Campanas
Estaba ayer do?a Rosita en su balc¨®n viendo pasar la vida cuando, de repente, dijeron por la radio que la boda principesca ser¨¢ el 22 de mayo en la Almudena. "?Por todos los demonios, esto hay que celebrarlo!", musit¨®. Dicho y hecho. Escanci¨® una botella de moscatel y brind¨® consigo misma en copa de plata por la felicidad de la pareja. A do?a Rosita siempre le encantaron las bodas y sigue so?ando cada atardecer con la suya propia desde mediados del siglo pasado. Lo que m¨¢s le gusta de los fastos nupciales son las campanas, por razones que no vienen al caso (conoci¨® el amor carnal fugazmente hace m¨¢s de cincuenta a?os, a mediod¨ªa, justo al toque del Angelus). El campanario la dej¨® tocada de por vida. Actualmente dedica gran parte de su tiempo a vindicar los repiques de Madrid y la vida secreta de las campanas de la capital.
Sabe la vida y milagros de todas nuestras campanas y las conoce por sus nombres y apellidos. Las de la Almudena ("la catedral m¨¢s pastelera de Espa?a") son siete, tres de ellas del siglo XIX (Mar¨ªa Agustina, Jes¨²s Mar¨ªa y Jos¨¦, y Mar¨ªa de la Almudena); las otras cuatro fueron donadas por empresarios gallegos en 1999 (Nuestra Se?ora de la Almudena, Nuestra Se?ora de Atocha, Nuestra Se?ora de la Paloma y Santa Mar¨ªa de la Flor de Lis). Do?a Rosita destaca que tambi¨¦n tienen su perendengue otras campanas. En San Jer¨®nimo quedan tres en funcionamiento (Nuestra Se?ora de Guadalupe, Santa Paula, San Jer¨®nimo). Las de San Isidro se llaman Jes¨²s Mar¨ªa, Nuestra Se?ora del Buen Suceso y Nuestra Se?ora de la Almudena. A Do?a Rosita le da un p¨¢lpito:
-?Santo cielo! ?No se les ocurrir¨¢ cantar un chotis en la ofrenda floral a la patrona de Madrid! Esa ceremonia tiene un car¨¢cter entra?ablemente local. ?Qu¨¦ m¨²sica elegir¨¢n para representar a Madrid, Dios m¨ªo? ?Y si optamos por el Asturias patria querida?
Estaba do?a Rosita en su balc¨®n viendo pasar la vida cuando, de repente, oy¨® campanas. "Hay que subir al ¨¢rbol y cortar la flor", se dijo.
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