les Flors, una nutrida cola de ciudadanos aguardaba la otra noche frente a Les Naus para pagar su entrada en la taquilla. Esta vez, excepcionalmente, el precio no era de dos euros m¨¢s la voluntad, que es lo que suelen costar los espect¨¢culos que se presentan en Les Naus, sino que, por tratarse de una programaci¨®n estelar, la cosa sub¨ªa a la friolera de tres euros m¨¢s la voluntad. Lo de la voluntad da cierto corte, la verdad, porque si no das ni un c¨¦ntimo, quedas un poco rata, pero si das demasiado, corres el peligro de parecer una hija de especulador inmobiliario con mala conciencia.
En cualquier caso, el otro d¨ªa los all¨ª reunidos ¨¦ramos, seg¨²n las suputaciones de la organizaci¨®n, nada m¨¢s ni nada menos que 400 almas con sus correspondientes cuerpos, que al fin y al cabo son lo que m¨¢s abulta. El absoluto abarrotamiento, as¨ª como el ¨¢nimo militante de muchos de los que acud¨ªan a lo que pod¨ªa ser uno de los ¨²ltimos actos en Les Naus, le a?adieron calor al asunto. Simona Levi, que tendr¨¢ esp¨ªritu ¨¢crata, pero que, cuando se pone autoritaria ser¨ªa capaz de dirigir el tr¨¢fico de cualquier piazza romana sin que nadie rechistara, se empe?¨® a fondo para redistribuir al p¨²blico de modo que los actores pudieran circular por la sala.
7 Dust show es un cabaret de ritmo endiablado, rebosante de humor e iron¨ªa donde, como ya es habitual en Simona, se mezcla el v¨ªdeo, la danza, performances visuales desatadamente surrealistas y hasta trucos de magia que encandilar¨ªan al mism¨ªsimo Brossa, como cuando una de las actrices mete en un recipiente una patata entera, un tomate y un zapato, cierra el recipiente, hace unos pases m¨¢gicos y, al abrir, sale el zapato lleno de patatas fritas con ketchup. Impresionante. Huelga decir que, aunque se exhort¨® al p¨²blico a picar patatas ("son de hoy", especific¨® alguien), nadie se atrevi¨® a probarlas.
Otro de los momentos culminantes fue un n¨²mero donde una mujer ataviada con el menos sexy de los trajes de chaqueta y una expresi¨®n facial ¨ªdem hace un strip-tease y, al quitarse las bragas, aparecen, no ya unas cuantas guedejas que han escapado a los rigores de la depilaci¨®n, sino una aut¨¦ntica melena p¨²bica que le llega hasta el suelo en una desternillante burla de los clich¨¦s, con un gui?o par¨®dico a la legendaria figura freak de la mujer barbuda.
Sepan ustedes que el d¨ªa menos pensado la sede de esta alegre velada, una antigua f¨¢brica textil de dimensiones impresionantes, con cuatro salas que han albergado todo tipo de encuentros, actuaciones y talleres (entre ellos el primer encuentro de hackers celebrado en este pa¨ªs) y que sirve como sala de ensayo a diversas compa?¨ªas, puede ser desalojada. Ser¨¢ un espacio de uso p¨²blico menos y con el tiempo unos cuantos pisos m¨¢s a tropecientas mil antiguas cucas el metro cuadrado. A este paso, dentro de un tiempo lo ¨²nico que podr¨¢ hacerse en esta ciudad por dos euros ser¨¢ sacar dinero de un cajero autom¨¢tico.
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