El Mes¨ªas prometido

Todos los a?os por estas fechas se anuncian muchos Mes¨ªas -de H?ndel, claro-. Pero la mayor¨ªa resulta ser falsa de toda falsedad y a veces ni uno solo se asemeja al Mes¨ªas prometido, al esperado, al que nos haga ver que esa m¨²sica, escuchada tantas veces, encierra el genio de su autor concentrado en un par de horas y, bien hecho, nos redime de muchas de nuestras culpas filarm¨®nicas. Hay veces que nos quedamos cerca, que parece que por fin se cumplir¨¢ el advenimiento, y nada. Pero el jueves, s¨ª. El jueves en Madrid tocamos el cielo con las manos, metimos el dedo en la m¨²sica, vimos para creer y escuchamos para gozar. Algo debi¨® de intuir el aficionado, de ordinario un poco remiso con este ciclo de los Conciertos de la Tradici¨®n, pero que esta vez debi¨® de olerse lo que se coc¨ªa y casi llen¨® el Auditorio.

Las voces solistas cumplieron sin problemas. Fue una l¨¢stima la sustituci¨®n de esa gran promesa que es Carolyn Sampson por la siempre segura Linda Russell y su voz algo ani?ada. Thomas Randle suple cierta falta de volumen con una l¨ªnea muy musical, como Jonathan Gunthorpe. Robin Blaze es, simplemente, un gran contratenor, uno de los mejores, de los de voz m¨¢s hermosa y estilo m¨¢s exacto. A todos los dirigi¨® Christophers con esa forma tan suya de moverse entre sus m¨²sicos y, sobre todo, con ese sentido h?ndeliano que hace que el compositor germano-brit¨¢nico se nos presente bajo una luz distinta, desde la naturalidad y hacia la trascendencia, con claridad bien fundada. Est¨¢, sin duda, en su mejor momento el director de Kent. Ser¨¢ porque este mismo mes -el d¨ªa 26- cumple los cincuenta. Felicidades, muchas gracias y vuelva usted cuando quiera.