El estado de la prensa
Una investigaci¨®n de 'Le Monde' toma la temperatura a los peri¨®dicos de todo el mundo
La lucha por la supervivencia no hab¨ªa sido nunca tan dura. La prensa escrita se enfrenta a la feroz competencia de televisiones, radios y, en menor medida, Internet, que le disputan con u?as y dientes el mercado publicitario. La crisis de la publicidad, iniciada en 2000, -y a punto de remontar, seg¨²n los expertos-, ha dado un golpe brutal a los diarios, ya de por s¨ª medios de difusi¨®n minoritaria en muchos pa¨ªses. Espa?a ocupa junto a Italia, Francia y Turqu¨ªa, los puestos m¨¢s bajos en las listas de difusi¨®n media de los diarios en el mundo. El continente asi¨¢tico aparece, por el contrario, como el para¨ªso de la prensa escrita. El caso de Jap¨®n, cinco de cuyos rotativos encabezan la lista de los 25 diarios m¨¢s le¨ªdos del mundo -Yomiuri Shimbun es el triunfador absoluto con una tirada de 14,2 millones de ejemplares diarios-, contrasta con las escu¨¢lidas cifras que arrojan pa¨ªses como Espa?a o Italia.
El caso de Jap¨®n, con cinco diarios entre los 25 m¨¢s vendidos del mundo, es excepcional
En EEUU ha faltado un verdadero debate sobre el papel de la prensa en la guerra
Una gran cabecera, como el alem¨¢n Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), con todo su renombre y su capacidad de influir en la pol¨ªtica nacional, apenas tira 385.000 ejemplares diarios, una cifra rid¨ªcula comparada con los cuatro millones que venden algunos diarios populares alemanes. Y la publicidad se resiente. "Nuestro ¨²ltimo semanal de anuncios breves llevaba 30 p¨¢ginas de publicidad, hace tres a?os ten¨ªa 200", confiesa G¨¹nther Nonnenmacher, uno de los cinco directores de la redacci¨®n de FAZ, a Le Monde.
Los zarpazos de la prensa popular no han desestabilizado a¨²n al gran diario alem¨¢n, pero en el Reino Unido, donde los tabloides en su conjunto tienen 27 millones de lectores, pocas cabeceras de calidad han resistido inc¨®lume esta particular guerra. La presi¨®n es tal que los grandes diarios -The Times y The Guardian, entre ellos- han tenido que adaptar sus formatos, su titulaci¨®n y su concepci¨®n de la primera p¨¢gina para poder hacer frente a la dur¨ªsima competencia.
La evoluci¨®n ha llegado al extremo de que tanto The Independent (el ¨²ltimo de los diarios de calidad llegados al mercado) como The Times han optado por poner a la venta un diario-siam¨¦s editado en formato tabloide para satisfacer las exigencias de muchos commuters, hartos de tener que desplegar en un tren atestado el diario formato s¨¢bana. Gracias a esta f¨®rmula, The Independent ha aumentado sus ventas en 45.000 ejemplares diarios. No ha sido ajena a este fen¨®meno la irrupci¨®n del magnate australiano Rupert Murdoch en el mundo de la comunicaci¨®n brit¨¢nica. Seg¨²n explica en la encuesta de Le Monde Roy Greenslade, profesor de periodismo de la City University de Londres, "Murdoch opina que es el mercado el que decide los contenidos, las normas de buen gusto y las ¨¦ticas, y no los periodistas, que s¨®lo escriben para sus compa?eros".
En manos de Murdoch, The Sun, un tabloide de izquierdas controlado por los sindicatos y permanentemente en n¨²meros rojos, se ha convertido en el primer diario en ventas del Reino Unido, y en un negocio extraordinariamente rentable. Pero no se trata ¨²nicamente de una cuesti¨®n de resultados econ¨®micos. La prensa sufre una verdadera crisis de identidad, quiz¨¢s porque, como explica el soci¨®logo estadounidense Todd Gitlin, "los medios de hoy forman un todo, un torrente donde nos ba?amos todos sin cesar". Y en el que es dif¨ªcil detectar el origen del agua. Las influencias de unos medios sobre otros han dado lugar a un proceso de transformaci¨®n ininterrumpida, cuyo fin ¨²ltimo es, con frecuencia, la conquista de mayores audiencias. La informaci¨®n se sopesa, se transforma, se interpreta y hasta se maquilla para ser consumida por el lector-espectador, como ocurri¨® con la visita rel¨¢mpago del presidente de Estados Unidos a la base a¨¦rea de los marines en Bagdad. La espl¨¦ndida bandeja con pato, uvas y abundante guarnici¨®n que sosten¨ªa Georges W. Bush sin aparente esfuerzo era en realidad de puro pl¨¢stico, seg¨²n se ha visto obligada a reconocer la Casa Blanca. Ya lo dice el afamado dise?ador de publicaciones, Roger Black. "Hay que ser visual y narrativo", sea cual sea el soporte medi¨¢tico que se utilice.
En este mundo "ba?ado o inundado" por los medios de comunicaci¨®n, la encuesta de Le Monde pretende responder a varias preguntas casi existenciales: ?Qu¨¦ es la prensa? ?Pueden las sociedades, sean democr¨¢ticas o no, prescindir de los medios de comunicaci¨®n serios? ?Se puede prescindir de los medios independientes y poderosos cuando nos enfrentamos a potencias todopoderosas? Las respuestas llegan de un variado abanico de peri¨®dicos de todo el planeta, y se resumen en una sola: "La prensa quiere mantener una cierta idea de la democracia, y de la libertad en un mundo tecnol¨®gico y econ¨®mico enteramente renovado".
A veces, como en el caso del diario The Hindu, el m¨¢s prestigioso diario de India, publicado en ingl¨¦s, la idea de una cierta democracia no es compartida por los gobiernos de turno. En noviembre pasado las autoridades de Tamil Nadu (el Estado del sur, donde est¨¢ la sede de The Hindu), molestas por la actitud cr¨ªtica del diario, encarcelaron a tres directores y a dos redactores del mismo. Nada de esto habr¨ªa ocurrido en una sociedad democr¨¢tica occidental, a simple vista el mejor escenario para el desarrollo de la prensa independiente. Y sin embargo, acontecimientos como la guerra de Irak han puesto de relieve la escasa tolerancia general hacia cualquier atisbo de discrepancia. Las dificultades de aceptar una opini¨®n disonante han sido evidentes tanto en los medios estadounidenses (mayoritariamente favorables a la invasi¨®n, al menos al principio), como en los europeos (cr¨ªticos con la intervenci¨®n armada). Seg¨²n Le Monde, es todo un s¨ªntoma de que la prensa afronta en este inicio de tercer milenio tres grandes desaf¨ªos. El primero, de orden ¨¦tico, porque el periodista, obligado a manejar un instrumento que evoluciona a velocidad vertiginosa y a funcionar con extraordinaria celeridad, se arriesga a descuidar su c¨®digo ¨¦tico. El segundo es un reto institucional, y est¨¢ representado por la naturaleza de este cuarto poder, que es la prensa, a menudo incontestado y no sometido a ning¨²n tribunal. El tercero, dice, es un desaf¨ªo econ¨®mico, porque todos los medios de comunicaci¨®n est¨¢n afectados por el desarrollo sin barreras que ha experimentado Internet, convertido en una suerte de sexto medio.
No es casual que se hayan producido este convulso a?o esc¨¢ndalos como el de Jayson Blair, el reportero de The New York Times, despedido por inventar o plagiar sus reportajes, o el sufrido por la BBC, implicada en el caso Kelly, el cient¨ªfico que se suicid¨® despu¨¦s de haberle hecho algunas confidencias arriesgadas a un colaborador del ente p¨²blico brit¨¢nico. Uno y otro suceso han puesto de relieve con angustiosa relevancia los problemas de una profesi¨®n y un negocio que maneja una materia prima a veces explosiva.
Por fortuna para el negocio period¨ªstico no existe un p¨²blico uniforme. Las sociedades de los pa¨ªses ricos ofrecen una multitud de sectores con intereses y demandas completamente diferentes. Esto explica el triunfo mundial incontestable de la agencia Bloomberg, por ejemplo, que factura anualmente unos 2.600 millones de d¨®lares produciendo exclusivamente noticias econ¨®micas de m¨¢xima fiabilidad. Bloomberg, creada en 1981 por el actual alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se ha abierto camino en el mundo entero en estos veinte a?os vendiendo calidad y fiabilidad. Cualidades que hicieron grande tambi¨¦n al diario The New York Times, zarandeado en 2003 por una tormenta interna sin precedentes. Los reportajes -a menudo meros plagios o invenciones- de su reportero Jayson Blair terminaron por cobrarse la cabeza del director de NYT, Howell Raines. Muchos en este templo del periodismo se escandalizaron cuando Allan Siegel, redactor jefe y verdadera autoridad moral en la redacci¨®n del diario, dedic¨® cuatro p¨¢ginas del diario a reconstruir la supercher¨ªa.
La cruda autocr¨ªtica afrontada por el diario ha servido para restablecer su reputaci¨®n e, incluso, le ha permitido remontar sus ventas. Pero, sobre todo, ha puesto en entredicho una cuesti¨®n clave: ?con qu¨¦ esp¨ªritu abordar la informaci¨®n? Para Steve Rendall, animador del FAIR, un organismo de vigilancia de los medios de comunicaci¨®n estadounidenses que funciona desde 1986, lo principal es mantener un saludable escepticismo al abordar cualquier informaci¨®n. "Generalmente los medios se consideran neutrales y objetivos. Oy¨¦ndoles se pensar¨ªa que son cient¨ªficos de la informaci¨®n. Y mucha gente les cree. Para nosotros, en cambio, son parte del problema. Una de sus principales funciones es tranquilizar al mundo de los negocios".
En el tema de la guerra de Irak, Rendall reconoce que, al igual que en la de Vietnam -la prensa estadounidense tard¨® entonces cinco a?os en plantear alguna cr¨ªtica-, ha faltado un verdadero debate al principio de la invasi¨®n. Esta guerra ha dado enormes quebraderos de cabeza a otro coloso de la informaci¨®n, la BBC, que ha dejado de lado su tradicional neutralidad a favor de un cierto compromiso antiinvasi¨®n. Todav¨ªa hoy, el redactor jefe de Internacional de la cadena, John Simpson, se declara convencido en la encuesta de Le Monde de que la cadena ¨¢rabe Al Yazira ha sido "m¨¢s abierta" en su informaci¨®n sobre esta guerra "que la Fox". Simpson considera, sin embargo, que este conflicto ha tenido una cobertura espl¨¦ndida, gracias a la presencia sobre el terreno de muchos periodistas embebidos entre las tropas, y a muchos otros que han seguido la invasi¨®n de forma independiente.
Lo principal es no olvidar que el periodista debe servir a un principio esencial: el de la veracidad. ?ste es el primero de los nueve mandamientos esenciales de la profesi¨®n que figuran en el libro Elementos de Periodismo, publicado por dos veteranos profesionales estadounidenses, Bill Kovach y Tom Rosenstiel, traducido ya a 11 idiomas. El segundo de estos particulares mandamientos se?ala que un periodista debe ser leal, en primer lugar, a los ciudadanos. Bellas palabras que no encuentran f¨¢cil aplicaci¨®n en todas las latitudes. Alejandro Junco, director del grupo de prensa mexicano Reforma, recuerda en la encuesta que en los a?os setenta "los propios periodistas vend¨ªan a¨²n los espacios de publicidad a los anunciantes del sector que estaban encargados de cubrir informativamente". En 1985, "decid¨ª separar definitivamente el sector comercial del period¨ªstico", explica, lo que no le result¨® nada f¨¢cil. Junco reconoce que otra dificultad enorme fue acabar con los dos tipos de periodismo m¨¢s extendidos en M¨¦xico (y en otras latitudes): "El periodismo misionero y el periodismo mercenario".
El grupo Reforma lucha por afirmarse en un pa¨ªs en v¨ªas de desarrollo que prresenta enormes desigualdades. Sus expectativas de futuro son buenas aunque est¨¢n lejos de so?ar siquiera un grado de expansi¨®n como el alcanzado por algunos peri¨®dicos de Asia.
Yomiuri Shimbun, con sus 14 millones de ejemplares de tirada (cuenta con dos ediciones al d¨ªa), es la estrella m¨¢s rutilante del universo medi¨¢tico mundial. Este diario popular y conservador, que est¨¢ a punto de cumplir los 130 a?os de antig¨¹edad, emplea a 2.500 periodistas, admirablemente remunerados (110.000 euros anuales de media), y dispuestos a dedicarse en cuerpo y alma a la empresa. A t¨ªtulo de ejemplo, el horario de Atsuko Kobayashi, una redactora de Sociedad, se prolonga desde las nueve y media de la ma?ana hasta la medianoche. Pero ni siquiera este coloso est¨¢ libre de amenazas. Los peri¨®dicos on line no dejan de ara?arle lectores.
La competencia de Internet es muy inferior en China, donde las reformas que ha afianzado un capitalismo sui generis han permitido el desarrollo de nuevos diarios. La lucha por la supervivencia se mantiene todav¨ªa en un estadio ideol¨®gico. El secreto es no franquear la fina l¨ªnea roja que separa las informaciones inocuas de las pol¨ªticamente sensibles.
La 'guerra' de los diarios gratuitos
Recibidos con hostilidad por los sindicatos en algunos pa¨ªses, como Francia, los diarios gratuitos se han abierto camino en todo el mundo. El pa¨ªs pionero fue Suecia, que vio circular en 1995 el primer ejemplar de este modelo de rotativo. Se trataba de Metro, editado por la sociedad Metro Internacional, que tras conquistar Estocolmo se lanz¨® a la aventura europea. Hoy distribuye Metro en 15 pa¨ªses europeos, sin hacer demasiado caso de los malhumores provocados en la prensa convencional. Pero los diarios gratuitos, que se financian exclusivamente con la publicidad, han tenido que hacer frente a una avalancha emuladora. De ah¨ª que Metro haya rodeado cada uno de sus lanzamientos nacionales del mayor sigilo. Normalmente, al equipo local contratado in situ se le suma un grupo de veteranos llegados de Suecia.
Los pa¨ªses n¨®rdicos son toda una potencia en otra industria directamente ligada a la prensa: la del papel. En este caso, el primado lo ostenta Finlandia, un pa¨ªs de inmensos bosques -dispone de 23 millones de hect¨¢reas de arbolado- que explota esta riqueza dentro de los l¨ªmites de la m¨¢s escrupulosa sostenibilidad, es decir plantando m¨¢s ¨¢rboles de los que se talan. Los dos gigantes de la producci¨®n papelera, Stora Enso y UPM-Kymmene, surgieron en los a?os noventa y dominan hoy pr¨¢cticamente este mercado. Store Enso, en concreto, es el principal productor mundial de papel prensa y de cart¨®n, por delante de la Americain International Paper. Una industria que, contrariamente a lo que podr¨ªa pensarse, tiene asegurado su futuro.
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