'Kamchatka' narra la triste y tierna historia de un hijo de desaparecidos
Marcelo Figueras escribi¨® antes el gui¨®n de la pel¨ªcula que la novela
Kamchatka es un pa¨ªs imaginario que aparece en un juego de mesa (T¨¢cticas y estrategias de guerra). En ¨¦l se refugia Harry, un ni?o de 10 a?os, para sobrevivir al horror. Sucede en el Buenos Aires de 1976 y los padres del cr¨ªo fueron unos de los m¨¢s de 30.000 desaparecidos, pero Harry cuenta la historia cuando tiene 40 a?os, m¨¢s o menos la edad de Marcelo Figueras, el autor de Kamchatka (Alfaguara).
"Harry trata de recordar c¨®mo fueron esos a?os. Intenta recuperar su identidad. Es ahora un hombre de 40 a?os que ha olvidado casi su nombre verdadero. Para ¨¦l, recordar es reaprender las cosas que hab¨ªa olvidado", explica el escritor argentino. "Esencialmente, es la historia de unas personas que viven unos momentos de crueldad extrema".
Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ten¨ªa 14 a?os cuando se produjo el golpe de los militares. "Era muy cr¨ªo y tuve una infancia prolongada. Viv¨ªa bien en mi mundo de ficci¨®n, como Harry. Afortunadamente, mis padres no murieron". Pero Figueras no sali¨® indemne de la barbarie. "La cruel y fr¨ªa violencia del Estado lo contamin¨® todo y es la responsable del sentimiento de culpa que arrastramos todos los que sobrevivimos".
El esp¨ªa del tiempo, su anterior novela, fue contratada para el cine antes que por una editorial. Con Kamchatka ha pasado algo similar. Figueras escribi¨® primero el gui¨®n, que luego desarroll¨® en la novela. La pel¨ªcula, dirigida por Marcelo Pi?eyro, con Ricardo Dar¨ªn y Cecilia Roth, ya ha sido estrenada, y ahora aparece el libro. El filme Kamchatka resulta m¨¢s duro y triste que la novela Kamchatka. "El gui¨®n fue como un primer borrador. La pel¨ªcula es m¨¢s seca y est¨¢ m¨¢s pr¨®xima a la tragedia. En el libro trato de contar una gran aventura humana".
"Durante muchos a?os, mientras viv¨ªa en Kamchatka, pens¨¦ que hab¨ªa atravesado el t¨²nel de aquel largo invierno del 76 con los ojos vendados. Finalmente, comprend¨ª que pap¨¢ y mam¨¢ iniciaron el trayecto casi tan ciegos como yo. Su opci¨®n pol¨ªtica era clara y transparente y jam¨¢s renegaron de ella. Pero hasta el 24 de marzo de 1976 supieron a qu¨¦ atenerse. Despu¨¦s, no", cuenta Harry en la novela. Los padres, en un intento de huida, se refugian en una quinta y cambian incluso de nombre. A¨²n en medio de la fuga quieren que sus hijos conserven algo parecido a la vida.
Harry, seguidor de la serie de televisi¨®n Los vengadores y admirador de Harry Houdini, el escapista, toma el nombre de ¨¦ste. "No sabe qu¨¦ est¨¢ pasando pol¨ªticamente. A trav¨¦s del juego de t¨¢ctica y estrategia aprende la importancia de la resistencia; de Houdini, que hay que escapar a cualquier precio; de Los vengadores, que no puede diferenciar si las personas son amigas o enemigas. Harry utiliza la ficci¨®n no como escape, sino como conocimiento. La ficci¨®n como mentira es puro escapismo; la que a m¨ª me gusta es la que ayuda a entender lo que est¨¢ pasando".
"Lo ¨²ltimo que pap¨¢ me dijo, la ¨²ltima palabra que o¨ª de sus labios, fue Kamchatka", dice Harry. "Pap¨¢ y mam¨¢ desaparecieron como si se los hubiese tragado la tierra. Luego, la espantosa soledad". Harry defiende el derecho a vivir la vida como un cuento, no como una tragedia. "Es la aventura del h¨¦roe que tiene que salir de su casa o de su pa¨ªs y que llega a un lugar m¨ªtico en el que obtiene algo que no ten¨ªa".
"En estos tiempos que hemos vivido, que vivimos, no encuentro forma de hacer un final feliz, aunque s¨ª abierto en muchos sentidos. Miles y miles de familias siguen pendientes de saber qu¨¦ pas¨® con su padre, con su madre, con sus hermanos".
Los finales felices son imposibles en historias como ¨¦sta, pero Kamchatka no es una novela desesperanzada. Lo mejor de ella es la forma en que, sin hablar apenas de pol¨ªtica ni de violencia, logra Figueras transmitirlo, con mucha ternura, a ratos con humor, con infinita tristeza.
Babelia
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