Nada de lo que arrepentirse

Los responsables del equipo espa?ol de la Copa Davis, el G-3, se sienten satisfechos del trabajo realizado. Jordi Arrese, que ha actuado este a?o como capit¨¢n en la pista; Josep Perlas y Juan Bautista Avenda?o no se arrepienten de ninguna de las decisiones tomadas. Y, a pesar de las discrepancias internas que han debido saldar con votaciones, tienen sobre la mesa una oferta de renovaci¨®n para 2004 que les ha planteado ya Agust¨ª Pujol, el presidente de la federaci¨®n espa?ola.

"El momento m¨¢s duro", confiesa Arrese, "fue cuando tuvimos que decirle a Albert Costa que no jugar¨ªa el doble en la final. Para m¨ª, result¨® un trago dif¨ªcil porque le aprecio y considero que es un elemento muy importante dentro de la estructura del conjunto. Pero, ante Australia, necesit¨¢bamos un gran sacador, alguien m¨¢s acostumbrado a la hierba, como Feliciano L¨®pez".

?sa fue la m¨¢s complicada y controvertida, pero desde el inicio de la temporada el G-3 tuvo que tomar determinaciones importantes para lograr un buen funcionamiento del grupo. La primera fue la de mantener la unidad pasara lo que pasase. "Cuando nos reunimos al comienzo del ciclo, apostamos por un grupo muy reducido de jugadores", explica Perlas; "ten¨ªamos un equipo base compuesto por Juan Carlos Ferrero, Carlos Moy¨¤, Albert Costa y ?lex Corretja. Y decidimos incorporar a nuestra ¨®rbita a Tommy Robredo y Joan Balcells si lograba recuperar la confianza y pod¨ªa volver a jugar el doble [como en el triunfo de 2000]".

As¨ª vivieron todo el a?o. As¨ª ganaron c¨®modamente a B¨¦lgica, en Sevilla, y Croacia, en Valencia, y sufrieron m¨¢s de la cuenta en las semifinales de M¨¢laga contra Argentina. Como hace tres cursos -entonces ya estuvieron Perlas y Avenda?o en el G-4, junto a Duarte y Vilar¨®-, todas las eliminatorias se jugaron en cancha propia, lo que facilit¨® las cosas ostensiblemente. Por otra parte, el excelente momento de Ferrero y Moy¨¤ no permiti¨® hacer cambios arriesgados como aquella vez, cuando se abrieron las puertas a Ferrero en detrimento de otros jugadores mejor clasificados. Los individuales estaban muy claros. Y el doble tambi¨¦n, porque Corretja y Costa -que sustituy¨® a Balcells en un momento delicado de su carrera- aceptaron el reto de prepararse a fondo para jugar ese punto.

Todo fue f¨¢cil para los capitanes porque incluso cuando las cosas se complicaron parec¨ªa impensable cambiar los individuales. Los mantuvieron y acertaron. Moy¨¤ realiz¨® uno de sus mejores partidos para ganar el quinto punto al argentino Gast¨®n Gaudio. Pero en la final el G-3 tuvo que arriesgarse. Sustituir a Costa no era sencillo porque supon¨ªa dar una bofetada a quien hab¨ªa aceptado un gran sacrificio por el equipo. Pero lo hicieron. Y el invento sufri¨® un descalabro similar al que habr¨ªa sufrido cualquier otro hipot¨¦tico doble ante Todd Woodbridge y Wayne Arthurs.

El d¨²o Corretja-L¨®pez comenz¨® a ser cuestionado una hora y media despu¨¦s de su debut. Su vida habr¨ªa podido ser menos ef¨ªmera en otras circunstancias. Pero ahora su futuro es dudoso. "Nos plante¨¢bamos jugar juntos en el circuito, pero depende ya de lo que digan los capitanes", explica Corretja. "No sabemos qu¨¦ va a ocurrir", tercia Arrese; "pero nos gusta que haya j¨®venes, como Robredo, Nadal o L¨®pez, que se planteen formar parejas estables". Aun as¨ª, el equipo espa?ol depend¨ªa de los individuales. Y Ferrero, nuestro n¨²mero uno, acab¨® cediendo sus puntos en dos batallas maratonianas y est¨¦riles.

"Es cierto que hemos perdido", asume Arrese; "pero creo que el equipo ha dado todo lo que llevaba dentro. Tenemos unos jugadores que son para so?ar. Con ellos y la gente que viene apretando por detr¨¢s, Espa?a puede ganar otra Davis. Para m¨ª, y creo que para el G-3, la experiencia ha sido alucinante. Y me reafirmo en el criterio de que hemos acertado en la mayor parte de nuestras decisiones. Yo no cambiar¨ªa nada. S¨®lo el resultado de la final".