CIS con Rajoy dentro
El inter¨¦s del ¨²ltimo sondeo del CIS que acaba de difundirse estriba sobre todo en que se trata del primero realizado tras la designaci¨®n de Rajoy como futuro candidato del PP a la presidencia. Los datos parecen indicar que el relevo de Aznar no ser¨¢ un obst¨¢culo insalvable, como se cre¨ªa a comienzos de a?o, para que su partido pueda optar a una nueva mayor¨ªa absoluta.
Del conjunto de encuestas del ¨²ltimo a?o -no s¨®lo las del CIS- se deduce que existe una moderada disposici¨®n en favor del cambio, pero insuficiente confianza hacia quienes podr¨ªan encarnarlo. Lo primero se hizo patente en la pasada primavera, cuando, por primera vez desde las elecciones generales de 2000, el PSOE adelant¨® al PP en intenci¨®n de voto gracias, aparentemente, a la movilizaci¨®n de una parte del electorado de centro-izquierda que se hab¨ªa abstenido.
Factores coyunturales, como la actitud de Aznar en relaci¨®n a la guerra de Irak, favorecieron esa decantaci¨®n. Ahora se ve que fue coyuntural; que otros elementos m¨¢s permanentes, como la valoraci¨®n de la gesti¨®n econ¨®mica del Gobierno, pesan m¨¢s que el deseo de cambio. Y, en todo caso, que la h¨¢bil operaci¨®n sucesoria ha conseguido un h¨ªbrido entre cambio y continuidad que puede ser eficaz: alguien que hace lo mismo, pero no tiene la aristas de Aznar.
El episodio de la ruptura del consenso en la Asamblea de la Federaci¨®n de Municipios, en el que el propio Rajoy tuvo una influencia directa, indica dos cosas: que la continuidad incluye la utilizaci¨®n del desaf¨ªo nacionalista no para combatir a Ibarretxe -que tiene que estar encantado-, sino a Zapatero, y que la imagen de pol¨ªtico pausado y ecu¨¢nime de Rajoy quiebra cuando tiene que bajar a la arena.
De aqu¨ª a marzo el PP va a seguir en esa l¨ªnea, sin importarle mucho el efecto negativo que tiene sobre la eficacia del constitucionalismo. Sin embargo, ser¨ªa peligroso que los socialistas se limitaran a asumir sin m¨¢s la idea consoladora (lanzada en su d¨ªa por los propios nacionalistas) de que el ¨²nico responsable de la radicalizaci¨®n soberanista es Aznar. Eso equivale a tomar por causa lo que en realidad ha sido respuesta a desaf¨ªos largamente preparados. Y si es verdad que el PP s¨®lo podr¨¢ gobernar con mayor¨ªa absoluta, tambi¨¦n lo es que una pol¨ªtica demasiado dispersa por parte de la oposici¨®n favorece la repetici¨®n de esa mayor¨ªa.
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