Un cuento interactivo

Los cuentos del siglo XXI ya no se escriben, se interpretan dentro de videojuegos. En Dark Chronicle, son evidentes las fuertes referencias a los personajes y mundos creados por Charles Dickens y Julio Verne. Desde Jap¨®n, los programadores de Level 5 se han fijado en la literatura infantil europea del siglo XIX para tejer una f¨¢bula mezclando realidad con ciencia ficci¨®n, de la que el usuario no se podr¨¢ separar hasta que descubra el final de la trama. La aventura se desarrolla utilizando las reglas de los juegos de rol, pero acompa?ada con una fuerte dosis de acci¨®n en tiempo real para llamar la atenci¨®n de los muchos aficionados a los juegos de plataformas.

Maximilian, como en el m¨¢s tierno de los cuentos, es un ni?o que debe trabajar en la tienda de reparaciones del se?or Cedric para poder mantenerse ya que su madre muri¨® cuando ¨¦l apenas ten¨ªa uso de raz¨®n. El chaval es un manitas con las herramientas y esto le vendr¨¢ muy bien en el futuro, cuando en lugar de arreglar aspiradoras tenga que combinar distintos objetos para conseguir una potente arma.

Con el tiempo ha conseguido apartar algo de dinero para comprar una entrada para el circo, el espect¨¢culo m¨¢s deseado por cualquier ni?o en una ¨¦poca sin televisi¨®n ni videojuegos. Pero bajo el inocente aspecto de los payasos se esconde una terrible banda encabezada por el jefe de pista, que usa la excusa de llevar el circo a todas las ciudades para buscar una poderosa gema m¨¢gica llamada Griffon. Max no lo sabe, pero la piedra cuelga de su cuello y esto le causar¨¢ muchos problemas.

Tras esta sencilla historia se construye un gui¨®n en el que se ven involucrados dioses y donde, por supuesto, el futuro del mundo est¨¢ amenazado. El usuario toma el control de Max desde el punto de vista de la tercera persona, aunque a veces necesitar¨¢ recurrir a la primera persona para examinar con detalle algunos rincones. Con ¨¦l deber¨¢ recorrer toda la ciudad de Palm Briks en busca de respuestas, pero para ello deber¨¢ pelear. B¨¢sicamente hay que limpiar mazmorras, en el sentido m¨¢s tarantiniano de la palabra. Una mazmorra es un escenario que puede representar unas cloacas, una cueva, un patio, etc¨¦tera, donde hay un n¨²mero determinado de enemigos a los que derrotar. Tras cada baja se consiguen puntos de experiencia y objetos que se deben usar para aumentar la potencia de las armas, su resistencia o la destreza del propio personaje. Las luchas no son f¨¢ciles y hay que dominar bien las t¨¦cnicas de defensa y contraataque. Si bien muchos enemigos no son m¨¢s que peones, otros son capaces de asestar golpes capaces de restar la mitad de la salud del protagonista.

El desarrollo en forma de cap¨ªtulos compuestos por varias aventuras y mazmorras cada uno da, a¨²n m¨¢s, la sensaci¨®n de estar viviendo un relato. Durante todo el juego se presencian secuencias, generadas con el propio motor gr¨¢fico, donde los personajes dialogan entre s¨ª y van desgranando los detalles del argumento. Aunque hablan en ingl¨¦s, est¨¢n subtitulados al castellano, con lo que se pierde inmersi¨®n pero se puede seguir bien el desarrollo de los acontecimientos.

Los edificios victorianos y las calles adoquinadas recrean una ciudad que bien podr¨ªa ser del siglo XIX. Los escenarios tridimensionales tienen un tratamiento de c¨®mic y a los personajes, adem¨¢s, se les ha aplicado el efecto cell shading, que da apariencia de dibujo animado al reseguir los bordes de las figuras en negro. La aparici¨®n del jefe de pista en escena, regordete, con mirada de loco, pintado como un joker sobre un gigantesco artilugio de madera con forma de ara?a, dispuesto a acabar con Max para conseguir el Griffon, recuerda a los mejores pasajes de los cuentos de Verne, cuando enormes monstruos desconocidos pon¨ªan en serios aprietos a los protagonistas.

Los amantes de Dark Cloud, discreta primera parte de la saga, tienen una cita repleta de mejoras en la nueva entrega. Sin embargo, quienes prefieren un desarrollo con mayor libertad de movimientos pueden recriminar a Dark Chronicles de su excesiva linealidad y un abuso de secuencias argumentales.