Vivir con miedo en la antigua Constantinopla
Las 18 sinagogas de Estambul cerraron sus puertas ayer, en el Shabat sagrado para el juda¨ªsmo, por razones de seguridad. Una semana despu¨¦s de los atentados que destruyeron dos de sus templos y causaron 25 muertes, los 25.000 miembros de la comunidad jud¨ªa de la antigua Constantinopla prefirieron celebrar sus ritos religiosos en lugares secretos. El terror desatado por la ¨²ltima ola de ataques ha hecho saltar en pedazos la vida cotidiana en la capital econ¨®mica turca.
Al¨ª Sah¨ªn, de 61 a?os, desgranaba ayer las cuentas de su rosario musulm¨¢n ante las ruinas de la sinagoga de Neve Shalom, situada a los pies de la hist¨®rica torre de G¨¢lata. Su hijo Murat, un comerciante de 37 a?os, muri¨® en la explosi¨®n de la semana pasada. Del negocio familiar apenas quedan los escombros. "Los atentados han golpeado a Turqu¨ªa en el peor momento", musitaba Sha¨ªn con aire desconsolado, "cuando empez¨¢bamos a salir de la crisis econ¨®mica. ?Qu¨¦ vamos a hacer ahora?".
La sinagoga se encuentra en Beyoglu, el antiguo barrio cristiano y diplom¨¢tico donde el pasado jueves otro coche bomba estall¨® ante el Consulado brit¨¢nico. EE UU traslad¨® hace meses su representaci¨®n consular fuera de este distrito al considerar que ya no pod¨ªa garantizarse su seguridad.
En el extremo norte de Beyoglu se sit¨²a la sede del Instituto Cervantes, que suspendi¨® sus clases durante tres d¨ªas a finales del pasado octubre por una alerta de seguridad, seg¨²n confirman fuentes del propio centro de ense?anza espa?ol, tras recibirse varias amenazas contra intereses occidentales en Beyoglu. Durante la guerra en Irak, el Instituto Cervantes permaneci¨® abierto mientras instituciones culturales brit¨¢nicas y estadounidenses cerraban sus puertas.
El Consulado espa?ol se localiza en el distrito de Levent, donde explot¨® un segundo coche bomba el jueves ante las oficinas del banco londinense HSBC. Sus instalaciones permanec¨ªan ayer cerradas, con motivo del final del Ramad¨¢n, vigiladas por un guarda privado tras una verja, un agente turco uniformado en una garita y otro de paisano ante la puerta principal. "Esperamos que el Ayuntamiento nos autorice lo antes posible a colocar barreras para incrementar la seguridad", explicaba este ¨²ltimo.
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