Centro se sacraliza
Culmina la restauraci¨®n del oratorio de Caballero de Gracia, joya neocl¨¢sica de Villanueva, y avanza la de las Calatravas
La arquitectura religiosa madrile?a est¨¢ de suerte en el distrito Centro. Dos de sus paladines, Juan de Villanueva, genio del neoclasicismo; y el constructor-tratadista del Barroco, Fray Lorenzo de San Nicol¨¢s, tendr¨ªan motivos para hallarse hoy especialmente alegres.Dos de sus obras, el oratorio de Caballero de Gracia, en la Gran V¨ªa; y la iglesia de las Calatravas, en la calle de Alcal¨¢, edificados en los siglos XVIII y XVII, respectivamente, tienen desde ayer su futuro mejor asegurado.
El primer templo, porque asiste a la culminaci¨®n de una enjundiosa restauraci¨®n de su fachada, atrio y presbiterio. El segundo, porque ya exhibe sus anteriormente da?adas b¨®vedas y pechinas completamente remozadas, al igual que sus principales capillas y su coro; y tambi¨¦n porque, m¨¢s temprano que tarde, asistir¨¢ al arreglo de las cubiertas del presbiterio, del crucero y de la sala capitular donde sesionaba la Orden de Calatrava.
As¨ª qued¨® de manifiesto ayer durante la visita realizada a las dos iglesias madrile?as por P¨ªo Garc¨ªa-Escudero, concejal de Urbanismo, y Sigfrido Herr¨¢ez, edil responsable de Vivienda, arquitectos ambos muy vinculados a la restauraci¨®n art¨ªstica en la ciudad. Les acompa?aba ?lvaro Mart¨ªnez Novillo, director del Instituto del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol, involucrado en estos menesteres.
Garc¨ªa-Escudero rehabilit¨® con sus manos, a?os atr¨¢s, la Puerta de Alcal¨¢, entre otros muchos hitos monumentales. Herr¨¢ez, a trav¨¦s de la Empresa Municipal de la Vivienda, estuvo presente en algunas de las m¨¢s importantes actuaciones municipales sobre el patrimonio art¨ªstico madrile?o. Tambi¨¦n se mostraba satisfecho Rafael Spottorno, quien, en nombre de la fundaci¨®n Caja Madrid, encarnaba la presencia financiera de su entidad en estos emprendimientos culturales capitalinos.
Los dos templos han recuperado su esplendor gracias a profesionales como Antonio S¨¢nchez Barriga, del Instituto del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol, en cuyo haber figura la restauraci¨®n del templete de Bramante, canon romano de la arquitectura renacentista; as¨ª como Jos¨¦ Sancho Roda, otro de los nombres de peso en la rehabilitaci¨®n monumental en Madrid.
Las Calatravas y el oratorio han sobrevivido siglos bajo condiciones a veces deplorables para su conservaci¨®n. Un sacerdote de este templo, don M¨¢ximo, se?ala con una sonrisa que este recinto no fue demasiado castigado durante la Guerra Civil, si bien, precisa, "fue almac¨¦n de patatas entre 1936 y 1939".
El poeta Rafael Alberti, uno de los principales defensores de los tesoros del Museo del Prado durante la contienda, admit¨ªa que la iglesia de las Calatravas fue sal¨®n de baile durante aquellos d¨ªas de plomo graneado.
Bajo el franquismo, las cosas no fueron a mejor. Las restauraciones resultaron escasas y de ¨ªnfima calidad, sin criterios que permitan hoy identificar qu¨¦ fue lo que en verdad se hizo. Por ello, el reto documental adquirido en estas dos obras ha sido formidable, como prueban los estudios desplegados por S¨¢nchez Barriga y Sancho Roda, as¨ª como por el arquitecto Juan Miguel Rueda para descubrir la impronta de fray Lorenzo de San Nicol¨¢s (1595- 1679) autor del Arte y Uso de la Arquitectura.
"Fray Lorenzo, por las limitaciones vividas mediado el siglo XVII, se vi¨® obligado a emplear materiales endebles y baratos; pero, con gran talento, ingeni¨® en las Calatravas sistemas de zunchos, maderos durmientes que recogen las tensiones que soportan las cubiertas de los chapiteles sobre las b¨®vedas", explica Roda, de la direcci¨®n general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid.
Por su parte, el oratorio de Caballero de Gracia debe su fama al mantuano Jacopo Trenci, de supuesta vida disoluta quien, en la edad adulta, tras averiguarse nacido de una mujer que sufri¨® catalepsia -la muerte aparente- decidi¨® cambiar su nombre por el de Gratiis y, desde la diplomacia vaticana en la Corte de Madrid, se encomend¨® a obras religiosas y emprendimientos conventuales.
M¨¢s de un siglo despu¨¦s de morir Jacopo, Villanueva edific¨® el oratorio que magistralmente convirti¨® en canon del neoclasicismo: columnata interna en orden corintio gigante; b¨®veda casetonada; front¨®n triangulado; ornamentaci¨®n ¨¢urea, en la que destaca un excelso crucificado, de S¨¢nchez Barba y obras de Salvador Carmona.
Por cierto, cuenta el oratorio con el privilegio de la perpetua exhibici¨®n del Sant¨ªsimo Sacramento y con una congregaci¨®n eucar¨ªstica de cuatro siglos de edad. Seg¨²n Juan Moya -m¨¦dico y religioso del Opus Dei cuya prelatura regenta el culto-, la impronta eucar¨ªstica ha determinado el criterio para hacer presidir el templo con una vidriera de la Sagrada Cena, labrada por Maumejean en 1910. De muy bella factura es, quiz¨¢, moderna en exceso para un recinto cl¨¢sico.
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