Poetas
Poetas los hay de muchas clases. Al margen del tipo de poes¨ªa al que se consagren (¨¦pica, l¨ªrica, sat¨ªrica...), los poetas pueden ser malditos, acad¨¦micos, oficiales (del reino, del r¨¦gimen, de la revoluci¨®n), floralescos, pr¨ªncipes (la figura corporativa del pr¨ªncipe de los poetas es de la m¨¢s sanguinarias, es decir, de las que causan mayor derrame de sangre po¨¦tica)... y populares o del pueblo, de todo un pueblo. Tal era el caso del poeta Miquel Mart¨ª i Pol, fallecido esta semana a la edad de 74 a?os.
Al glosar la figura de Mart¨ª i Pol, los peri¨®dicos han elaborado una lista de los poetas populares de Catalu?a (en lengua catalana) en los siglos XIX y XX. Una lista de cinco nombres: Verdaguer, Maragall, Sagarra, Espriu y Mart¨ª i Pol. Con algunas variantes: hay quien omite a Sagarra, como es el caso del l¨ªder de ERC, Josep Llu¨ªs Carod Rovira, que introduce en la lista a Guimer¨¤ y Pere Quart, y quien afirma que "despu¨¦s de Jacint Verdaguer, Miquel Mart¨ª i Pol ha sido el escritor m¨¢s popular que ha tenido la literatura catalana", como es el caso del se?or Isidor C¨°nsul, de la editorial Proa, que edita a Verdaguer, a Sagarra, a Espriu y a Mart¨ª i Pol.
De esos cinco poetas populares, o de un pueblo, de todo un pueblo, que mencionan los peri¨®dicos, se da el caso curioso de que tan s¨®lo uno de ellos, Josep Maria de Sagarra, mi padre, conoci¨® a los otros cuatro. El lector me disculpar¨¢ que hable de mi padre: son exigencias del gui¨®n (en este caso de la noticia que nos ocupa), como dec¨ªan las actrices que se desnudaban en las pel¨ªculas de los a?os del destape. Josep Maria de Sagarra (1894-1961) conoci¨® a Verdaguer (se lo present¨® su padre) siendo un ni?o, y siendo un ni?o de ocho a?os, un ni?o que se sab¨ªa de memoria un mont¨®n de poes¨ªas de Verdaguer, quiso asistir y asisti¨® a su entierro, multitudinario, en 1902. Sagarra conoci¨® a Maragall (Josep Carner lo introdujo en el domicilio del poeta, en Sant Gervasi), le ley¨® sus versos y poco despu¨¦s, en 1911, asisti¨® a su entierro y expres¨® en un art¨ªculo su devoci¨®n por el difunto maestro. En cuanto a Espriu, nacido dos a?os despu¨¦s de la muerte de Maragall, mi padre lo conoci¨® muy bien. Los padres de ambos eran buenos amigos: el padre de Espriu fue el notario de mi abuelo. Y del mismo modo que mi padre fue a leerle sus versos a Maragall, Espriu vino a casa, en la Bonanova, una tarde de marzo de 1948, a leerle a mi padre su obra Primera hist¨°ria d'Esther (la dedicatoria de la edici¨®n, primera edici¨®n, que conservo de esa obra, fechada en Barcelona el 13 de octubre de 1948, dice as¨ª: "A Josep Maria de Sagarra, que tan bondadosament s'interess¨¤ per aquesta obra. Salvador Espriu". Y llegamos a Mart¨ª i Pol. En 1952, un jurado del que formaba parte mi padre, junto con Carles Riba, Tom¨¤s Garc¨¨s y Joan Teixidor, otorg¨® el premio ?ssa Menor a un desconocido poeta de 24 a?os, natural de Roda de Ter, llamado Miquel Mart¨ª i Pol, por su libro Paraules al vent.
?Qu¨¦ hace que un poeta llegue a ser popular, que se convierta en el poeta del pueblo, de todo un pueblo? ?La cifra de ventas, esos m¨¢s de 100.000 ejemplares vendidos -todo un r¨¦cord- de Estimada Marta, uno de los libros de Mart¨ª i Pol? No necesariamente. Hay poetas populares, de todo un pueblo, cuyos versos han circulado clandestinamente, que han sido aprendidos, memorizados y recitados clandestinamente por todo un pueblo. Mi padre, en el a?o 1931, llen¨® el Palau de la Musica cuando recit¨® el Poema de Nadal -un encargo-. Y tuvo que repetir al d¨ªa siguiente, por la mucha gente que se hab¨ªa quedado en la calle. Otro tanto pasa hoy con los cantautores. Pero ello no quiere decir que un exitazo semejante les consagre como poetas de todo un pueblo. Los poetas populares, y no de un momento, de una circunstancia, de una moda popular, se hacen, se consolidan lentamente. Cuando 20, 50, 70 a?os despu¨¦s del estreno del Poema de Nadal en el Palau todav¨ªa hay un buen n¨²mero de personas que en las iglesias, en los teatros o en sus casas, la casa del notario o del pay¨¦s, al llegar la Navidad, leen en familia el Poema de Nadal, eso quiere decir que el autor de ese poema sigue siendo un poeta popular. Y eso le ocurre a mi padre, le ocurre a Verdaguer, a Maragall, a Espriu y a Mart¨ª i Pol. Poetas que sirven a un pueblo para que las parejas se declaren su amor (todav¨ªa las hay), para enterrar a los muertos y dar la bienvenida a los reci¨¦n nacidos, para expresar sus alegr¨ªas, sus penas, sus angustias y sus esperanzas. Poetas que marcan un territorio, que es el de ese pueblo, y le lavan la cara, nos lo hacen m¨¢s visible, m¨¢s pr¨®ximo, m¨¢s nuestro. Son los poetas de L'emigrant, del Cant espiritual, de Vinyes verdes vora el mar, de Inici de c¨¤ntic al temple, de La f¨¤brica...
No necesariamente estos poetas populares suelen ser los mejores, seg¨²n los c¨¢nones de tal o cual escuela po¨¦tica. Incluso, para algunos de ellos, llega un d¨ªa en que dejan de ser populares, en que el pueblo se olvida de ellos. Los hay, tambi¨¦n, que se convierten en cl¨¢sicos, es decir, que son de ayer, del hoy y del ma?ana. Sus nombres pueden olvidarse, pero los versos permanecen. En un mundo como el nuestro, cada vez m¨¢s individualista, estos poetas populares tal vez sean los ¨²ltimos poetas populares. Pero al menos hoy, d¨ªa de elecciones, impresionados todav¨ªa por la reciente muerte del poeta, estoy convencido de que m¨¢s de uno depositar¨¢ en las urnas una papeleta con el nombre de Miquel Mart¨ª i Pol. ?Poeta "del canvi" , "del canvi de deb¨°", "dels treballadors", "de Catalunya"? Simplemente poeta, poeta de tots.
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