Una exposici¨®n en Metr¨°nom relaciona im¨¢genes y sonidos e indaga en la percepci¨®n por parte del p¨²blico
Si las formas produjesen sonidos, ?c¨®mo sonar¨ªa una manzana? o ?cu¨¢l ser¨ªa la melod¨ªa producida por las figuras que generan las gotas de tinta expandi¨¦ndose en agua? No se trata de preguntas extra¨ªdas de un tratado de filosof¨ªa zen, sino de la reflexi¨®n que subyace bajo la aparente simplicidad de las instalaciones multimedia que Federico Muelas (Madrid, 1974) ha realizado para la exposici¨®n El sonido del sabor a chocolate, abierta hasta el pr¨®ximo 10 de enero en la sala Metr¨°nom de Barcelona.
El visitante tiene la oportunidad de producir sonidos acariciando una manzana de bronce que oculta en su interior sensores de tacto, incinerar un librillo de cerillas proyectado en la pared, encendiendo con una llama real su reproducci¨®n en acero y percibir el sonido que produce el movimiento de unas gotas de tinta expandi¨¦ndose en el agua en la instalaci¨®n audiovisual Dripping Sounds. "La idea es establecer correspondencias entre los mensajes de diversa naturaleza que percibimos con nuestros sentidos y concebir el caos como la imposibilidad de aprehender el orden subyacente de los fen¨®menos naturales", explica Muelas, que vive en Nueva York desde hace ocho a?os.
Su trabajo resulta especialmente interesante porque el artista lleva a cabo todo el proceso de realizaci¨®n de sus piezas, tanto desde el punto de vista escult¨®rico como tecnol¨®gico e inform¨¢tico.
En la sala central, Jos¨¦ Manuel Berenguer presenta Mega kai Mikron, que traducido del griego significa Lo grande y lo peque?o, segunda producci¨®n que Metr¨°nom realiza en colaboraci¨®n con el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), en este caso con el Centro Nacional de Microelectr¨®nica (CNM-CSIC). La instalaci¨®n resulta fascinante tanto desde el punto de vista tecnol¨®gico como desde el resultado est¨¦tico y formal. El visitante tardar¨¢ s¨®lo unos segundos en darse cuenta de las relaciones que existen entre los microchips, los circuitos, las c¨¢maras y los altavoces colocados en una mesa en el centro de la sala, como si se tratara de esculturas en miniatura, y las grandes proyecciones tridimensionales que las rodean. "La obra y su t¨ªtulo surgen de una reflexi¨®n de naturaleza art¨ªstica sobre las aproximaciones cient¨ªficas y filos¨®ficas al concepto de infinito", afirma Berenguer, artista multimedia, profesor de sonido digital y cofundador de la Orquesta del Caos. La instalaci¨®n se articula a partir de unas obleas de silicio en las que han sido grabadas frases microsc¨®picas de varios autores: Novalis, Giordano Bruno y Georg Cantor, entre otros.
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