El Ulster se radicaliza

Irlanda del Norte se ha radicalizado, lo que dificulta el avance del proceso de paz, cuyos principales arquitectos locales han salido derrotados de las elecciones al Parlamento regional. Tanto los protestantes como los cat¨®licos norirlandeses han incrementado su apoyo a las fuerzas m¨¢s extremistas de cada campo. Entre los electores unionistas protestantes, los enemigos del proceso de paz, liderados por el reverendo Ian Paisley, han conseguido un avance notable, en detrimento del hasta ahora primer ministro local, David Trimble. Entre los nacionalistas cat¨®licos, el Sinn Fein ha pasado a ocupar el primer lugar, desbancando a los socialdem¨®cratas. Los partidos moderados registran p¨¦rdidas. El primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, que decidi¨® en mayo suspender estas elecciones para evitar una victoria de los radicales, se encuentra ahora con el escenario que quer¨ªa evitar.

La polarizaci¨®n es, en gran parte, consecuencia de los constantes tropiezos sufridos por el proceso de paz que comenz¨® con el Acuerdo de Viernes Santo de 1998. Ya no hay atentados en el Ulster y la violencia callejera ha disminuido, pero la desconfianza entre las fuerzas pol¨ªticas ha crecido. A ello contribuye la resistencia del IRA a destruir por completo sus arsenales y dar por acabada su guerra. Pero tambi¨¦n los seguidores de Paisley han hecho lo posible por hacer fracasar el proyecto de Gobierno aut¨®nomo.

La aplicaci¨®n literal de los acuerdos de Stormont conducir¨ªa a formar un Gobierno presidido por Paisley, con el antiguo dirigente del IRA Martin McGuinness como adjunto. Una combinaci¨®n tan imposible que muy probablemente mantendr¨¢ en suspenso la autonom¨ªa del Ulster por tiempo indefinido. La lentitud o rapidez con que se puedan restablecer los poderes del Parlamento de Stormont depender¨¢ de negociaciones a m¨²ltiples bandas: entre los partidos norirlandeses, y de ¨¦stos con Dubl¨ªn y Londres. Paisley ha dicho que no hablar¨¢ con el Sinn Fein. El l¨ªder de voz de trueno y la mayor¨ªa del unionismo quieren reabrir los Acuerdos de Viernes Santo, una opci¨®n rechazada por los nacionalistas. No es previsible un regreso a la violencia, pero con estos resultados tampoco cabe esperar que se afiance la paz.