"En esta carretera hay curvas peligros¨ªsimas"

Guillermo Hita emplea una hora en llegar desde su chalet, en Arganda del Rey, hasta su trabajo, en la calle de Mar¨ªa de Molina: media hora en llegar a Madrid, y otra media en moverse dentro del embotellamiento de la capital. "Por temporadas cojo el metro, sobre todo cuando tengo mucho que leer", cuenta.

Guillermo se levanta a las siete, desayuna un caf¨¦ y un zumo y se echa a la carretera en su Renault Laguna rojo de ocho a?os de antig¨¹edad. En el trayecto escucha las noticias. "Esta carretera en el verano es un horror porque la coge todo el mundo para irse de vacaciones y no se ocupan de mantenerla", critica. Las l¨ªneas blancas que separan los carriles apenas se distinguen. "Aqu¨ª hace tiempo que no han pasado la brocha", comenta este funcionario del Ministerio de Hacienda, de 37 a?os. "Hay todav¨ªa curvas peligros¨ªsimas que no quitan, pese a que hay terreno de sobra en los m¨¢rgenes para hacerlo", denuncia. M¨¢s problemas: la niebla, los camiones de escombros: "Son muy peligrosos porque se les caen cajas, maderas...". Cosas buenas de la carretera de Valencia: "La iluminaci¨®n no est¨¢ mal".

El pasado mi¨¦rcoles, el tr¨¢fico fue fluido. Apenas hubo retenci¨®n a la altura de Rivas-Vaciamadrid, en la incorporaci¨®n con la M-40 y con la M-30.

El mayor problema fue circular desde casa de Guillermo, en el barrio del Mirador de Arganda, hasta la incorporaci¨®n a la N-III. "Para enlazar desde Arganda hay dos maneras: o atravesar el pol¨ªgono industrial con todo el atasco o retroceder 10 kil¨®metros y salir hacia Morata por una carretera secundaria en mal estado y llena de curvas", se?ala.

A las 8.30, media hora despu¨¦s de haber salido de casa, Guillermo llega a la plaza de Conde de Casal. Desde ah¨ª, otros 30 minutos para alcanzar Mar¨ªa de Molina, donde est¨¢ su trabajo. La ¨²ltima lucha: hallar un hueco libre dentro del aparcamiento que las dependencias ministeriales tienen para sus empleados.