La eficaz filosof¨ªa del carnaval
El preparador f¨ªsico italiano del Madrid relaciona el ¨¦xito de Ronaldo con el car¨¢cter de su cultura
El preparador f¨ªsico del Madrid, Walter di Salvo, es el t¨ªpico especialista italiano. Riguroso, culto, entusiasmado con su oficio hasta la obsesi¨®n, acad¨¦mico en sus argumentaciones y muy expresivo. Durante a?os compagin¨® su c¨¢tedra en la Universidad de Roma con su puesto en el Lazio. All¨ª entren¨®, sobre todo, a italianos y argentinos, desde Ver¨®n a Simeone pasando por Mancini, Crespo, Lombardo, Favalli, Pancaro y Nesta. Eran todos gente reconcentrada, de amplio espectro agon¨ªstico, disciplinados, maestros del autocontrol, y, por tanto, como se dice, "profesionales". Hasta hace poco, Di Salvo tuvo ciertas convicciones respecto a la existencia de un arquetipo de jugador que crey¨® universalmente v¨¢lido. Un modelo ideal que m¨¢s o menos se ajustaba a esos "profesionales" con los que hab¨ªa trabajado. Un modelo que no tiene nada que ver con el carioca -el de R¨ªo, no el de San Pablo ni el de Porto Alegre-, quiz¨¢ inspirado en el carnaval y fielmente representado por Ronaldo. Despu¨¦s del partido en el Camp Nou, Walter di Salvo lo dijo con una sonrisa de satisfacci¨®n. Como un cient¨ªfico que descubre una f¨®rmula: "Estoy aprendiendo el valor de otra filosof¨ªa".
El entrenador del Madrid, Carlos Queiroz, que es preparador f¨ªsico titulado, gusta de dirigir ¨¦l mismo algunas sesiones. Durante la gira por Asia, en Hong Kong, se ocup¨® personalmente de un grupo de futbolistas que hab¨ªan jugado pocos minutos y que por ello deb¨ªan entrenarse m¨¢s que el resto. En ese grupo de suplentes, Queiroz meti¨® a Ronaldo para que afinara su forma al ritmo fren¨¦tico que impon¨ªa un circuito de vallas por el que hab¨ªa que pasar saltando y haciendo giros. Eso hicieron Solari, McManaman, Pav¨®n, Portillo... menos Ronaldo. El delantero complet¨® el circuito en ¨²ltimo lugar, lentamente, andando casi y con deje torp¨®n. El ejercicio siguiente fue un rondo en el que los jugadores deb¨ªan pasarse el bal¨®n haciendo tri¨¢ngulos, a un toque. Ronaldo dedic¨® ese espacio a recibir el bal¨®n y golpear con ¨¦l la cara del compa?ero que deb¨ªa recibirlo en el pie. Para terminar, Queiroz impuso una secuencia de jugada-remate. Ronaldo fue el ¨²nico jugador que marc¨® un gol en todos los recorridos y cada vez que lo hizo, lo hizo con magia. Luego repartieron botellas de agua entre todos y Ronaldo estuvo escupiendo chorros a la cara de sus compa?eros y masajistas, ayud¨¢ndose del hueco entre sus incisivos para apuntar bien. Nadie disfrut¨® m¨¢s de la sesi¨®n que Ronaldo, pero pocos preparadores nacidos fuera de R¨ªo de Janeiro habr¨ªan pensado que serv¨ªa de algo.
Suele decir Florentino P¨¦rez, presidente del Real Madrid y de la constructora ACS, que contrat¨® a Ronaldo porque en lugar de atender a consideraciones psicol¨®gicas, m¨¦dicas y t¨¦cnicas, hizo caso a las m¨¢ximas que alumbran su gesti¨®n: "Yo no soy un creador; yo hago lo m¨¢s sencillo (...) Las cosas que tienen ¨¦xito son las m¨¢s simples (...) Y es que lo que no es normal no puede ser normal".
Apoyado en estos principios decidi¨®, sin temor al fracaso. Sin dudar: fich¨® a Ronaldo porque sencillamente "es el mejor delantero del mundo". ?Era relevante que en los tres a?os anteriores casi no jugara? ?Importaba que estuviera, para algunos m¨¦dicos, perdido para la alta competici¨®n? ?Supon¨ªa un contratiempo su fama de veleidoso y poco profesional? P¨¦rez consider¨® que no.
Al principio, Ronaldo fue recibido con desconfianza. En el vestuario madridista, con algunas excepciones como la de Roberto Carlos, eran pocos los jugadores de talante juguet¨®n. Ronaldo, adem¨¢s, era abiertamente noct¨¢mbulo, adoraba las fiestas, la m¨²sica, la vida social permanente. Y eso, para gente como Hierro o Di Salvo, resultaba hasta cierto punto ajeno al profesionalismo.
Ronaldo supo que deb¨ªa instalarse en un territorio extra?o, pero nunca hizo nada por cambiar de h¨¢bitos. Despu¨¦s de todo, si alguna conclusi¨®n hab¨ªa sacado en sus a?os de carrera era que la posibilidad de jugar al f¨²tbol deb¨ªa ser obligatoriamente motivo de felicidad y agradecimiento. La rotura del tend¨®n rotuliano derecho le hizo sentir lo que experimentan los lisiados siendo todav¨ªa una estrella. Cuando fich¨® por el Madrid repet¨ªa: "Yo llegu¨¦ a pensar que nunca en mi vida iba a poder caminar como una persona normal. Y ahora que he ganado una Copa del Mundo y juego en el Madrid... veo todo de otra manera".
En lo que va de a?o Ronaldo ha marcado 31 goles en la Liga, 12 en la actual temporada. Ni sus compa?eros ni los aficionados dudan de que sea la base del liderazgo del Madrid. Todos coinciden en que es un genio y algunos han dejado de cuestionar la poca ortodoxia de sus m¨¦todos. Si el a?o pasado el t¨¦cnico madridista, Vicente del Bosque, opinaba que "lo importante" para que rindiera era que Ronaldo "sea feliz", ahora Queiroz y Di Salvo han llegado a la misma conclusi¨®n. Por eso suprimieron su idea inicial de restaurar las concentraciones en las noches previas a los partidos en el Bernab¨¦u. Y por eso ya no se quedan perplejos cada vez que Ronaldo se niega a pasar por la b¨¢scula -seg¨²n su costumbre- o leen en los peri¨®dicos algo que, supon¨ªan, iba contra "las leyes del f¨²tbol", como anunciar los goles que piensa marcar. Cambiar eso, piensan, ser¨ªa arruinar un talento.
Como dice Di Salvo: "La suya es una filosof¨ªa tan profesional como la europea".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.