"La lectura es la felicidad de los hombres"
Francisco Porr¨²a (A Coru?a, 1922) ha recibido en la Feria del Libro de Guadalajara el Reconocimiento al M¨¦rito Editorial, un galard¨®n que en anteriores ediciones recay¨® en figuras como Neus Espresate, Antoine Gallimard, Jes¨²s de Polanco, Beatriz de Moura o Jorge Herralde, entre otros. No ha sido f¨¢cil entrevistarlo. "La culpa la tiene lo que aqu¨ª llaman la maldici¨®n de Moctezuma", comenta. "Es una especie de remota venganza de los mexicanos contra los que de alguna manera algo tuvieron que ver en la conquista". Porr¨²a se puso mal¨ªsimo, "por culpa de la comida", ha estado en cama varios d¨ªas, tuvo que retrasar su viaje de regreso.
"Hacia el a?o 1992 me di cuenta de que estaba ya cansado", cuenta, "y de que el trabajo se acumulaba y, sin que hubiera hecho mucha publicidad de mi situaci¨®n, empezaron a lloverme ofertas para que vendiera Minotauro. Las propuestas eran disparatadas. Me ofrecieron pag¨¢rmela, por ejemplo, con un sueldo vitalicio, ?a esta edad! Y ese tipo de cosas me hicieron darme cuenta de que hab¨ªa mucha confusi¨®n en el mundo editorial, muy poca profesionalidad. Falta de amor a los libros, en definitiva".
"Fui un editor metido de cuerpo y alma en mi oficio y nada de lo que pasaba me era ajeno"
"La calidad literaria es esencial. Si existe esa calidad, el libro encontrar¨¢ lectores"
Minotauro fue la editorial que Porr¨²a fund¨® en Buenos Aires en 1954. Antes, entre 1924 y 1940, hab¨ªa vivido en la Patagonia. Se traslad¨® a la capital argentina para estudiar Filosof¨ªa, y empez¨® al mismo tiempo a trabajar como corrector y redactor en imprentas y editoriales. Public¨® su primer libro en 1955: Cr¨®nicas marcianas, de Ray Bradbury, con un pr¨®logo de Borges. Las cartas estaban echadas. Desde ese momento no abandon¨® un oficio, el de editor, del que ahora dice que le ha permitido "llevar la felicidad a los lectores". Un poco m¨¢s adelante, Porr¨²a sentenci¨®: "La lectura es la felicidad de los hombres".
En 1957 fue nombrado asesor de Sudamericana, la editorial de la que se convirti¨® en director literario en 1962. "Trabaj¨¦ con Antonio L¨®pez Llaus¨¢s, que me dio toda la libertad del mundo. Para entonces ya defend¨ªa un ¨²nico criterio: la calidad literaria es esencial. Si existe esa calidad, el libro encontrar¨¢ lectores, ya fueran unos miles o unas decenas de miles. La calidad, adem¨¢s, es la que permite que un libro permanezca".
El nombre de Porr¨²a est¨¢ ¨ªntimamente asociado al boom de la literatura latinoamericana. "Uno de los primeros t¨ªtulos sobre los que deb¨ªa decidir su publicaci¨®n fue Las armas y las letras, de Julio Cort¨¢zar. Sudamericana hab¨ªa publicado ya Bestiario, y no hab¨ªa funcionado muy bien. Pero Cort¨¢zar no era totalmente desconocido y no me cost¨® mucho convencerlos de que hab¨ªa que editar el nuevo t¨ªtulo. As¨ª comenz¨® una gran amistad, pero amistad de verdad, no de cen¨¢culo literario. Luego vinieron Los premios y Rayuela, de la que nunca se ha resaltado suficientemente su condici¨®n absurda y existencial. Ah¨ª est¨¢ toda la rebeld¨ªa de los cronopios, de los hombres libres. Y fue esa actitud de cuestionar las instituciones, las academias, las doctrinas, su af¨¢n de libertad lo que llev¨® a Cort¨¢zar a la lucha pol¨ªtica".
Los recuerdos y las an¨¦cdotas se suceden. "Es verdad que en muchas de las cosas que me han pasado la fortuna tiene un papel importante. Pero, al mismo tiempo, si esa fortuna tuvo lugar se debi¨® tambi¨¦n a la extrema atenci¨®n con la que trabajaba. Era un editor metido en cuerpo y alma en mi oficio y nada de cuanto pasaba entonces me era ajeno". Un d¨ªa tuvo noticias, a trav¨¦s de un libro del chileno Luis Haars sobre el boom, de que exist¨ªa un autor que se llamaba Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
"Le ped¨ª sus libros y le¨ª La mala hora, Los funerales de mam¨¢ grande y esa maravilla que es El coronel no tiene quien le escriba. Y quise contratarle a Garc¨ªa M¨¢rquez esos t¨ªtulos. 'No puede ser', me contest¨® en su carta de respuesta, 'pues los tengo comprometidos con el sello con el que salieron, pero le env¨ªo cuatro cap¨ªtulos de mi nueva novela'. Me gustaron, pero debo decir que aunque no me hubieran gustado Cien a?os de soledad se habr¨ªa publicado. ?C¨®mo no iba a editar la obra de alguien que hab¨ªa escrito El coronel...!".
La novela caus¨® una brutal conmoci¨®n. Garc¨ªa M¨¢rquez era ovacionado, le ped¨ªan aut¨®grafos por las calles de Buenos Aires. Hacia 1972, Sudamericana cambi¨® de gerente y Porr¨²a dej¨® de sentirse c¨®modo. Se fue a un balneario, all¨ª se dedic¨® a traducir, cambi¨® de vida. ?Tradujo mucho? "Unos cuarenta t¨ªtulos a lo largo de mi carrera, un mont¨®n. Minotauro era una editorial totalmente artesanal. Yo contrataba el libro, lo traduc¨ªa, lo correg¨ªa, lo llevaba a la imprenta, segu¨ªa paso a paso el proceso, decid¨ªa las solapas. Firmar encima la traducci¨®n me pareci¨® un exceso, as¨ª que siempre utilic¨¦ seud¨®nimos. Y he sido muy riguroso. He hecho hasta cuatro versiones de Cr¨®nicas marcianas. Hace poco todav¨ªa encontr¨¦ un error...".
Luego vino a Espa?a y trabaj¨® como director editorial en Edhasa, de 1977 a 1992. Contrat¨® la traducci¨®n espa?ola de El se?or de los anillos gracias a que le lleg¨® una carta con el nombre del agente que lo gestionaba en el momento justo. "Lo llam¨¦ de inmediato y me dijo que hac¨ªa diez minutos que le hab¨ªan devuelto los derechos del libro. Lo contrat¨¦. Al d¨ªa siguiente, ya hab¨ªa cola, pero la posibilidad de publicarlo era m¨ªa".
"Este reconocimiento de la feria me ha llegado casi al mismo tiempo en que he vuelto a ponerme a trabajar como editor, despu¨¦s de un tiempo en que parec¨ªa que ya no iba a hacer nada. Pero Aurora Bern¨¢rdez me propuso trabajar en una antolog¨ªa con todos los bestiarios de Cort¨¢zar, no s¨®lo con los cuentos del libro que lleva ese t¨ªtulo. As¨ª que crear¨¦ una editorial para publicarlo y ya tengo otros proyectos. Me queda poco aliento, pero espero que el que deje sea un aliento de larga duraci¨®n. El trato aqu¨ª, de los mexicanos y de la gente de la feria, ha sido exquisito, no deje de decirlo", pide Porr¨²a.
Todav¨ªa hubo tiempo para que dijera que los verdaderos escritores seguir¨¢n publicando buenos libros, a pesar del v¨¦rtigo de n¨²meros y la cantidad de autores que se editan actualmente. Y para que volviera a repetir lo que cont¨® el d¨ªa en que recibi¨® el premio. Que el editor trabaja en solitario y que, de pronto, aparece una gran corriente cargada de pasi¨®n que inunda su despacho y que se lleva los libros para hacerlos llegar a los lectores. Para que sean felices.
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