Philippoussis gana a la desesperada
Ferrero, noqueado en el quinto 'set' por un rival que, lesionado en un hombro, decidi¨® arriesgarse y jugarse el todo por el todo
La decepci¨®n fue importante. No porque se pensara que salir de Australia con la Copa Davis bajo el brazo iba a resultar f¨¢cil, sino por la forma en que se produjo la derrota. Al final, los guarismos son lo ¨²nico que queda para la historia. Pero la final que en la madrugada de ayer perdi¨® Espa?a por 3-1 sobre la hierba de Melbourne tiene algunas connotaciones que la convierten en especial. Lo fue desde el primer d¨ªa, desde que Juan Carlos Ferrero pareci¨® tener encarrilado su partido inicial contra Lleyton Hewitt, desde el momento en que Carlos Moy¨¤ igual¨® la eliminatoria con una victoria impecable frente a Mark Philippoussis. Y volvi¨® a recuperar la ¨¦pica, tan caracter¨ªstica de esta competici¨®n, ayer, cuando Ferrero fue capaz de remontar dos mangas a cero y abrir unas expectativas impensables para acabar por rendirse ante el poder¨ªo del saque y la volea de Philippoussis.
"Tras un masaje, volvi¨® y sac¨® y vole¨® mejor de como lo hab¨ªa hecho", se sorprende el espa?ol
"Parec¨ªa que ten¨ªa problemas con un hombro [el derecho]", coment¨® Ferrero, intentando buscar explicaciones a un quinto set que ni siquiera ¨¦l mismo entend¨ªa muy bien; "pero, tras recibir un masaje, volvi¨® a la pista y sac¨® y vole¨® mejor de lo que lo hab¨ªa estado haciendo durante todo el partido". No parece l¨®gico que las tres horas y doce minutos que dur¨® el duelo concluyeran con el resultado de 7-5, 6-3, 1-6, 2-6 y 6-0. No es normal que Ferrero, el jugador que estaba yendo hacia arriba, que ten¨ªa la moral por las nubes, que parec¨ªa intratable con sus passings, con su juego de fondo, y que incluso se atrev¨ªa a mostrar sus progresos en la red, no lograra anotarse ni un solo juego de los ¨²ltimos seis. Esta vez ni pudo recurrir a la excusa del cansancio f¨ªsico. "No fue ¨¦se el problema", confeso el tercer tenista en la clasificaci¨®n mundial; "mi mentalidad segu¨ªa siendo muy buena en la quinta manga. Pensaba en romperle pronto el saque y en ganar el partido. Ahora lo ¨²nico que siento es una inmensa tristeza. Ten¨ªamos esperanzas de recuperar la ensaladera y se han frustrado".
La perplejidad comenz¨® a apoderarse del banquillo espa?ol cuando, en el segundo juego del quinto set, Philippoussis abri¨® un nuevo esquema t¨¢ctico que permit¨ªa intuir en ¨¦l una situaci¨®n de cierto desespero. Era evidente que su hombro le estaba creando problemas y tambi¨¦n parec¨ªa que no estaba tan entero f¨ªsicamente como Ferrero. Por eso decidi¨® arriesgarlo todo. "?Qu¨ªtate el dolor de la mente!", le hab¨ªa dicho John Fitzgerald, su capit¨¢n, cuando se fue al lavabo para intentar calmarse; "?mant¨¦n el primer saque, corta el resto y sube a la red!". El mensaje era claro: presi¨®n constante sobre el rival.
Lo que se vio en la cancha fue que Philippoussis rest¨® bolas muy profundas y subi¨® en los tres primeros saques de un Ferrero que qued¨® absolutamente desconcertado por lo que estaba ocurriendo. Sin tiempo de darse ni cuenta, el espa?ol se encontr¨® con un 0-40 que parec¨ªa insalvable. Y, cuando perdi¨® el saque, todo el peso de la final se le cay¨® encima. "En cuanto Mark hizo el break, le subi¨® la adrenalina", matiz¨® Fitzgerald. Todo se fue definitivamente al garete cuando Ferrero fall¨® un drive y perdi¨® por segunda vez su saque. Philippoussis se coloc¨® con 4-0 e iba a sacar para el 5-0. Todo estaba, s¨ª, sentenciado.
"Para cualquier jugador de otras caracter¨ªsticas, el cambio t¨¢ctico habr¨ªa resultado nefasto", analiz¨® Josep Perlas, uno de los responsables del equipo espa?ol, el G-3; "pero para Philippoussis aquello no era nada m¨¢s que regresar a sus ra¨ªces. ?l gana cuando juega con el saque y la volea, tal y como lo hab¨ªa estado haciendo en las primeras mangas. Por tanto, se sinti¨® m¨¢s c¨®modo dentro de esos esquemas de juego que en aqu¨¦llos a los que hab¨ªa conseguido llevarle Ferrero en el tercer set y el cuarto". No hab¨ªa soluci¨®n. La desolaci¨®n lo invadi¨® todo en el banquillo espa?ol. Las sonrisas se apagaron, las ilusiones se esfumaron y el trompetista de la camiseta roja dej¨® de soplar aquel Valencia es la tierra...
El amarillo y el verde, los dos colores nacionales australianos, comenzaron a invadirlo todo. Los Fan¨¢ticos volvieron a entonar el himno de su pa¨ªs y el Waltzing Matilda. Sonaban las palmas. La euforia se trasluc¨ªa. Y Philippoussis lloraba. "Hay en la pista una persona a la que quiero dedicar esta victoria. Los dos hemos sufrido mucho juntos en estos ¨²ltimos a?os. Se lo merece", le dijo a su padre, Nick, hecho una magdalena. Philippoussis encaj¨® mal el divorcio de sus progenitores y luego dio todo el apoyo a su padre cuando ¨¦ste sufri¨® un c¨¢ncer m¨²ltiple que pudo costarle la vida. Tambi¨¦n Nick se mantuvo al lado de Mark en 2001, cuando, tras sufrir su tercera operaci¨®n en la rodilla izquierda, se vio postrado durante dos meses y medio en una silla de ruedas. "Esto es lo m¨¢s grande que he vivido en mi carrera", concluy¨® Philippoussis, que este a?o perdi¨® la final de Wimbledon ante el suizo Roger Federer.
La victoria de Philippoussis dio a Australia su 28? triunfo en la Davis. La ¨²ltima vez que la hab¨ªan ganado, a costa de Francia en Niza, fue en 1999 y tambi¨¦n Lleyton Hewitt y ¨¦l fueron los protagonistas. Sin embargo, los dos estuvieron de acuerdo en que este triunfo es mucho m¨¢s sentido porque lo han logrado en su casa, ante los suyos. La ¨²ltima vez que eso ocurri¨® fue en el vetusto estadio de Kooyong, tambi¨¦n en Melbourne, en 1986. Pero aquello fue cosa de Pat Cash y del capit¨¢n actual, Fitzgerald.
A los espa?oles les qued¨® el pobre consuelo de haber llegado por cuarta vez a la final. Y el recuerdo del triunfo que lograron en 2000 ante Australia en el Palau Sant Jordi de Barcelona. "Estamos tristes", reconoci¨® Carlos Moy¨¤, que no disfrut¨® de aquel ¨¦xito; "pero debemos sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho. No les hemos tenido en las cuerdas, pero... casi. Y era muy dif¨ªcil venir a jugar en hierba y en Australia. Creo que hemos demostrado que podemos ganar en cualquier circunstancia. ?se es el recuerdo que debemos llevarnos de este enfrentamiento".
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