El Celta resucita a tiempo
El cuadro vigu¨¦s logra una hist¨®rica clasificaci¨®n ante un Milan de circunstancias que se mostr¨® relajado en defensa
Maldini, Shevchenko, Nesta, Dida, Pirlo, Caf¨² y Pancaro dorm¨ªan en un hotel japon¨¦s, a la espera de la final de la Copa Intercontinental del pr¨®ximo domingo, e Inzaghi reposaba en tribuna: el Milan, ya clasificado como primero de grupo, recibi¨® al Celta con un equipo in¨¦dito, apa?ado con lo que hab¨ªa. El Celta, obligado a ganar, llegaba con referencias muy dudosas y sin Mostovoi, su principal referente. Y, sin embargo, hubo un derroche de f¨²tbol. Carlo Ancelotti hab¨ªa jurado, ante las suspicacias del Ajax y el Brujas, que los suyos dar¨ªan la talla, y m¨¢s o menos la dieron, durante un rato. Los Milosevic, Juanfran y Jesuli hicieron mucho m¨¢s que eso y acabaron bailando, dando lecciones de contragolpe y disfrutando de la clasificaci¨®n para los octavos de la Champions.
MILAN 1 - CELTA 2
Milan: Abbiati; Simic, Laursen, Costacurta (Abate, m. 68), Kaladze; Brocchi, Redondo, Seedorf (Rui Costa, m. 46), Serginho; Kak¨¢ (Tomasson, m. 46) y Borriello.
Celta: Cavallero; ?ngel, C¨¢ceres, Berizzo, Sylvinho; Jesuli, Luccin, Jos¨¦ Ignacio (Giovanella, m. 80 ) Juanfran; G. L¨®pez (Contreras, m. 87); y Milosevic (Catanha, m. 84 ).
Goles: 1-0. M. 40. Kak¨¢, por la escuadra.
1-1. M. 42. Jesuli, de un zurdazo a media altura.
1-2. M. 70. Jos¨¦ Ignacio da una patada al aire en el ¨¢rea peque?a, pero vuelve a rematar ante la pasividad de la zaga milanesa.
?rbitro: Kyros Vassaras (Grecia). Amonest¨® a Jos¨¦ Ignacio, Juanfran, Berizzo, Giovanella y Brocchi.
Unos 55.000 espectadores en San Siro.
El Celta tard¨® en jugar. Sali¨® recogido y cauteloso y dej¨® trabajar al Milan. Redondo y Seedorf se quedaron con el bal¨®n y Kak¨¢, la ¨²ltima joya llegada al calcio, se qued¨® con los espacios, mientras los de Lotina ejerc¨ªan la virtud de la paciencia y, en alg¨²n pasaje, el pecado de la pereza. La falsa defensa de cinco, con Juanfran haciendo viajes por la izquierda, se empantanaba en cuanto Kak¨¢ o Serginho buscaban el flanco.
El Milan de verdad habr¨ªa hecho mucho da?o a ese Celta que esperaba; el de ayer ofreci¨® un disparo de Seedorf, un tiro de falta de Serginho a la cruceta, un dominio aparentemente relajado y, finalmente, un instante de puro Kak¨¢: un disparo desde el borde del ¨¢rea que entr¨® por la escuadra y dej¨® la porter¨ªa temblando y a Cavallero pregunt¨¢ndose d¨®nde estaba.
El gui¨®n dec¨ªa que el Celta estaba condenado a cambiar, a lanzarse adelante y a sufrir. Esto ¨²ltimo no le hizo falta. Jesuli empat¨® en un par de minutos, con un gol no menos hermoso que el de Kak¨¢. Ambos equipos fueron al descanso conscientes de dos cosas: una, que la defensa del Milan no era la de Maldini y Nesta, sino la del joven Laursen y el viejo Costacurta; la otra, que el Celta no era la formaci¨®n melanc¨®lica que malvive en la Liga.
Carlo Ancelotti hab¨ªa prometido echar el resto con lo que ten¨ªa. Minti¨® como un bellaco. Retir¨® a Kak¨¢, pensando en la final de Yokohama, y sac¨® a Rui Costa, un hombre que este a?o tiene m¨¢s talento que piernas. Tambi¨¦n reserv¨® a Seedorf, otro que sin duda pisar¨¢ el verde japon¨¦s, y ech¨® mano de Tomasson como auxilio en punta del err¨¢tico Borriello. El centro del campo milan¨¦s dej¨® de respirar. Y el Celta se qued¨® con todo: el bal¨®n, los espacios y el esp¨ªritu.
Berizzo y C¨¢ceres se bastaban para administrar una retaguardia mucho m¨¢s tranquila que en la primera mitad. Por delante, Jesuli, sensacional, y Milosevic, que recordaba al de las mejores ¨¦pocas, descubr¨ªan tantos huecos que no sab¨ªan por d¨®nde entrar y erraban por exceso de tentaciones. A esas alturas, Juanfran pod¨ªa permitirse cualquier efervescencia por la banda y acarreaba balones de forma incesante.
El absentismo defensivo milan¨¦s permiti¨® que Milosevic desperdiciara un par de ocasiones y que Jos¨¦ Ignacio marcara un gol por cap¨ªtulos: primero se qued¨® solo en el ¨¢rea peque?a, recibi¨® defectuosamente el bal¨®n, err¨® el primer intento de remate, se recompuso, dej¨® que el bal¨®n le cayera de nuevo a los pies, mir¨® y empuj¨® el bal¨®n.
A partir de ah¨ª, el Celta lo fue todo y el Milan no fue nada. Los rojinegros aceptaron que para el contrario ganar era cuesti¨®n de vida o muerte y para ellos, en cambio, era s¨®lo cuesti¨®n de salvar la cara a su t¨¦cnico y quedar bien ante los colegas del Ajax. Los cambios de Ancelotti desequilibraron a¨²n m¨¢s a un Milan que apenas era capaz de ir adelante, torpe en las ¨¢reas y ausente en la mitad. El Celta pudo marcharse del Meazza con un resultado para los libros de historia. El que se llev¨® le bast¨® para seguir adelante con todo merecimiento, y para avergonzar a Ancelotti y a sus suplentes.
![Los jugadores del Celta, con Milosevic saltando sobre el resto, celebran el triunfo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2AS4JJYUTD5IYIDO7AFWPCLY4Y.jpg?auth=508004484890ecfd73346925b6e6c8faee37f0af87f8cc8b2bd150f1148cb32f&width=414)
![Juanfran y Brocchi se disputan el bal¨®n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QX5Q26USN3S2PHOXIE4O77C5QI.jpg?auth=4fc23e8c039405369e5f1cfc504b3b90a7584d3e03c90cc6b17477142c776cc9&width=414)
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