20 a?os de fr¨¢gil democracia argentina
La lucha contra la pobreza es el mayor desaf¨ªo cuando se cumplen dos d¨¦cadas desde el final de la dictadura
Argentina cumple el mi¨¦rcoles dos d¨¦cadas de democracia desde aquel 10 de diciembre de 1983 en que Ra¨²l Alfons¨ªn recib¨ªa de manos del general Reinaldo Bignone la banda presidencial que le consagraba como presidente constitucional. Cuatro d¨ªas antes se hab¨ªa dado a conocer el acta de disoluci¨®n de la Junta Militar que formalizaba el fin del Proceso de Reorganizaci¨®n Nacional, eufemismo utilizado por la dictadura para referirse al r¨¦gimen que ensangrent¨® Argentina durante siete a?os. El peronismo, que hab¨ªa dominado casi 40 a?os el escenario pol¨ªtico, encajaba la primera derrota electoral frente a la Uni¨®n C¨ªvica Radical (UCR).
El Gobierno democr¨¢tico afrontaba varias cuestiones pendientes. De todas ellas, la que despunt¨® como el mayor factor de perturbaci¨®n fue la cuesti¨®n militar. Entre abril de 1987 y diciembre de 1988 se produjeron tres asonadas que pusieron en peligro la estabilidad institucional. Los levantamientos sucesivos de los carapintada permitieron comprobar que el Gobierno de Alfons¨ªn no contaba con fuerzas leales capaces de reprimir la acci¨®n de grupos golpistas.
En estos 20 a?os, m¨¢s de 2.000 funcionarios han estado implicados en casos de corrupci¨®n
El acoso de los uniformados ten¨ªa que ver, sin duda, con el juicio que se inici¨® el 22 de abril de 1985 a los integrantes de las tres primeras juntas militares que gobernaron Argentina desde 1976. M¨¢s all¨¢ de las sentencias que dictaron los jueces, era la primera vez que un Gobierno democr¨¢tico sentaba en el banquillo a una serie de jefes y oficiales acusados de graves violaciones de derechos humanos. La imagen de genocidas como el general Jorge Videla o el almirante Eduardo Massera escuchando impert¨¦rritos la condena a cadena perpetua quedar¨¢ para la historia. Pero la verdad es que muchos argentinos se sintieron profundamente burlados y estafados cuando el mismo Gobierno que promovi¨® el juicio a las juntas aprob¨® m¨¢s tarde las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. El castigo quedaba reducido al nivel de las c¨²pulas militares pero exoneraba a quienes aplicaron las ¨®rdenes. La guinda de la impunidad a los cr¨ªmenes cometidos durante la dictadura la puso el Gobierno del peronista Carlos Menem, que en nombre de la reconciliaci¨®n nacional dict¨® una amnist¨ªa para los militares y cabecillas guerrilleros que hab¨ªan sido condenados.
Han transcurrido 20 a?os y se dir¨ªa que una gran parte de los argentinos prefiere no recordar. Es com¨²n el comentario de que hay que pasar aquella maldita p¨¢gina de la historia y mirar hacia el futuro. Pero el pasado es todav¨ªa una losa sobre la sociedad, que no es capaz de ponerse de acuerdo ni sobre el n¨²mero de las v¨ªctimas. Mientras la Comisi¨®n Nacional sobre la Desaparici¨®n de Personas (Conadep) tiene cuantificados 9.000 desaparecidos con nombre y apellido, otras organizaciones elevan la cifra hasta 30.000. Contra los intentos de imponer la amnesia colectiva persiste la lucha de las abuelas, las madres y los hijos de las v¨ªctimas, que ha permitido recuperar la identidad de un buen n¨²mero de j¨®venes que nacieron en cautividad y fueron apropiados por los asesinos de sus padres.
Argentina recuper¨® la democracia, pero las consecuencias de la dictadura se hicieron sentir con fuerza. Alfons¨ªn no fue capaz de controlar la inflaci¨®n y finalmente, a mediados de 1989 -meses antes de concluir su mandato-, entreg¨® la presidencia a Carlos Menem. La estabilizaci¨®n econ¨®mica, con el plan de convertibilidad que fij¨® la paridad entre el peso y el d¨®lar y la privatizaci¨®n de las empresas de servicios p¨²blicos, marcaron los primeros a?os del nuevo Gobierno. Los organismos financieros internacionales aplaudieron los resultados de la pol¨ªtica econ¨®mica de Menem, que fue presentado como un modelo a imitar en la regi¨®n.
Creci¨® la econom¨ªa pero tambi¨¦n la exclusi¨®n social. El pa¨ªs no era tan rico como hab¨ªa hecho creer el Gobierno y la paridad entre el peso y el d¨®lar era insostenible. Una prolongada recesi¨®n a finales de los a?os noventa sumergi¨® en la pobreza a amplios sectores de la poblaci¨®n -54,7% en mayo pasado-. El corralito y la p¨¦rdida de los ahorros de decenas de miles de argentinos, el estallido social, la ca¨ªda del Gobierno de Fernando de la R¨²a, la suspensi¨®n de pagos de la deuda externa, los cinco presidentes en una semana y la devaluaci¨®n del peso fueron los ingredientes de un torbellino que dej¨® al pa¨ªs patas arriba.
Nada ocurri¨® por casualidad. Argentina lleg¨® adonde lleg¨® porque, entre otras razones, en estos 20 a?os de democracia m¨¢s de 2.000 funcionarios estuvieron implicados en casos de corrupci¨®n, y porque el pa¨ªs soport¨® esc¨¢ndalos monumentales que implicaron a todas las instituciones, incluido el Ej¨¦rcito, que particip¨® en el contrabando de armas a naciones en guerra. El Estado qued¨® seriamente debilitado en el terreno econ¨®mico y pol¨ªtico y la impunidad se convirti¨® en moneda com¨²n. La justicia ha brillado por su ausencia y los argentinos siguen sin saber, por ejemplo, qui¨¦n orden¨® los atentados contra la Embajada de Israel y la asociaci¨®n israel¨ª AMIA.
No sorprende, pues, que los argentinos conf¨ªen poco en sus instituciones, salvo en la Presidencia de la Rep¨²blica, cuyo amplio respaldo (71%) tiene que ver con la popularidad de N¨¦stor Kirchner. La encuesta anual de Latinobar¨®metro 2003 sobre la democracia y la econom¨ªa en Argentina es concluyente al respecto: s¨®lo el 8% de los ciudadanos conf¨ªa en los partidos pol¨ªticos, el 14% en el Parlamento, el 16% en el Poder Judicial y el 22% en la polic¨ªa. Curiosamente, las Fuerzas Armadas gozan de un grado de confianza muy superior al de los partidos pol¨ªticos (27%). El alto ¨ªndice de aprobaci¨®n que conserva el presidente, seis meses despu¨¦s de su elecci¨®n, "es un arma de doble filo", opinan los responsables de Latinobar¨®metro, porque es una muestra del mal funcionamiento del resto de las instituciones que percibe la poblaci¨®n. "Un sistema no puede funcionar si no hay diversos actores que cumplen bien su funci¨®n", a?aden.
Cuesta entender el comportamiento de los argentinos que exhiben un alto grado de desconfianza hacia los partidos y las instituciones, y que hace apenas un a?o ped¨ªan a gritos que se fueran todos los pol¨ªticos. En 20 de las 24 elecciones celebradas desde el pasado mayo en las distintas provincias del pa¨ªs gan¨® el oficialismo local. Muchos de los representantes de la vieja pol¨ªtica estar¨¢n de vuelta en el nuevo Parlamento que se constituir¨¢ oficialmente el mi¨¦rcoles pr¨®ximo.
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