?Qui¨¦n ha ganado?
En estas elecciones de cambio, el electorado catal¨¢n se ha inclinado por dar se?ales nuevas, pero tambi¨¦n dispersas, de su voluntad. Por una parte, ha decidido seguir castigando a los partidos institucionales. Seguir dici¨¦ndoles que su manera de entender la pol¨ªtica est¨¢ cada vez menos en sinton¨ªa con los retos de los nuevos tiempos. Entre CiU y el PSC han perdido miles y miles de votos. Queda el (gran) consuelo de que siguen siendo con mucho los m¨¢s votados y los que cuentan con mayor representaci¨®n parlamentaria. Pero ya no deciden solos. Los hijos se han hecho mayores y no aceptan ni paternalismos ni golpecitos en la espalda. M¨¢s participaci¨®n, m¨¢s electores j¨®venes y viejos cambiando de voto o dando se?ales de que la cosa ha de cambiar. Pero, ?hacia d¨®nde?
Ha ganado el cambio como no continuidad. Y nada ser¨ªa peor que todo se saldara con una coalici¨®n de perdedores
Uno de los problemas de Pasqual Maragall es que daba por supuesto que su tir¨®n electoral acabar¨ªa despejando las dudas e indecisiones que su partido y su partido federado y amigo (?) despertaban en buena parte de un electorado cansado de tantos a?os de pujolismo. El pa¨ªs en el que todos los sue?os se har¨ªan realidad y en el que todas las maravillas ser¨ªan posibles ha acabado trastoc¨¢ndose en una victoria en votos por la m¨ªnima, un segundo puesto en esca?os, y una sensaci¨®n de miel en los labios que se torn¨® amarga a medida que pasaba la noche. Victoria en votos aun perdiendo, buen resultado en esca?os pero insuficiente, y fracaso personal con relaci¨®n a las expectativas.
Nuestros inefables convergentes no cab¨ªan en s¨ª de gozo. El olfato y las se?ales que recib¨ªan de la ¨²ltima semana les hac¨ªan concebir esperanzas. Por si acaso hicieron despejar el balc¨®n del Majestic. En estos meses han echado el resto. Se han gastado lo que ten¨ªan y lo que no ten¨ªamos, pero se jugaban el ser o no ser. La apelaci¨®n a salvar Catalu?a de algo que ellos han practicado siempre ha acabado funcion¨¢ndoles, y han ganado las elecciones si por ello entendemos tener m¨¢s esca?os que otros. Pero desde mi particular punto de vista, han perdido las elecciones si por ello entendemos seguir encarnando en exclusiva el ideal patri¨®tico, el todo vale por Catalu?a. Por tanto, la dulzura de una noche no les ahorrar¨¢ los sinsabores de llegar agotados y contaminados por m¨¢s de 20 a?os de gobierno. Desde mi punto de vista no hay cambio con ellos.
Esquerra Republicana ha acumulado expectativas de cambio y votantes. Un partido a la vez hist¨®rico y con pedigr¨ª patri¨®tico fuera de cualquier discusi¨®n. Con un pasado tortuoso reciente, pero certeramente liquidado. Conducido con mano firme e inteligente y con un mensaje de renovaci¨®n moral inequ¨ªvoco por Josep Llu¨ªs Carod Rovira. Un Carod Rovira que cada d¨ªa que pasa se le ve m¨¢s asentado en su condici¨®n de king maker, sin renunciar a ocupar el trono cuando ello sea posible, y con el ¨²nico, pero no menor, inconveniente de saber hasta qu¨¦ punto el duplicar votos y esca?os y convertirse en todo aquello so?ado, no pueda acabar convirti¨¦ndose en un empacho por falta no tanto de personalidad y capacidad de liderazgo como de mimbres organizativos y de capacidad de maniobra. Sobre todo, cuando adem¨¢s los poderes econ¨®micos y medi¨¢ticos han puesto un interrogante al lado de su bigote y presionan a convergentes y socialistas para que olviden pasadas rencillas y recientes promesas electorales, y "por el bien de todos" (es decir, de algunos) asuman, por la v¨ªa de la "gran coalici¨®n", el "penoso" y lampedusiano deber de hacer ver que todo cambia para que todo siga igual.
Iniciativa ve con orgullo como, tras a?os de lamer sus heridas fratricidas y buscar nuevos horizontes pol¨ªticos, ha logrado no s¨®lo recuperar una parte de su patrimonio hist¨®rico, sino lo que es m¨¢s importante, consolidar una nueva y original posici¨®n pol¨ªtica centrada en la alternativa a la globalizaci¨®n, en la radicalidad social contra la pobreza y la exclusi¨®n y en la defensa de un territorio entendido como identidad y patrimonio colectivo. Y ha manifestado inequ¨ªvocamente que no cuenten con ellos si el cambio se convierte en un lifting convergente con nuevos aliados.
El Partido Popular crece, sumido en el ostracismo que genera su radicalidad aznarista, sin base social conocida, con votos trabajados en el temor y desde sus poderosas conexiones medi¨¢ticas, y con ¨ªndices de rechazo sin precedentes en un sistema pol¨ªtico como el catal¨¢n, que conserva las formas y el di¨¢logo pol¨ªtico como una se?a de identidad propia. Sus reacciones ante los resultados tratan de ahondar los temores. Josep Piqu¨¦, m¨¢s inteligente que los voceros de Madrid, no habla de que Catalu?a se parece cada vez m¨¢s a Euskadi. Simplemente apunta a que no vamos bien y hace gui?os a los sectores conservadores del electorado convergente mirando de reojo al mes de marzo
En definitiva, las tendencias del 25 de mayo ahondadas y matizadas en el nuevo escenario auton¨®mico. ?Qui¨¦n ha ganado? Ha ganado el cambio. No el cambio maragalliano. No el relevo de Artur Mas. Ni tan s¨®lo la dignidad de Carod. Ha ganado el cambio como no continuidad. Nada deber¨ªa ser igual. Y nada ser¨ªa peor que todo se saldara con una coalici¨®n de perdedores. Por muchos votos y esca?os que atesoren. La crisis de legitimidad podr¨ªa ser muy significativa. Hemos de recordar no tan s¨®lo las promesas electorales al respecto, sino sobre todo que las dos formaciones m¨¢s conectadas con los nuevos movimientos sociales y que m¨¢s han propugnado la movilizaci¨®n de la sociedad civil ante la reforma del Estatut y ante la necesidad de cambiar el modelo de sociedad construido por la coalici¨®n convergente son precisamente Esquerra e Iniciativa. Estamos frente al gran problema de c¨®mo gestionar los resultados. Pero tambi¨¦n tenemos la gran oportunidad de plantear la pol¨ªtica y su relaci¨®n con la sociedad en otro contexto ofreciendo espacios para que crezca la responsabilidad colectiva sobre los problemas p¨²blicos. En estas pr¨®ximas semanas hemos de exigir transparencia en los pactos y responsabilidad en los compromisos. Continuar¨¢.
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