"Ahora creo en una literatura m¨¢s cercana a la vida"
Los discursos del gusto. Notas sobre cl¨¢sicos y contempor¨¢neos es el tercer volumen de la Biblioteca Francisco Rico, que edita Destino. Ilustrado maravillosamente por Eduardo Arroyo, el libro re¨²ne un centenar de textos, m¨¢s o menos la mitad de los que Francisco Rico (Barcelona, 1942) ha escrito en los ¨²ltimos 20 a?os: art¨ªculos, rese?as, columnas, pr¨®logos, discursos, poemas, cartas, ensayos ("ensayitos", dice el autor), las notas Al pie, que ha publicado en Babelia o las que aparecieron en la revista Qu¨¦ leer.
Le¨ªdos en su conjunto, los textos dan cuenta de la evoluci¨®n de Rico y de sus intereses, que se centran sobre todo en el lector, "porque de la m¨ªstica del creador ya se ha hablado mucho". "?Qu¨¦ piensa el lector, qu¨¦ siente, por qu¨¦ le gusta este o aquel libro? El lector es el punto de destino de la literatura". En Los discursos del gusto (t¨ªtulo que ha tomado prestado de Garcilaso) no da certezas ni recetas pero s¨ª razones porque, dice, "no es verdad que de los gustos no se pueda discutir. Se puede discutir siempre, pero, sobre todo, se puede dar razones. Tengo mis gustos, pero los razono sin m¨ªstica".
"No soy un cr¨ªtico militante, aunque tengo mis opiniones y las razono"
"Sabina escribe sonetos por centenares, son muy graciosos y est¨¢n muy bien"
Pregunta. ?C¨®mo ha evolucionado en estos 20 a?os?
Respuesta. Tengo que decir que he cambiado bastante. Antes me interesaba la literatura m¨¢s literaria, la literatura para entendernos, donde todo es perfecto como en un soneto. Mi idea de la literatura era antes la poes¨ªa. Todo perfecto, todo acabado, pero no s¨®lo en la forma, sino tambi¨¦n en el fondo. He cambiado y ahora me interesa la literatura que rompe ese esquema de perfecci¨®n, la que est¨¢ m¨¢s cercana a la vida, que es m¨¢s rota, m¨¢s desarticulada. Prefiero la literatura menos literaria y m¨¢s real.
P. La poes¨ªa antes, dice usted, se escrib¨ªa para ser recitada. En la actualidad, menciona a Joaqu¨ªn Sabina y Amancio Prada.
R. Es que nos damos cuenta ahora de que los descendientes del Cantar del Cid o del Libro de buen amor no son Pedro Salinas y Luis Cernuda, sino Amancio Prada o Aute. La poes¨ªa ten¨ªa antes una funci¨®n social distinta y ahora, en cierto sentido, se ha quedado sola, y est¨¢ bien, no pasa nada, para los gustadores de poes¨ªa.
P. ?Ya no se escriben sonetos?
R. Pocos, aunque Sabina los hace por centenares, asesorado por Luis Garc¨ªa Montero, y mire el ¨¦xito que ha tenido, y es que adem¨¢s son graciosos y est¨¢n muy bien. Pero, ojo, tambi¨¦n explico en uno de los art¨ªculos del libro, La raz¨®n y la rima, que la rima, la forma cl¨¢sica de la poes¨ªa, vuelve cada d¨ªa m¨¢s.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque ha cambiado la idea de la poes¨ªa. Es m¨¢s realista, m¨¢s cercana a la experiencia diaria. Se vuelve a la rima porque ya no se plantean esos paisajes de Dal¨ª, ese tipo de visi¨®n on¨ªrica surrealista que es incompatible con la rimas. Esa vuelta a la realidad pide tambi¨¦n la vuelta a la realidad de la poes¨ªa en un sentido m¨¢s cl¨¢sico.
P. En una entrevista que le hizo Daniel Fern¨¢ndez en 1987 y que se recoge en este libro, se declara usted enemigo de que la literatura contempor¨¢nea se ense?e en la universidad. ?A¨²n lo mantiene?
R. S¨ª, aunque a los autores les gusta mucho. Pero ponerte a explicar en la universidad las novelas de Arturo P¨¦rez-Reverte, al que quiero mucho, o las poes¨ªas de Luis Alberto de Cuenca, significa darles una condici¨®n que no tienen, porque la literatura contempor¨¢nea es siempre una provocaci¨®n, una reacci¨®n frente a la antigua y una propuesta. En el momento en que lo fosilizas y metes eso en la universidad pierde su car¨¢cter de revulsivo, de incitaci¨®n y de provocaci¨®n, de desaf¨ªo e incluso de novedad.
P. ?Hace usted cr¨ªtica? ?Se siente cr¨ªtico literario?
R. No soy un cr¨ªtico militante, aunque tengo mis opiniones, que no defiendo a capa y espada pero que s¨ª razono. ?Con qu¨¦ criterios juzgo? Con una perspectiva hist¨®rica amplia de ver las cosas como han sido, c¨®mo son y para qu¨¦ sirven y c¨®mo las usamos. La parte del gusto la tengo controlada por el discurrir, y ese discurrir no es estimulante para el creador, pero creo que s¨ª para el lector.
P. Casi siempre est¨¢ a favor, sobre todo respecto a los contempor¨¢neos.
R. Ya me cargo de vez en cuando a Calder¨®n y a Quevedo, pero es muy fuerte. Sobre los contempor¨¢neos, siempre he escrito a favor, porque no tengo ning¨²n inter¨¦s en escribir en contra de nadie, cuando hablo de un autor es porque me gusta, como Jaime Gil de Biedma, Juan Benet o Javier Cercas, Mar¨ªas o Mu?oz Molina.
P. De Benet escribi¨® que "la guerra de Regi¨®n historiada en Herrumbrosas lanzas es la m¨¢s alta recreaci¨®n novelesca de la mayor tragedia espa?ola".
R. Desde Barea hasta el historiador Fern¨¢ndez ?lvarez, posiblemente lo que se escribe todav¨ªa sobre la Guerra Civil en forma de novela es m¨¢s bien anecd¨®tico, como es el caso de los dos que he mencionado, que cuentan sobre todo su experiencia, lo cual es muy interesante. Benet va m¨¢s all¨¢. Lo comparo con una tragedia o con una epopeya. Supera la an¨¦cdota material, que est¨¢ presente pero inventada, que es lo bueno, y se alza a una comprensi¨®n humana e hist¨®rica muy amplia y literaria.
P. Incluye en el libro una correspondencia con Javier Mar¨ªas sobre la novela Negra espalda del tiempo, en la que usted sale. Parecen un par de eruditos pedantes.
R. Claro que s¨ª. Yo le hablo perdon¨¢ndole la vida y ¨¦l, en plan sumiso, pero todo eso est¨¢ hecho entre amigos. Algunos creyeron que se met¨ªa conmigo en el libro, y claro que se mete, pero como yo me meto con ¨¦l. Hay un punto muy significativo en esa correspondencia: los derechos de la realidad en relaci¨®n con la ficci¨®n. Nos lo decimos con un tono de desaire y los dos muy por encima del mundo.
P. Javier Cercas ha sido alumno suyo y ha colaborado con usted. ?Ha influido en ¨¦l?
R. He seguido libro a libro toda su carrera y puedo decir que no le he influido en nada, y que si algo le he dicho ha hecho lo contrario. Con absoluta seguridad, yo no le he ense?ado nada, pero hemos dialogado mucho.
P. Habla usted m¨¢s de El m¨®vil que de Soldados de Salamina.
R. Es que en las novelas de Cercas, el protagonista siempre es el narrador, que es Javier Cercas, dej¨¦monos de historias, que es un personaje estilo Woody Allen, que todo le sale mal. La gente no ve eso, y pasa lo mismo en El vientre de la ballena y en El inquilino. Todas las novelas de Cercas son muy literarias, quiero decir que son literatura de la literatura, tienden a hablar de c¨®mo se escribe una novela. Tambi¨¦n ocurre as¨ª en Soldados de Salamina, que es un libro casi perfecto.
P. En Los discursos del gusto entabla un di¨¢logo entre tradici¨®n y modernidad, entre cl¨¢sicos y contempor¨¢neos...
R. Durante la mayor parte del siglo XX hemos vivido la modernidad, el mito del progreso, tambi¨¦n en literatura. Hab¨ªa que hacer cosas distintas negando todo lo anterior; eso son las vanguardias. Hoy tenemos la sensaci¨®n de que ya no es posible hacer nada nuevo y que s¨®lo se puede ir recuperando cosas ya hechas. A eso le llamamos posmodernidad. La perspectiva del historiador es posmoderna, porque trata de poner las cosas en la historia. Estudiar el Tenorio hoy es ver c¨®mo ha funcionado en su ¨¦poca, c¨®mo funciona hoy, c¨®mo era y c¨®mo es y situar cada cosa en su tiempo incluyendo el nuestro. Por eso el historiador es posmoderno. La vanguardia se olvida de la historia, todo era ir hacia adelante, pero ahora ya no creemos que podamos ir hacia adelante.
P. ?Cu¨¢l es la actualidad de La celestina, por ejemplo?
R. La celestina, el Quijote o el Lazarillo tienen ahora valores que no siempre son los mismos que se les atribuyeron en su tiempo, pero que sin embargo est¨¢n en la obras. La celestina para los antiguos era un libro mucho m¨¢s moral. Calisto y Melibea han pecado, se han equivocado y pagan su castigo. Para nosotros, Calisto y Melibea han vivido y experimentan la arbitrariedad del destino en carne propia. Eso est¨¢ tambi¨¦n en La celestina, pero entonces subrayaron el castigo y nosotros vemos la gratuidad de ese destino que les ha tocado vivir.
P. Anunci¨® hace mucho tiempo La invenci¨®n del Renacimiento en Espa?a. ?Ha escrito el libro?
R. No, no lo he escrito ni lo escribir¨¦. Est¨¢ contenido en parte en El sue?o del humanismo, pero no lo escribir¨¦ porque he cambiado de opini¨®n. Yo ten¨ªa una tesis que ya no defiendo. Cre¨ªa que el humanismo era m¨¢s importante en la historia de la modernidad literaria de lo que es. Pues no. Ha sido muy importante en la historia de la modernidad pero a otros prop¨®sitos, literariamente al contrario. La idea de la literatura del humanismo era la poes¨ªa pura, y la historia de la literatura ha ido en contra de eso. La realidad contra la literatura. Me alegro mucho de no haberlo escrito, si lo hubiera hecho me habr¨ªa arrepentido. Las tesis que yo ten¨ªa en los a?os setenta ya no las tengo.
P. No es la primera vez que colabora con Eduardo Arroyo.
R. Hemos hecho otros tres libros. Estoy muy de acuerdo con Arroyo. Es un artista moderno que no cae en lo que ocurre tantas veces: la modernidad y el arte gratuitos. Es inteligible, lo cual no quiere decir que no sea renovador. Lo es y mucho, sabe muy bien cu¨¢les son los l¨ªmites entre la pintura y la decoraci¨®n, hace pintura, no decoraci¨®n. Ahora estamos preparando un libro muy gracioso para el centenario del Quijote. Cervantes cita una serie de pinturas de locos y Eduardo va a pintar esas pinturas aludidas en el Quijote, y yo pondr¨¦ los textos.
P. ?Le gusta el retrato que le ha hecho?
R. Mucho. En una versi¨®n anterior, que apareci¨® en un libro que fue publicado por la Galer¨ªa Maeght de Par¨ªs, me pon¨ªa con laureles, y para ¨¦ste le ped¨ª que me los quitara. Me gusta tanto que si pudiera me lo pondr¨ªa en el carnet de identidad.
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