Bush obedece a la OMC y elimina los aranceles a la importaci¨®n de acero
EE UU da marcha atr¨¢s despu¨¦s de 21 meses para evitar las sanciones comerciales de la UE y Jap¨®n
El presidente de EE UU, George Bush, cedi¨® ayer a la presi¨®n internacional y puso fin a los aranceles que desde marzo de 2002 penalizan a las importaciones de acero procedentes de la UE, Jap¨®n y otros pa¨ªses, con un gravamen de hasta el 30%. Washington acat¨® definitivamente el dictamen de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC), que declar¨® ilegal la subida de tarifas seis d¨ªas antes de que se cumpliera el plazo para que esos pa¨ªses, con el visto bueno de la OMC, pudiesen imponer sanciones comerciales a varios productos de EE UU. A cambio, Bush establece un sistema de licencias que le permitir¨¢ controlar la entrada de acero.
El margen de actuaci¨®n de George Bush era muy limitado y sus argumentos para justificar el arancel se le han ido derrumbando. Si manten¨ªa el sistema para proteger a su obsoleta industria sider¨²rgica, EE UU corr¨ªa el riesgo de enfrentarse a una guerra comercial abierta con Europa y Asia que pod¨ªa acabar pas¨¢ndole factura para su reelecci¨®n en los Estados donde el voto republicano, como en Florida. Si, por el contrario, optaba por desmantelar el arancel, podr¨ªa enfrentarse a un rechazo frontal en los Estados que viven de la siderurgia, donde el voto dem¨®crata tiene m¨¢s adeptos.
La Administraci¨®n estadounidense ten¨ªa la intenci¨®n de dejar el arancel hasta marzo de 2005 y retirarlo despu¨¦s de tres a?os de funcionamiento. Pero el calendario electoral se le ha vuelto en su contra y los asesores aconsejaron hace una semana al presidente Bush que reconsiderara su postura. Despu¨¦s de 21 meses de estar en vigor el arancel, que gravaba el acero con entre un 8% y un 30%, el mercado de los productos sider¨²rgicos en EE UU ya no necesita m¨¢s de esta protecci¨®n y en la Casa Blanca reconocen que el r¨¦gimen le est¨¢ creando m¨¢s problemas al sector manufacturero que soluciones al sider¨²rgico. El propio Bush aseguraba ayer que ya se hab¨ªa dado tiempo suficiente a la industria sider¨²rgica para "ajustarse" a la nueva realidad.
Bush no estaba dispuesto a descuidar a su industria sider¨²rgica. EE UU no tiene excedentes en la producci¨®n de acero, como otros pa¨ªses, y su incapacidad para atender la demanda interna le obliga a mirar m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. El desmantelamiento del arancel podr¨ªa tener como consecuencia inmediata la quiebra de 31 empresas del sector que est¨¢n en situaci¨®n de bancarrota. Se calcula que esto podr¨ªa provocar el despido de 50.000 empleados en Virginia, Pensilvania y Ohio.
Para tranquilizar a las masas con vistas a las presidenciales, Bush present¨® un nuevo sistema de licencias para reducir el impacto del levantamiento del arancel y que tiene como objetivo controlar muy de cerca la evoluci¨®n de los flujos de acero hacia EE UU, de manera que se pueda detectar con rapidez cualquier incremento irregular en las importaciones. Adem¨¢s, se dispone a adoptar de una manera muy agresiva su legislaci¨®n contra la competencia desleal y se quieren relanzar las negociaciones para terminar con los subsidios p¨²blicos y corregir el exceso de capacidad mundial en el sector.
"Mi decisi¨®n se basa en la convicci¨®n de que los consumidores y la econom¨ªa estadounidenses ser¨¢n servidas mejor en un mundo en el que se comercia con libertad y justicia", avanz¨® Bush antes de hacerse oficial el levantamiento del arancel. El martes, George Bush se reuni¨® en la Oficina Oval con el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Comercio (ministro), Don Evans, y el secretario de Comercio, Robert Zoellick, para ultimar los pasos.
Hechos irrefutables
Hay dos hechos irrefutables que explican este cambio: primero, la debilidad creciente del d¨®lar permite que el acero estadounidense sea m¨¢s barato en el mercado internacional, incluso m¨¢s barato que el chino. Segundo, el precio de la materia prima importada se ha encarecido mucho para la industria manufacturera, por el efecto combinado de la fortaleza del euro y el arancel. La industria sider¨²rgica estadounidense produce acero de muy baja calidad y es incapaz de cubrir las necesidades de aceros especiales que demanda su industria manufacturera.
Es aqu¨ª donde se ha centrado el principal punto de fricci¨®n entre el sector sider¨²rgico y la industria manufacturera en EE UU. A lo que se sum¨® las ¨²ltimas semanas el temor de que otros productos "sensibles" para la econom¨ªa estadounidense pudieran verse afectados por la guerra comercial. Bush se tom¨® muy en serio las amenazas sancionadoras de la UE, Jap¨®n y Noruega porque una guerra comercial abierta como la que se le ven¨ªa encima se le pod¨ªa volver en contra y enfadar a los votantes republicanos.
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